Francisco Aular
faular@hotmail.com
Ustedes saben que si un grano de trigo cae en la tierra y
no muere, no produce nada. Pero si muere, da una cosecha abundante. Juan 12:24,25 (TLA)
La palabra “vida”, en el idioma original en el cual
el apóstol Juan escribió su Evangelio, tiene tres significados, pero me
detendré en dos acepciones para nuestro devocional de hoy. “Bíos” significa la
vida natural, nuestra vida temporal en esta tierra. Nacimos y moriremos. Con la
ayuda de Dios, nuestros padres
humanos nos pusieron en esta tierra. Ese es nuestro primer
nacimiento. La gran mayoría de los seres humanos, desde su perspectiva de
“bíos”, sólo ven en el cristianismo una religión digna de imitar. Un
ejemplo de ello es el clásico religioso "La imitación de Cristo".
Ellos han visto en JESÚS al más perfecto de los modelos. ¡Pero una imitación es
sólo una imitación! La Biblia nos habla muy claro en cuanto a esto, en muchos
de los versículos del Nuevo Testamento no pide una imitación, sino una
transformación producida por la Palabra y el Espíritu Santo. Revela que los
seres humanos fueron creados a la imagen de Dios, que están dotados de
inteligencia, que son capaces de grandes cosas en cuanto a la ciencia y el
conocimiento, que son capaces también de amar y que disponen de una voluntad y
una personalidad libres. Pero los seres humanos son mortales, no tienen la
misma vida de Dios que es Eterno. Los esfuerzos por imitar a JESÚS son tan sólo
remiendos en una vida temporal que tarde o temprano, como la ropa vieja será
desechada. ¡Cuán superior es la vida que Dios nos da completamente nueva!
Dios
decidió hacernos de nuevo mediante el Nuevo Nacimiento espiritual, la vida
eterna, “zoé” en griego. Es vida sobrenatural que nos llega del cielo. Juan nos
dice que la primera persona que JESÚS evangelizó fue un hombre orgulloso de su
vida religiosa, un rabino judío. Un ser humano con una vida humana, pudiéramos
decir, impecable. Se llamaba Nicodemo, pues a este hombre que cumplía ciento
por ciento como su imitación perfecta de un hombre de Dios, JESÚS le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver
el reino de Dios.[i] …Lo que es nacido de la carne
(“bíos”) carne es es, y lo que es nacido del Espíritu (“zoé”), espíritu es.[ii]
¿Es posible acceder a esta vida “zoé” (a esta vida
eterna)? La respuesta es sí, pero tenemos que obedecer a JESÚS, porque Él y
sólo Él es la vida eterna: Si ustedes consideran que su vida es más importante
que obedecerme, no tendrán vida eterna. Pero si consideran que su vida en este
mundo no es importante y me obedecen, entonces tendrán vida eterna.[iii] ¡Esta vida humana temporal
tiene que morir para que surja el fruto de la vida eterna! ¡Mientras
orgullosamente seamos religiosos satisfechos con nuestra religión, no podremos
entender estas cosas espirituales! ¡Es indispensable morir a nosotros mismos!
Entonces comprenderemos ¡Quién es JESÚS! Sabremos que es Dios hecho hombre,
tomó nuestra vida temporal “bíos”, la clavó en la cruz y nos dio su vida
eterna, “zoé”. Nos hizo de nuevo por el Nuevo Nacimiento en Él, para vivir de
allí en adelante su vida en nuestra vida.
Por eso, esta vida humana y pecadora, alejada de Dios por
el pecado que reina en ella -a pesar de nuestros mejores intentos por imitar a
un Dios tres veces santo- no puede entrar al reino de Dios. Porque aún a
Nicodemo, uno de los hombres más consagrado a su religión, JESÚS le ordenó que
naciera otra vez. ¡Nos quedamos cortos! Por el Nuevo Nacimiento llegamos a ser
no una imitación de JESÚS, sino como lo explicó el apóstol Pablo: “Porque somos
miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos” [iv] ¡Estamos en JESÚS!: “Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí”.[v] ¡Alabado sea el Padre
por tan grande revelación! Repitámoslo porque yo estoy saltando de la alegría:
¡“y ya no vivo yo”! Funciona así: Yo le doy mi vida vieja y Él me da su vida
nueva. Yo le doy mi fracaso y Él me da su victoria. Yo caigo a tierra y muero y
Él me da su vida fructífera. Yo le doy mi muerte y Él me da su resurrección.
¡No me canso de alabar a nuestro Padre Celestial, Autor de esta Salvación tan
grande!
¿Cuántas veces has nacido? En mi caso, yo celebro dos
cumpleaños, nací en 1945, según la carne y nací en 1963, según el Espíritu. Mi
primer nacimiento me puso en el mundo con el propósito eterno de que fuera un
ser humano y que llegara a conocer a JESÚS. Mi Segundo Nacimiento me puso en el
cielo ¡Gracias a su misericordia y amor, aunque se me acaba mi vida “bíos”,
tengo mi vida “zoé” la cual se va renovando cada día!
¿Te gustaría nacer hoy según el Espíritu? La forma que yo
mismo he probado y con la cual inicié mi nueva vida es la oración sincera al
SEÑOR:
Ora
conmigo:
Amado JESÚS, hoy entiendo que soy pecador(a) y estoy
separado(a) de Ti. Ciertamente yo he vivido mi propia vida, pero necesito esa
vida eterna que Tú ofreces al ser humano. Hoy muero mi propia muerte para que
me des tu vida. Me arrepiento de mi vida pecaminosa y alejada de Ti y te ruego
me perdones y te invito a ser mi SEÑOR Y SALVADOR. Gracias JESÚS porque es tu
voluntad perdonarme y darme tu nueva vida. Gracias por perdonarme. Amén.[vi]
Perla de hoy:
El Nuevo Nacimiento es el único requisito para el Hombre
Nuevo como lo propuso JESÚS.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
[vi] Si has hecho esta oración sinceramente, bienvenido(a) a la
familia de Dios, escríbeme ahora mismo y comenzaremos a estudiar un material de
discipulado.
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