Francisco Aular
MIÉRCOLES, 16 de mayo de 2018
Lectura devocional: Apocalipsis
12:1-6
Entonces fui
testigo de un suceso de gran importancia en el cielo. Vi a una mujer vestida
del sol, con la luna debajo de los pies y una corona de doce estrellas sobre la
cabeza. Estaba embarazada y gritaba a causa de los dolores de parto y de la
agonía de dar a luz. Apocalipsis 12:1,2 (NTV)
¿Por qué
sigo amando a Israel? Porque Dios está
obrando, delante de todos nosotros, reuniendo a su pueblo antes esparcido por
todo el mundo para cumplir su Palabra profética. ¡Israel tendrá un final
glorioso hacia el final de la historia!: “En aquel día yo convertiré a
Jerusalén en una roca inamovible.” (Zacarías 12:3 NTV). Israel y Jerusalén hoy y
en futuro muy próximo, ¡son inamovibles! Son muy pesados de mover a pesar de
estar rodeados de enemigos que quieren “borrarlos del mapa”. Sin embargo, no
podrán. Como lo afirma, el doctor ED Dobson, gran especialista en las profecías
bíblicas: “La existencia del Estado de Israel junta la profecía bíblica con la
historia moderna, como no se había visto desde los tiempos del Nuevo
Testamento. La reunión de los judíos en Israel y su existencia como nación es
el evento profético más importante desde que JESÚS ascendió al cielo” (The End,
Zondervan Publishin House, 1997, p.44). ¡Maravilloso porque le llevo a Israel y
su glorioso retorno como nación moderna, solamente tres años! ¡He sido testigo
del cumplimiento de estas profecías y por eso, amo a Israel! He
visto y seguido la lucha de Israel conscientemente desde 1967, desde la Guerra
de los Seis Días, la cual seguí por radio y la prensa. ¡El triunfo de Israel es
mi triunfo! He visto el asombroso cumplimiento de la profecía del profeta,
cuando anunció: “Los
plantaré firmemente allí en su propia tierra. Nunca más serán desarraigados de
la tierra que yo les di”, dice el SEÑOR tu Dios.” (Amós 9:15 NTV). En efecto,
como lo dijo Zacarías 12:3 “Todas las naciones se reunirán en contra de ella
para tratar de moverla, pero sólo se herirán a sí mismas.” ¡Y por lo tanto,
será mejor que no se metan ni con los judíos ni tampoco con nosotros la
iglesia, porque somos uno!: “No ofendan a los judíos ni a los gentiles ni
a la iglesia de Dios.” (1 Corintios 10:32 NTV).
¿Por qué sigo amando a Israel?
Veamos: nuestro pasaje de hoy, nos hace preguntar ¿Quién es esta maravillosa
mujer en el cielo? Comienzo por decirle quien no es. No es la virgen María.
Ciertamente María dio a luz a JESÚS y por ella es “bendita entre todas las
mujeres”, pero una buena exégesis de este pasaje bíblico, y a la luz de toda la
revelación divina, no la describen a ella. Tampoco es la iglesia. Si fuese así,
la mujer da a luz a JESÚS; por el contrario, JESÚS dio a luz a la iglesia. Por
lo tanto, no es la iglesia. Nos queda solamente una verdad, respaldada por una
sana interpretación y de acuerdo a las reglas hermenéuticas: La mujer es
Israel.
En efecto, JESÚS vino de la nación
de Israel. Israel es la “mujer encinta con dolores de parto” El sufrimiento ha
sido una constante de Israel desde su nacimiento como nación: “Como la mujer
encinta se retuerce y grita de dolor mientras da a luz, así estábamos en tu
presencia, SEÑOR. También nosotros
nos retorcemos de agonía, pero nuestros sufrimientos no resultan en nada.
No le hemos dado salvación a la tierra, ni le trajimos vida al mundo.”
(Isaías 26:17,18 NTV). Sin embargo, Apocalipsis 12: 2, describe el nacimiento
del Mesías a través del remanente fiel de Israel. Ciertamente, con Juan podemos
afirmar: “Aquel que es la luz verdadera, quien da luz a todos, venía al mundo.
Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció. Vino a
los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que
creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de
Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de
la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene
de Dios.” (Juan 1:9-13 NTV). De esta manera, Dios nos trajo al Mesías a través
de su pueblo escogido, por todo esto: sigo amando a Israel.
¿Por qué sigo amando a Israel? Un
último pensamiento, los días que vivimos son días peligrosos, estamos
regresando al nazimos y su odio a los judíos. ¿Qué estamos haciendo los
cristianos nacidos de nuevo por Israel?: “Oren por la paz de Jerusalén; que
todos los que aman a esta ciudad prosperen”. En Israel hoy, tanto los
israelitas como los palestinos, viven. Oremos por ellos, especialmente los
cristianos que esperan y anhelan el cumplimiento final de las profecías.
Mientras tanto, me viene a la mente, el poema del pastor protestante Martin
Niemüller, -aunque él, sí protestó y estuvo en un campo de concentración-, por
asumir una actitud valiente contra aquella nefasta dictadura de Hitler, escibió
un poema que dice:
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije
nada porque yo no era comunista.
Luego
vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego
vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego
vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego
vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada.
¡Que mi silencio no sea cómplice cuando vea la
injusticia hacia mi prójimo!
Lo siento
mucho, no guardaré silencio frente a los enemigos de Israel. Y seguiré dando
las razones aunque nadie me lo pregunte, sobre: ¿Por qué sigo amando a Israel?
Oración:
SEÑOR de los
ejércitos celestiales, aquí estoy frente a tu gracia al contarme por fiel y
ponerme en la posición de ser tu hijo. No me elegiste por ser lo
suficientemente bueno, sino porque en JESÚS, la justicia y la misericordia se
besaron. Ayúdame a proclamar mi amor por lo que tú amas, y rechazar lo que tú,
rechazas. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
La reunión de los judíos en Israel
y su existencia como nación es el evento profético más importante desde que
JESÚS ascendió al cielo.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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