jueves, 30 de noviembre de 2017

Tocando fondo

Francisco Aular      
Lectura devocional: Jeremías 29:1-14
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11 (NVI)

Tenía yo 38 años, era un líder internacional de mi denominación, pastor de la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana en Caracas, en Venezuela mi país; con un feliz matrimonio y padre de cuatro hijos, el mayor de 12 años y nuestra niña menor de seis años. Aquel año me había permitido hacer un plan continental de evangelización, promoverlo y desarrollarlo, cuyo énfasis principal sería celebrar la Marcha Evangelizadora Bolivariana, es decir, evangelización en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, y por supuesto, Venezuela. Celebrábamos el bicentenario del nacimiento de nuestro Libertador Simón Bolívar, así que invitamos a nuestro país, a 22 de líderes latinoamericanos, los entrenamos por todo un mes, y con ellos fundamos al Movimiento Discipular Bautista Latinoamericano (MODIBLA). Viajaba constantemente de un país a otro; mi carácter apasionado por el Señor JESÚS y por la oración, la evangelización y el discipulado, no me permitió percibir que poco a poco, entre mis muchos viajes que hacía, estaba haciendo uno que ningún líder quiere hacer: el viaje hacia el fondo. Porque habían pasado trece años trabajando sin tomarme vacaciones ni descansar. A nuestros niños, especialmente en las vacaciones escolares, los llevábamos con nosotros durante esos viajes, les hacíamos entender que andábamos de vacaciones, esto se cumplía parcialmente para mi esposa, pero para mí no, no lo eran.
Aquel año de 1983 a finales de septiembre,  terminamos todo el trabajo, Dios nos había dado excelentes resultados. Feliz regresé a mis actividades normales de la iglesia; una mañana llegué a las ocho, hice mi devocional y tomé un lápiz y una hoja en blanco. Como a las doce y treinta, sonó el teléfono, era Mary, mi esposa: “¿Vienes a almorzar?”, me dijo; miré la hoja en blanco sobre mi escritorio, en toda la mañana no había escrito nada; comprendí que algo grave me sucedía -debo decir con un corazón lleno de gratitud al Señor, que mi Padre celestial estaba conmigo, no estaba solo-; el Señor había enviado a nuestra iglesia al matrimonio García Urdaneta y me acuerdo que mi consiervo Jacobo García Miranda llegó a mi escritorio y me dijo: “Francisco ven conmigo, vamos a descansar”, nunca olvidaré que al salir de mi oficina, en su vehículo estaban ¡su familia y la mía! Nos fuimos de viaje hacia las hermosas playas del estado Falcón, a tres horas de Caracas. Llegamos a una pequeña isla, colgué una hamaca de unos árboles playeros y sobre una playita muy cerca de la corriente, allí, entre los corales y pececillos de colores, acompañado de la brisa del mar, pude dormir.
Finalmente en aquellos días, Dios me mostró lo que siempre he sabido por su Palabra, los hombres y mujeres de Dios, incluyendo los líderes, no estamos exentos de forzar nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu a grandes presiones. Experimenté algo inesperado, en todo ese proceso descubrí que un verdadero hijo de Dios, nunca tocará fondo propiamente dicho, en medio de las dificultades, pruebas y aflicciones de esta vida, saldrá victorioso, porque en el fondo Aquél que nos envió a evangelizar y a alcanzar a este mundo para Él y su gloria, es la Roca Firme sobre la cual caemos. El salmista escribió: “Mi carne y mi corazón desfallecen; más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” (Salmo 73:26, RV60). Graciosamente alguien dijo: “Si tropiezas y caes, aprovecha para levantar algo del piso”. Siempre hay un aprendizaje en nuestro descenso:Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos.” (Salmo 119:71, NVI).
Jeremías fue un profeta que le correspondió hacer su trabajo, cuando el pueblo de Dios estaba cautivo por sus enemigos, aquel cautiverio duró setenta años, por todas partes había dolor, desencanto y pérdida de fe, sin embargo, Dios envió un mensaje que podemos hacerlo nuestro también:Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11, NVI). ¡Estamos seguros al cuidado de Dios como parte de su Creación! ¡No desmayemos cuando sintamos que estamos tocando fondo!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Aunque el sufrimiento por el cual estoy pasando puede ser el fruto de mi terquedad en obedecerte, o tal vez, por cualquier otra causa, vengo a ti porque sé que en tus manos y bajo tus alas estoy seguro, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Cuando nuestros problemas nos llevan al fondo, descubrimos que JESÚS es nuestra Roca.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Enseñar y guiar

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:33-40
Enséñame tus decretos, oh SEÑOR; los cumpliré hasta el fin (…) hazme andar por el camino de tus mandatos, porque allí es donde encuentro felicidad. Salmo 119:33,35 (NTV)

El salmista nos dice, a través de este texto, que la Biblia nos transforma.
Les cuento que muy cerca de donde escribo estas reflexiones, cerca de mi oficina en el templo, existe un cementerio –muy hermoso por cierto-, sólo camino unos pasos y lo atravieso. La cultura bíblica, sobre cuyos fundamentos se forjó la nación canadiense, hizo posible que los cementerios estuvieran alrededor de los templos cristianos, porque los creyentes querían estar cerca de sus iglesias, aun después de muertos para cuando el SEÑOR regrese, levantarse de sus tumbas juntamente con sus otros hermanos en la fe para irse al cielo a morar para siempre con sus cuerpos glorificados. ¡Aleluya! Cuando camino por ese cementerio, me doy cuenta de que mucha de la riqueza y la sabiduría de este mundo está allí, porque yacen personas que fueron ricas, gente de distintas profesiones y vocaciones; percibo, que sus familiares les han puesto en sus placas, que dejaron tras sí un hermoso legado; entonces, me vienen a la mente pensamientos sobre la brevedad de nuestra vida aquí en la tierra, y la eternidad e inmutabilidad de Dios.
En efecto, comparado con la grandeza divina, nuestro breve paso por este mundo es simplemente como el día de ayer que ya pasó; como el torrente del Niágara que cae a 800 toneladas por segundo; como un sueño del cual nos despertamos de repente y nos parece que no dormimos lo suficiente; como la hierba y las flores del camino real; como un pensamiento; como una sombra; como la nube y el humo.  Pienso, al salir del cementerio, que un día estaré allí. ¡Dentro de pocos años, todos mis problemas y mis preocupaciones no me inquietarán más!, y si todavía no estoy allí es porque el SEÑOR me necesita de este lado, sin embargo, no me gustaría vivir en vano lo que me resta de tiempo aquí. Por lo tanto, con la misma Escritura me respondo: “Enséñame tus decretos, Oh SEÑOR; los cumpliré hasta el fin”. Entusiasmado, regreso a mi oficina y sigo el consejo de Salomón: “Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumba, no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría” (Eclesiastés 9:10 NTV).
Todos en esta vida necesitamos, urgentemente ser transformados, enseñados y guiados por un poder divino, que estaba aquí cuando llegamos a esta tierra y que seguirá aquí después que nosotros salgamos de ella. Por eso, si Dios es quien dice ser y puede hacer lo que Él dice que puede hacer, entonces, Él tendría que habernos dejado un manual de conducta que nos enseñara y guiara en la brevedad de nuestro paso por esta vida. Sí, ese Libro existe y es la Biblia.
Pues bien, la Palabra de Dios nos enseña (v.33); nos hace entender y a obedecer a Dios (v.34); nos hace andar por los caminos de Dios, y nos hace felices (v.35); la Biblia nos da entusiasmo para adquirir la sabiduría divina, en vez de llenarnos de cosas materiales que algún día dejaremos atrás (v.36); la Biblia nos aparta de pensar, decir y hacer cosas inútiles y nos da vida en abundancia para poder repartirla a otros (v.37); la Biblia nos confirma cada día que sus verdades, valores y principios son eternos y sabios, y sus promesas son verdaderas (v.38); la Biblia nos ayuda a entender que las pruebas, tribulaciones y problemas son parte del plan de Dios para enseñarnos que la vida aquí, en el “más acá” es tan sólo un lugar de entrenamiento para nuestra vida al lado de nuestro Dios, en el más allá (v.39); por ello, la Biblia nos enseña y guía: “Enséñame tus decretos, oh SEÑOR; los cumpliré hasta el fin (…) hazme andar por el camino de tus mandatos, porque allí es donde encuentro felicidad” (Salmo 119: 33,35 NTV).
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias Señor por la Biblia que me has dado que me enseña y guía hacia ti! Tu Palabra es una Palaba viva; tu Palabra es una Palabra que nos enseña a vivir para lo grande, lo noble y lo puro; Tú Palabra está viva y activa en mí. Ayúdame a oírla, leerla, estudiarla, memorizarla, meditar y aplicarla. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia habla, nos enseña y guía.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo? 

martes, 28 de noviembre de 2017

¿Quién me sostiene?

Lectura devocional Isaías 41:8-13

No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
    no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré;
    te sostendré con mi mano derecha victoriosa. Isaías 41:10 (NTV)

¿Qué ocurría cuando alguien venía al Evangelio y nacía de nuevo? Allí en España, muchas a veces a puerta cerrada, los hermanos encontraban alivio en la Palabra, en las predicaciones, las oraciones y en los himnos. ¡Ah que himnos tan hermosos esos himnos españoles surgidos en medio de aquellas injusticias! Por el contrario, en aquella época de mi conversión, en mi país, no se perseguía a nadie por la fe, pero la discriminación por ser evangélico, estaba allí, algunas veces soterradas y en otras con burlas y críticas. No obstante, el pueblo evangélico venezolano era respetado y hasta admirado en algunos sectores de la sociedad.
En lo particular, mi iglesia me nutrió con las enseñanzas de la Palabra, las predicaciones de mi amado pastor, las oraciones y los sabios consejos de los que llevaban muchos años en el Evangelio. Así que cantábamos un himno cuyo coro, dice así:
La lucha sigue, oh cristianos,
Y brazo a brazo lucharéis;
En Jesucristo seguid confiando,
Y por la fe en el venceréis;
La lucha sigue, oh, cristianos,
Sed fieles y en Jesús confiad;
La lucha siempre, seguid hermanos,
Y la victoria esperad.
(Luchando estáis NHP, #209, CBP,1973)
¡Qué gran verdad dice el himno! “La lucha sigue, oh cristianos”…Y mientras más fiel le sea al Señor, más lucha vendrá:Es cierto, y todo el que quiera vivir una vida de sumisión a Dios en Cristo Jesús sufrirá persecución.” (2 Timoteo 3:12 NTV). En efecto, los especialistas en derechos humanos y otros voceros, dentro de las denominaciones, nos dicen que cada cinco minutos un cristiano muere por su fe en países de tradición musulmana tanto en el medio oriente como en países africanos, igualmente, la China Comunista y Corea del Norte. Así vemos que estos cristianos de hoy como los de ayer, se enfrentar a una lucha sin tregua contra los peligros de afuera, y sin duda también, una lucha espiritual decisiva dentro de sí mismos con el pecado, con Satanás, la carne y con el miedo al martirio. Sé que en esos terribles momentos, el auxilio de la Palabra de Dios, viene a ellos: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
    no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré;
    te sostendré con mi mano derecha victoriosa.” Isaías 41:10 (NTV).
Los que ahora andamos anunciando el Evangelio dentro de los países democráticos, sabemos que se están introduciendo en algunos países, leyes que amenazan nuestra fe cristiana. ¿Cuánto tiempo nos queda todavía? No lo sabemos. De allí que la promesa del Profeta Isaías, sigue en pie. Sigamos, ¡adelante, siempre adelante!, porque “la luche sigue, oh cristianos…” JESÚS, es nuestro Comandante Nazareno, marchemos con fe, esperanza y amor, y Él hará.
Por otra parte y en lo personal como ser humano que soy, enfrento mis luchas y batallas, pero sé que no estoy solo. A mi lado están otros amados cristianos nacidos de nuevo que como yo, enfrentamos sin tregua la batalla de la fe, la esperanza y el amor. ¡Todavía estamos aquí en esta tierra para dar a conocer el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo a mayor número posible de los que serán salvos! Nuestras armas en esta lucha, son espirituales: “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.” (2 Corintios 10:4 NTV). ¡Esta es una batalla espiritual y nos vestimos con la armadura de Dios!: “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.” (Efesios 6:12 NTV).
Puede ser que a veces me distraiga y pierda de vista momentáneamente el horizonte y el glorioso mañana que me espera al final de mis luchas. En esos momentos recuerdo al levita Jahaziel, inspirado por el Espíritu Santo, le dijo a su rey Josafat y al ejército, ante la presencia de sus enemigos, y antes de la batalla: “¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el Señor: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios.” (2 Crónicas 20:15 NTV). ¡Y ciertamente, aquel día, el ejercito de Señor obtuvo la victoria profetizada! ¡Nosotros también libramos nuestras batallas pero la guerra está ganada por la muerte y resurrección del Señor JESÚS! “Somos más que vencedores” (Romanos 8:37, RV60).
No niego que la vida humana es un continuo batallar desde que nacemos hasta que nos vamos de aquí. Tampoco niego el hecho de que la vida cristiana consiste en llevar la cruz bajo la poderosa mano de Dios. Sea que seamos cristianos o no de todos modos, moriremos. ¡Si hemos nacido de nuevo, la vida verdadera habita en este cuerpo que se marchita en este invierno pero al salir de aquí, seremos libres, en la eterna primavera que nos espera! Por lo tanto a la pregunta ¿quién nos sostiene? Respondemos: No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
    no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré;
    te sostendré con mi mano derecha victoriosa. Isaías 41:10 (NTV).
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias Señor por tu presencia constante en esta vida! Gracias porque estás aquí en el ahora, en el más acá; y estarás conmigo mañana, en el más allá. ¡Señor que yo pueda decir al final de mis días como tu Apóstol. “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2 Timoteo 4:7). En el nombre de JESÚS. Amén.
La vida cristiana no es un refugio para cobardes; sino una cruz para valientes.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

viernes, 24 de noviembre de 2017

¡Alcancé salvación!

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Hebreos 2:1-4
Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar? Hebreos 2:4 (NTV)

JESÚS contó la historia de un hombre rico que murió, y pocos segundos después de su muerte, se encontró con la triste realidad de que nunca había nacido de nuevo y por lo tanto, no tenía vida eterna. Estaba en el lugar de separación eterna de Dios y estando en tormentos estableció una conversación con Abraham, en donde le pidió que enviara a Lázaro, un mendigo que también había muerto en aquella misma hora, pero que tenía vida eterna. Éste fue llevado a la presencia de Dios. Viendo el hombre la felicidad de Lázaro y su estado de justa condenación, se preocupó por cinco hermanos que, como el hombre rico, tampoco tenían vida eterna y pidió que enviara a Lázaro para predicarles cómo podían ellos salvarse de aquella condenación eterna. Esta fue la respuesta que recibió: “…Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:31 RV60)
Como aquellos a quienes JESÚS dirigió estas palabras, nosotros pensamos que nos vamos a quedar en esta tierra para siempre. Pero la verdad de las cosas es que aquí viviremos, tal vez, un máximo de cien años, y moriremos. Pero el ser humano es también un ser espiritual, y esa parte espiritual vivirá para siempre, sea en el cielo o en el infierno. Nosotros somos más responsables hoy que aquellos que oyeron a JESÚS, porque nosotros también tenemos la Biblia que incluye a Moisés y los profetas, más el Nuevo Testamento que nos cuenta que ¡JESÚS murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día! Debido a lo que JESÚS es y lo que hizo por nosotros, el camino de la salvación a través del nuevo nacimiento por la gracia de Dios y nuestra fe en Él, está abierto delante de nosotros.
¿Qué es la salvación? Es la liberación del poder y castigo del pecado que mora en todos nosotros los seres humanos. La Biblia dice: “pues, todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 NVI), y luego añade: “Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 6:23 NVI). Aquí nos dice que ¡la salvación es un regalo de Dios! Este fue el descubrimiento que yo hice hace más de cinco décadas cuando lo leí en la Biblia ¡Qué salvación se nos ofrece para escapar a la condenación eterna en que nacimos! ¡Esto es como encontrar una salida de un edificio en llamas! Tiene razón la Biblia al afirmar: ¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?
Yo era uno de esos que pensaba que la salvación había que ganársela en alguna manera, y desde muy jovencito me quise ganar el cielo por esa vía. Me comparaba con los pandilleros, borrachos y drogadictos de mi barrio, y yo salía bien parado de mi diagnóstico. Sin embargo, yo tenía un gran temor a morirme joven. Cada vez que yo oía que alguien se moría en mi vecindario, me decía a mi mismo: “La muerte pasó bien cerca, y no me vio: ¡qué susto!”. Esto se tornaba una pesadilla que me duraba varios días porque mi madre de crianza era la rezandera de la comunidad, y allí estábamos ella encabezando los rezos y yo su compañero respondiéndolos… ¡Yo podía escuchar a los bromistas echar sus chistes y las risas en el patio de la casa del muerto, y yo, lamentaba perdérmelos! Así transcurría mi vida en los tiempos de mi adolescencia.
Pero un precioso día ¡qué día! Leyendo la Biblia, descubrí que yo no era mejor que un hombre que vino una noche a hablar con JESÚS, se llamaba Nicodemo. Aquel hombre era un religioso de los principales del su pueblo judío. Era un hombre intachable. JESÚS, no le reprocha nada. Pero a un hombre de esta estatura religiosa y filosófica, JESÚS le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3 RV60). Luego en otra parte de Juan, JESÚS dice: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6 RV60). Más tarde en la oración sacerdotal de JESÚS, afirma: “Mas no ruego solamente por ésto, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20 RV60) ¡Esto fue suficiente para mí!, en este versículo Dios me habló. La fe iluminó mi entendimiento entenebrecido. La fe me dio la luz que necesitaba. La fe me invitó a la casa del banquete de Dios. La fe me abrió las puertas del cielo. Abrí las puertas de  mi vida a JESÚS y Su gracia corrió como un río de agua viva por todo mi ser, dándome la salvación. Me arrepentí de todos mis pecados e invité a JESÚS a que fuera mi SEÑOR Y SALVADOR. Me levanté de mis rodillas con la sensación espiritual de que todas mis cargas el SEÑOR me las quitó. Y Su perdón y misericordia, desde entonces ilumina mi ser. Era Semana Santa y no había nadie en mi casa. Me guardé aquel gozo por varios días, bebiendo y comiendo Palabra de Dios hasta que al final, pude decirle a otros, lo que ha sido mi mensaje por más de cincuenta años: ¡Alcancé salvación!
Oración:
Hoy en mi tiempo de oración, lo haré cantando un precioso himno: Alcancé Salvación:
I
De paz inundada mi senda ya esté
O cúbrala un mar de aflicción,
Mi suerte cualquiera que sea, diré:
Alcancé, alcancé, salvación.
CORO:
Alcancé, salvación
Alcancé, alcancé, salvación.
II
Ya venga la prueba o me tiente Satán,
No amengua mi fe ni mi amor;
Pues Cristo comprende mis luchas, mi afán
Y su sangre obrará en mi favor.
III
Feliz yo me siento al saber que Jesús,
Libróme de yugo opresor,
Quitó mi pecado, clavólo en la cruz,
Gloria demos al buen Salvador.
IV
La fe tornaráse en gran realidad
Al irse la niebla veloz,
Desciende Jesús con su gran Majestad,
¡Aleluya! Estoy bien con mi Dios.
(Himnario Bautista #330, CBP, 1994)
Perla de hoy:
Sólo JESÚS es la fuente de Salvación del alma. ¡Teniendo a JESÚS, lo tenemos todo!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

jueves, 23 de noviembre de 2017

¡Por favor: regálame una oración!

Francisco Aular
Lectura devocional: Romanos 15: 23-30

Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. Háganlo por el amor que me tienen, ese amor que el Espíritu Santo les ha dado. Romanos 15:30 (NTV)

He tenido a lo largo de mi vida la bendición de hermanos que me han regalado diariamente, al menos, una oración. Creo que mi tía Blasita de Sánchez fue la primera intercesora por mí; yo tenía 15 años en 1960 cuando en unas vacaciones la visité en mi pueblo Albarico, estado Yaracuy, Venezuela. Y ella me dijo que me tenía en oración todos los días para que yo me convirtiera al evangelio del Reino, y con su hermosa voz me cantó el himno “La tierna voz del Salvador.” Tres años después yo vine a Cristo. Mi tía me había regalado sus oraciones, y Dios la había oído.
Luego en los días del inicio de la Marcha Evangelizadora, conocí en el pueblo de El Palmar, estado Bolívar, a la anciana María Reina. Aconteció que ese viaje lo realicé una semana después de una gira por los estados de Florida y Texas, Estados Unidos, ¡el Señor bendijo con muchas decisiones por Él aquel viaje! Yo venía emocionado al ver cómo Dios me había usado a mí, un hombre recién egresado del Seminario. Así que cuando el hermano Samuel Ramírez y yo llegamos al El Palmar, como a las once de la noche, la hermana María Reina había hablado con la hermana Juana Pulgar para que me llevara delante ella, sin importar la hora en que yo llegara. Así que nos fuimos a la casa de la hermana María Reina, y al ella sentir mi llegada –era casi ciega, pero tenía unos tabiques llenos de mis artículos del Luminar Bautista que alguien le leía- se levantó de su asiento y tocando mi cara con sus manos, me dijo: “Francisco, ¿qué te había ocurrido, en dónde estabas estas semanas pasadas que el Señor no me dejó dormir y puso en mi corazón interceder por ti noche y día? Le conté en dónde había estado, lo que había hecho y las bendiciones recibidas. Nunca más la hermana María Reina y yo nos volvimos a ver en esta tierra; sólo allá en el cielo comprenderé y veré los alcances de su oración en mi vida, porque sé que mientras vivió, me regaló sus oraciones todos los días.
El bien recordado hermano Jesús Bolívar, discípulo y compañero de viaje, y quien integró como misionero voluntario el primer equipo del Departamento de Evangelización de la Convención Nacional Bautista de Venezuela, además era un hombre de oración, Dios había hallado en el hermano Bolívar un corazón que oraba, y él había hallado al Dios que le respondía sus oraciones. Un día de julio de 1979 estábamos preparándonos para viajar a Cali, Colombia porque allí celebraríamos la Primera Marcha Evangelizadora fuera de Venezuela, y era importante que todos los del equipo fuésemos. Nos reunimos para orar en casa del hermano Rafael Díaz y el hermano Bolívar pidió su turno para hablar y nos dijo: “Hermanos, yo no viajaré con ustedes a Cali, porque me pondré de rodillas en oración para sostenerlos en ese viaje.” Así fue. En aquellos años mientras viajé  incesantemente por los países bolivarianos, cada vez que una persona venía a Cristo, cada pastor e iglesia fortalecidos, yo sabía que había un hombre orando por mí y por mi ministerio, ¡porque Jesús Bolívar oraba y Dios le respondía! Aquel hombre piadoso me regaló sus oraciones hasta que murió en 1994.
Quizás no haya existido, otro hombre más grande que el apóstol Pablo después de Jesucristo, para el reino de Dios, sin embargo, ante al desafío de viajar a España y otros lugares de Europa para llevar el Evangelio, él escribe desde Corinto a las iglesias de Roma, y este gigante del cristianismo, sólo hace una petición a sus hermanos, discípulos y amigos: “¡Por favor, regálenme una oración!”
Oración:
Eterno Dios:
En esta hora mi alma y mi espíritu respiran por la esperanza que deposito en ti tanto para mi salvación eterna como mi triunfo en esta vida presente. Ayúdame a regalar mis oraciones a otros, y a recibir con gratitud las que me regalan. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de  hoy:
Lo mejor que podemos hacer por otros es regalarles nuestras oraciones.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

miércoles, 22 de noviembre de 2017

¡Regálale una oración al mundo sin Dios!

Francisco Aular
Lectura devocional: 1Timoteo 2:1-8
En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. 1 Timoteo 2:1(NTV)

Todavía recuerdo a un amado profesor en mis días del Seminario cuando escogí, mi proyecto de tesis al cual titulé: “Algunos aspectos del ocultismo venezolano”, me hizo ver que aquello sería una pérdida de tiempo, según él –un doctor en teología-, sin embargo, yo le respondí: Mi amado profesor yo vengo de allí de las tinieblas de maldad de dónde por la gracia de Dios, Él me libró. Era el comienzo de los años setenta, en verdad en aquellos años y después de la película El exorcista, se desató un interés por el ocultismo, principalmente en Estados Unidos. Hubo crímenes horribles y se incrementó la inseguridad en muchas de las grande ciudades.
No obstante esto, la Iglesia del Señor, se movió y surgieron movimientos de oración en todas las naciones: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos.” (1 Timoteo 2:1, NTV). Surgieron movimientos cristianos que rescataron a millones de seres humanos.
Hoy estamos inmersos a nivel mundial en tales prácticas de ocultismo, hechicería, brujería y el satanismo. Se organizó la iglesia de Satanás, y ya tienen sucursales en todo el mundo. Porque además, estas “Potestades” y sus prácticas anticristianas son estimuladas por regímenes dictatoriales para mantenerse en el poder. Estos gobiernos se han rendido a la tentación del diablo que el mismo JESÚS, rechazó: 
“Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante. —Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos —le dijo el diablo—, porque son míos para dárselos a quien yo quiera.” (Lucas 4:5,6). 
Los mismos cristianos nacidos de nuevo, tenemos que andar con los ojos espirituales y con la mente bien abiertos para reconocer estos sistemas diabólicos y orar en consecuencia, sabiendo que el diablo tiene potestad para mantener al ser humano “muerto en sus delitos y pecados” (Efesios 2:1); los incrédulos tiene una venda en sus ojos y en la mente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2 Corintios 4:4, fíjese el “dios” con minúscula es el diablo; los incrédulos están atados por el maligno y sus poderes demoníacos: “Y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:26); “Sabemos que somos de Dios y el mundo entero está bajo el poder del maligno” (1 Juan 5:19) Se fija entonces porque el Apóstol nos recomienda: “En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos.” (1 Timoteo 2:1, NTV).
Por ello, échele nada más una mirada a nuestro mundo y lo vemos en llamas porque el “diablo como león rugiente” anda por esas calles, haciendo lo que siempre ha hecho, destruir al ser humano. Se ha preguntado el ensañamiento contra los cristianos en el mundo, perseguidos, encarcelados y matrizados hasta la muerte, y las Naciones Unidas, no hace nada… Mientras tanto, una densa oscuridad cubre la tierra como nunca me había fijado antes. ¿Cómo actúan estos poderes en el mundo? Los estamos viendo en acción por medio de dos realidades en la lucha espiritual que debemos enfrentar por medio de la oración: Primero, estos poderes son seres espirituales; segundo influyen en los acontecimientos de la tierra.
Frente a este panorama sombrío, tenemos la Palabra de Dios, el Espíritu Santo y la oración para vestirnos de toda la “armadura de Dios” Por la cual hay un canto de victoria en el cristiano, habitado y dominado bajo el poder del Espíritu Santo: 
Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38,39, NTV).
Al estar en Cristo tenga la certeza que estos poderes no podrán tocarle ni una célula de su ser, sin el permiso de nuestro Todopoderoso Dios viviente. Gloria a su nombre y podemos afirmar con toda nuestra fe: “Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” (Romanos 8:37, RV60).
Activemos con toda confianza la bomba O de la oración. Porque  el poder de la oración no está en las palabras del orante, sino en el poder de Aquel que las oye. A ese Dios misericordioso que nos desafía: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3). En consecuencia, ¡Regálale una oración al mundo sin Dios!
Oración:
Señor te pedimos por los líderes del mundo de hoy. Haz que venga la primera del Espíritu Santo sobre nuestras naciones. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Oremos por el liderazgo mundial y Dios hará lo que nos ha prometido.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

martes, 21 de noviembre de 2017

Toda la noche

Por Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional:Lucas 5:1-11
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5

Entre los que pasaron a mi llamado, al final del mensaje en aquel cierre de una Asamblea Anual de nuestra Convención en Venezuela, se encontraba un hombre entre la cuarta y quinta década de la vida. Me abrazó y con voz sollozante, me preguntó: "¿Qué puede hacer un hombre que ha trabajado toda la noche, y que ha fracasado, cuando Dios le habla como esta noche y lo envía a aguas profundas?”, “obedecer y dejarse guiar por el Señor”, le respondí.
Aquel obrero se levantó de sus rodillas, volvió a su casa, dejó lo que estaba haciendo y emprendió la vida discipular. Ser un discípulo y hacer discípulos llegó a ser el propósito de su vida. Bajo la dirección del Señor hizo grandes cosas para la obra de Dios. El ministerio fue para él un deleite, nadie ni nada pudo detenerlo, sólo la muerte podía vencerlo y eso a medias, porque como dice la Palabra: "Sus obras siguen". Puedo decir que hoy a más de treinta años de aquella escena, este amado hermano ha triunfado. Ahora está en la presencia del Señor, hace poco murió, pero se fue dejando tras de sí, varias congregaciones fundadas y muchos discípulos y algunos de éstos connotados líderes de la obra. ¡Alabado sea el Señor!
Verá, es fácil cuando uno está en la flor de la vida entusiasmarse con la posibilidad de alcanzar el mundo para Cristo. Se tiene toda una vida para lograrlo o por lo menos intentarlo. Para el discípulo que como Pedro ha trabajado toda la noche y que ha fracasado, le es más difícil responder a los grandes desafíos de la fe.   Pero, ¿qué podemos hacer cuando Dios nos llama? Sólo confesar el fracaso de lo pasado: "Maestro he trabajado toda la noche; no he logrado nada. Señor tu sabes todo. Bajo tu dirección, me levanto y voy". Nunca es tarde para obedecer al Maestro y en realidad, ningún esfuerzo en la obra de Dios se pierde, porque nuestro Dios no patrocina fracasos.
Mi siempre admirado poeta evangélico venezolano José Gregorio Rivas escribió un poema, que se convirtió en uno de mis himnos favoritos, allí nos habla claramente lo que es ponerse bajo la dirección del Señor para lograr una pesca efectiva y abundante. Se llama: Toda la noche.          
                        I
Toda la noche Señor la he pasado, en el mar pescando,
ni un pececillo he podido atrapar, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
                        II
Nunca he podido Señor en el mar del mundo,
almas traer a tus pies, oh Jesús, y ahora estoy cansado,
mas es tu voz que me dice que tire a alta mar,
y en tu nombre bendito la red echaré para pescar.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Hoy delante de ti reconozco que un esfuerzo hecho bajo tu dirección equivale a diez mil esfuerzos hecho en mis propias fuerzas. Te confieso mis intentos meramente humanos para hacer tu obra, y me coloco bajo tu dirección; lo hago en el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No iremos muy lejos en la obra evangelizadora y discipuladora, si JESÚS no es nuestro Comandante en Jefe.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?