Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Salmo 127
Si el Señor no construye la casa,
el trabajo de los
constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor no protege la ciudad,
protegerla con guardias
no sirve para nada. Salmo 127:1 (NTV)
Otra vez, vengo con mi corazón lleno de gratitud al SEÑOR por habernos
dejado las Sagradas Escrituras y en ellas encontrar la sabiduría divina que ha
resistido la prueba y sinsabores de los tiempos. En efecto, los salmos 127 y
128, descubrimos que toda familia pasa por cuatro grandes momentos o etapas: La
familia en su fundación; la familia y sus hijos: la familia y el cumplimiento
de su propósito; la familia y el nido vacío. No dudo que en todo este proceso,
las tormentas de la vida, vengan con todo su ímpetu contra la primera
institución creada por Dios. Sin embargo, el Creador de la familia, si lo
buscamos como lo aconseja la Biblia, va con nosotros. Al fin y al cabo, Él creó
la familia, Él sabe como llevarla hasta el final: “El temor del Señor es la
base del verdadero conocimiento, pero los necios desprecian la sabiduría y la
disciplina.” (Proverbios 1:7; NTV). ¡Cuida tu hogar y tu familia!
La Biblia es en realidad un libro para toda la
familia que comienza con la razón fundamental que Dios tuvo en Su mente al
crearla: “Esto explica por qué el
hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se
convierten en uno solo.” (Génesis 2:24 NTV). Siglos después, JESÚS, enseñó: “Como
ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.” (Mateo 19:6
NTV) ¡Todo matrimonio, todo hogar y toda familia es el milagro de Dios en unir
a dos seres distintos en un solo ser! ¡Dos voluntades que sometiéndose a Dios,
llegan a ser una sola voluntad! ¡Este es el primer gran momento de una familia
y eso hay que celebrarlo! El amarse el uno al otro es algo personal pero el
matrimonio es un proyecto colectivo que beneficiará a la sociedad. Por todo
esto, el matrimonio bíblico, entre un hombre y una mujer, es siempre una
ocasión feliz para resaltar lo que dice la Palabra del salmista: “Si el Señor no construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si el Señor
no protege la ciudad,
protegerla con guardias
no sirve para nada. Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por
conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus amados.” (Salmo 127:1,2 NTV).
¡Ningún esfuerzo humano puede superar, lo que el
Creador de la familia, está dispuesto a hacer y ha hecho, desde el principio de
la historia de la humanidad¡ El matrimonio o la familia es como una pequeña
ciudad, el salmista tiene en mente las ciudades de su época en que primero se
construían los muros para protegerla y mantener fuera a los enemigos. Luego una
vez terminados los muros, se entregaba al SEÑOR el cuidado de la ciudad, y se
colocaban guardias en las cumbres de los muros para evitar la sorpresa de un
ataque.
Un hombre y una mujer comienzan bien su empresa
matrimonial cuando el fundamento del hogar es la obediencia a la Palabra de
Dios, hacen la decisión radical de servirle a Dios como familia, pase lo que
pase. “Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor.” (Josué
24:15 NTV).
Si vas a comenzar un hogar, una familia y tienes
en mente dedicarlo para la gloria de Dios, ¡ese es un hermoso proyecto al cual
me uno de todo corazón! Ahora bien, si has tenido un hogar separado de la
Palabra de Dios, nunca es tarde cuando hacemos a JESÚS el invitado de honor en
nuestro hogar. Pongan a Dios en la prioridad más y elevada y Él hará maravillas
con ustedes y su familia.
Siempre que voy a comenzar a predicar sobre el
tema de la familia, hago una pregunta para “romper el hielo”: “¿Cuántos de los
que están aquí tienen familia?”. Como respuesta, ¡todos levantan sus manos
afirmativamente! Pero aquí va otra al final: ¿Cuántos cuidan a su hogar y su
familia? La respuesta que tengas, es muy importante, por lo tanto, sobre tus bienes
más valiosos en este mundo: ¡Cuida tu hogar y tu familia!
Yo le serviré al
SEÑOR
Francisco Aular
“Por mi parte, mi familia
y yo serviremos al Señor.”
Josué 24:15 (NVI).
Si me pides un consejo
que mitigue tu vigilia,
únete al pueblo de Dios
y contigo: tu familia.
Sigue al Señor
Jesucristo
el cual siempre nos
auxilia.
JESÚS es la paz del
cielo
y con Dios, nos
reconcilia.
El hogar que tiene a
CRISTO
De más nada, necesita.
No le faltará, el amor
ni el techo, ni la
comida.
El tiempo pasa veloz
y con él se va la vida.
y al final solo nos
queda
Dios y con Él, la
familia.
En vano son tus
esfuerzos
Si el Señor, no la
edifica.
Ama y cuida a tu esposa
a tus hijos tenle
estima.
Ellos son tu gran
tesoro:
Ellos son tus flechas
vivas.
Y así tú dirás también
con
Josué en despedida:
“Yo le serviré al
Señor,
Oración:
Amado Padre
Celestial:
Tú diseñaste
el matrimonio y la familia para que el ser humano sea feliz. Gracias te doy por
mi familia e invoco tu bendición sobre cada familia y hogar en cualquier lugar,
ya sea una choza, una cabaña, en las granjas o en las ciudades; haz que en cada
hogar se sienta tu presencia e influencia bienechora. En el nombre de JESÚS,
amén.
Perla
de hoy:
Lo hemos oído, lo hemos predicado, hagamoslo
una realidad: La familia que ora unida, permanece unida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios