Saludos
a todos desde Montreal:
Estamos
aquí para participar en la Asamblea Anual de la Convención Nacional Bautista de
Canadá. Ya están llegando de todas partes de esta gran nación, los mensajeros
de las iglesias locales. Sin duda, ocurrirán grandes cosas en este año, entre
ellas el momento solemne de la dedicación de nuestros hijos: Cesar y Mary Ruth
Parra, como misioneros internacionales, enviados por la Junta de Misiones
Internacionales de los Bautistas del Sur. Me emociona el hecho de que conocí el
Evangelio y soy discípulo del doctor Carlos B. Clark y Shirley su esposa;
misionero enviados a Venezuela a comienzo de los cincuenta. Hoy a los 60 años
de aquellos comisionados a la patria en donde nací, sus nietos espirituales:
César y Mary Ruth, serán comisionados también para ir a España. ¡Los Parra
Aular, son los primeros misioneros hispanos que envía la obra canadiense a través
de la Junta de Misiones Internacionales! ¡Gloria al SEÑOR!
Con
afecto,
Pastor
y amigo,
Francisco
Aular
La
gran cosecha
¿No decís
vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo:
Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
_Mateo 4:35 Una
jovencita de 16 años, llega a un pueblito al frente de su equipo de una Marcha
Evangelizadora, el desafío es grande porque allí no teníamos “testimonio
bautista”. Dios tenía para aquel equipo una gran cosecha, más de cuarenta
personas aceptan al Señor y también aceptan las lecciones de discipulado. Los
integrantes del equipo regresan a sus lugares, pero aquella jovencita, se queda
liderando al grupo de nuevos creyentes que se reúnen debajo de un árbol de
mango. Un hombre que tenía un depósito desocupado, al verlos los invita a que
se reúnan en ese espacio y surge una nueva iglesia.
Tres
evangelizadores llegan a Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela en el
occidente y entre su equipo está un famoso pianista, salen a evangelizar.
Llegan a un edificio de gente de clase media, empiezan a tocar puerta por
puerta, de repente de un apartamento surge una melodía clásica a todo volumen,
el pianista dice: ¡Allí tiene que vivir un músico, déjame a mí compartir el
evangelio! Tocan y tocan pero nadie responde, el jefe del equipo le dice al
músico, sigamos tal vez el dueño de la casa esté durmiendo…Pero el pianista
dice: ¡Eso es extraño! Y volvió a insistir. Por fin, un hombre sale y los
invita a pasar, el hombre dice: ¿Saben algo? Soy un músico pero había resuelto
poner fin a mi vida…De allí en adelante el pianista tomó la palabra y al
poco tiempo, los tres hombres se arrodillaron porque aquel hombre “había pasado
de muerte a vida”.
Estamos en
Fort Lauderdale en Florida, un grupo de amados hermanos viajaron desde
Venezuela a Estados Unidos y son evangelizadores. Reciben una semana de
adiestramiento van casa por casa en el país que se supone la gran mayoría de
sus habitantes son cristianos nacidos de nuevo, pero no es así. Muchos
estadounidenses son cristianos religiosos que necesitan a JESÚS; el sol y el
idioma que pudieran ser obstáculos son vencidos, y al final del evento un mes
después, sesenta personas forman una nueva iglesia.
Toronto,
Canadá, tres jóvenes llegan a visitar a un joven chileno canadiense, él es un
destacado jugador de futbol pero al mismo tiempo, la violencia que dominaba en
su barrio, lo hicieron convertir en una fiera en las peleas callejeras y en los
estadios. Uno de los jóvenes evangelizadores toma la palabra, le expone el plan
de salvación, y el evangelizado acepta el regalo de la vida eterna en JESÚS. El
joven nuevo convertido al Evangelio empieza compartir su nueva fe con los que
le rodean, impacta a sus familiares, a sus amigos y conocidos, más de una
veintena de personas vienen a la vida eterna, en el primer año de convertido.
Actualmente es un pastor, y le han designado el liderazgo de la evangelización
de todo el país de Canadá.
¿Qué tiene
todo esto en común? Significa que no importa el evangelizador -Dios lo usará de
todas maneras-, poco importa el país, el barrio, el idioma, el nivel social,
económico, el sistema político o cultural. Lo que sí importa es obedecer a
JESÚS, predicar su Evangelio porque Alguna persona estará lista esperando
porque alguien le lleve el mensaje de salvación. Sea quien sea esa persona que
está por convertirse al Evangelio, nos ayudarán a cambiar al mundo y una gran
cosecha nos espera.
Oración:
Amado Padre
Celestial:
Tu nombre es
digno de ser alabado por Tus hijos en toda la tierra. Hazme aprender que la
evangelización es la mejor forma de invertir nuestra vida en otros. Como la
mujer samaritana, tenga yo esa pasión evangelizadora capaz de hacerme buscar a
otros con Tu mensaje. Ayúdame a sembrar, a cultivar y a cosechar para Tu honra
y gloria, en el nombre de JESÚS, amén.
Perla
de hoy:
Evangelizar
es una cruz clavada en el alma del evangelizador y que lo obliga por amor a su
prójimo y en obediencia ir a la zona incómoda.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un
mandamiento a obedecer?
¿Existe un
pecado a evitar?
¿Existe un
nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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