Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Josué 24: 13-28
Pero si a ustedes les parece mal servir
al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que
sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los
amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo
serviremos al SEÑOR. Josué 24:15 (NVI)
Josué el gran
libertador judío sucesor de Moisés fue uno de esos seres humanos de excepción
que encontramos en la Biblia. Durante 40 años sirvió al lado de Moisés al
pueblo judío, su lealtad, su valentía y su fe inquebrantable en Dios, le
ganaron el título de general en jefe de los ejércitos de Israel. Tenía ya 110
años, cuando se presenta delante del pueblo de Dios para despedirse. Pienso que
Josué pudo haber dicho muchas cosas aquel día pero su consejo final, sirvió
para que el pueblo de Israel, se definiera frente al Señor e igualmente frente
a la familia.
En los escritos
del Nuevo Testamento, familia e iglesia van juntas. Ambas instituciones creadas
por Dios, ambas lo representan: La iglesia es la familia grande, la familia
espiritual que Dios está haciendo para que vivamos con Él para siempre al final
de la historia: “Por lo tanto,
ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y
miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19 NVI). Igualmente, la familia es
la “iglesia en miniatura”, lo entendemos mejor cuando Pablo escribe: “Y a la
amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia
que está en tu casa” (Filemón 1:2). En el magnifico tratado sobre las
relaciones humanas de los cristianos nacidos de nuevo, que es la carta de Pablo
a los efesios nos revela que el matrimonio y la familia son símbolos del amor y
sacrificio de JESÚS por Su Iglesia:
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el
marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual
es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a
Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a
sí mismo por ella” (Efesios 5:22-25
RV60).
En efecto, la familia es imagen de Dios
porque Él es amor y vida. Me sorprende ver esta verdad en toda la Biblia, si
queremos conocer a Dios, debemos buscarlo primero en nuestra familia ¿Por qué
no ver a Dios en el papá, en la mamá y en los hijos, en una familia cristiana?
Eso haría muy sencillo que los que no conocen a Dios, lo empiecen a ver en
nosotros. En cuanto a esto, todavía podemos aprender mucho de los judíos. Muy cerca
de nuestra casa queda una sinagoga judía, ellos van caminando todos los días en
que tienen sus reuniones religiosas, he visto a los hombres caminar delante con
sus hijos varones y más atrás la mujer con sus niñas. Entre esta religión
milenaria, el padre es la imagen de Dios, cabeza de la familia, por lo tanto,
desde hace más de tres milenios, sus familias tienen lazos casi
indestructibles. Hasta hoy en día -en que aún entre los cristianos nacidos de
nuevo- el divorcio se ha incrementado; no así entre los judíos que han
enfrentado crisis de todo tipo en su andar por el mundo, aún así, la familia es
lo que se dice de ella: “La familia que ora unida, permanece unida”.
Lamentablemente, en nuestra cultura
hispana el hombre no le da importancia ni a la Biblia, ni a la fe. Prefiere sus
domingos de deporte con sus amigos que ir con toda su familia, siendo él, ejemplo
a los servicios de su iglesia. La verdad otra vez ¡doy gracias al Señor por la
gran participación de la mujer en la vida de la iglesia en nuestra cultura! ¿Qué
haríamos sin ellas? Sin embargo, la voluntad de Dios es que el hombre sea su
representación en la familia, cabeza del hogar. No es asunto de discrimación,
sino de orden para la familia, la sociedad y la nación. ¡Hogares firmes darán
firmeza a toda la nación! Por eso alguien dijo: “Si la familia está perdida,
todo está perdido.” ¡Cuidemos a nuestra familia! Y digamos como Josué:“Mi familia y yo serviremos al SEÑOR.”
Oración:
Padre eterno:
Amado Señor, gracias por crear y fortalecer con tu
Palabra a la familia a través de los siglos. Este tema toca la sensibilidad de
todos nosotros porque todos hemos nacido en una familia y tenemos una familia.
Ayúdanos a cumplir nuestra misión histórica. En el Nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El amor supremo por la
familia, nos lleva a conducirla con las enseñanzas y valores de la Palabra de
Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
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