Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional:
Deuteronomio 8:1-10
Recuerda cómo el Señor
tu Dios te guió por el desierto durante cuarenta años, donde te humilló y te puso
a prueba para revelar tu carácter y averiguar si en verdad obedecerías sus
mandatos.
Deuteronomio 8:2 (NTV)
Hace muchos años,
estaba de visita en una oficina de un pastor mexicano y allí leí un cartelito
que decía:
Dinero perdido nada
perdido.
Salud perdida, algo
perdido.
Carácter perdido, todo
perdido.
En efecto, en las
pruebas y en los triunfos, se revela el carácter de los seres humanos. ¡Dios
quiso forjar un pueblo de carácter para Sí y los sometió a un examen de 40
años! Después de aquellos años, ese pueblo conquistó la Tierra Prometida. A
menudo en la Biblia, la palabra probar significa: ¡examinar el carácter! ¡La obediencia a
Dios y sus mandatos es el verdadero carácter de un cristiano nacido de nuevo!
¡La obediencia es todo, la desobediencia es seguir el principio satánico de la
rebelión! Por la desobediencia Satanás y sus demonios fueron echados del cielo,
por la desobediencia Adán y Eva fueron echados del paraíso. Por nuestra
desobediencia nosotros podemos servir de estorbo en la obra de Dios. ¡Señor ten
piedad de nosotros y ayúdanos para obedecerte!
Desde el principio sabíamos que debíamos
entrenar a hombres y mujeres de Dios para forjar a los futuros marchistas,
estos primeros evangelizadores tendrían que aprender en cuatro días: a obedecer,
a orar, evangelizar, discipular, quien es y como ser llenos del Espíritu Santo,
tendrían que aprender a amar y a perdonar.
En otras palabras, tendríamos que
reflejar el carácter de CRISTO por todas partes que fuésemos. Todo esto estaba
en mi mente cuando llegamos a Barquisimeto e iniciar el Primer Adiestramiento
aquel inolvidable lunes 15 de agosto de 1977. En efecto, este año estamos
cumpliendo 41 años de aquel evento que marcó mi vida: La Primera Marcha
Evangelizadora. Muchos acontecimientos han ocurrido en estos 41 años que han
pasado revelando quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Hemos
andado algunas veces “tres pasos hacia delante y dos hacia atrás” pero hemos
continuado; nos hemos movido en medio de estrecheces como en aquella Primera
Marcha, pero como en aquella ocasión, Dios nos ha sostenido con Su mano
poderosa; el carácter de los marchistas y los directivos que han pasado por la
marcha, han sido examinados una y otra vez, y allí seguimos; no hubiéramos
podido llegar muy lejos si la Marcha Evangelizadora, hubiera llegado para
dividir y no para multiplicar; nos hemos mantenido bajo la dirección general de
la Convención Nacional Bautista de Venezuela, sea quien sea el director
nacional de la Marcha evangelizadora sabe que su autoridad espiritual viene de
la obediencia, el amor, el pedir perdón y perdonar.
Por otra parte, los tres adultos que me
acompañaron a Barquisimeto, Pablo Jorgez, Jesús Bolívar y Francisca de Arias,
ya están con el Señor. Del mismo modo se nos adelantaron en el viaje los amados
pastores: Germán Núñez Bríñez y Enrique Montoya; Don Germán Núñez Bríñez, era
el Secetario Ejecutivo de nuestra Junta de Misiones y Evangelización cuando
surgió la Marcha Evangelizadora; el amado Enrique Montoya, fue un marchista
total y capaz que dirigió por varios años las Marchas no solamente en
Venezuela, sino también en otros países. Enrique nos dejó muchos frutos que hoy
sirven al Señor en varios lugares de Venezuela y el Mundo.
También partió con el Señor, nuestro
amado General Daniel Enrique Robayo Quintero. Hombre de Dios de gran testimonio dentro y fuera de las
filas de la obra. Hizo historia en la Fuerza Aérea de la armada venezolana. Él
y yo, fuimos juntos a varios cuarteles y allí Daniel dio testimonio e invitó a
sus compañeros de armas a venir al SEÑOR, varios los hicieron, su amor por
ellos y su pasión evangelizadora, la hizo patente aún después de muerto pues su
testimonio fue leído en un memorial que se le hizo, a un mes después de su
partida en la Iglesia Bautista Emanuel de la Castellana en Caracas. Allí
desafió a los marchistas a seguir adelante con la Marcha Evangelizadora
(MAREV). Igualmente, hizo un llamado a sus compañeros del aire a seguir a
JESÚS. ¡Gloria al Señor por este gran siervo de Dios!
Pues bien, Daniel me acompañó desde 1982
y como él mismo me definió: “pastor, consejero, discipulador y amigo” así me
quedo. Como deben saberlo honro las memorias de los me han acompañado a lo
largo de estos 41 años y ya no están. Pero la lista es inmensa de los que están
activos sirviendo con ese carácter marchista que los modela y define. ¡Gloria
al SEÑOR!
También debo mencionar que aquellos jovencitos
que estuvieron en la Primera Marcha con un promedio de 18 años de edad, hoy en
día son profesionales en distintas ramas del saber humano, padres de familia, y
obreros del SEÑOR, tanto en Venezuela como fuera de sus fronteras. Aquel evento
que devino en ministerio, nos cambió a todos, y nuestras vidas se marcan en un
antes y un después de la Primera Marcha, hace 41 años.
De todos modos todavía no hemos llegado a
la Tierra Prometida del cumplimiento de la Gran Comisión, la fuerza impulsora
que nos envió ayer, hoy y siempre. Así que el desafío de la oración, la evangelización
y discipulado como movimientos permanentes del cristianismo, están allí:
“Por tanto, vayan y
hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he
mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin
del mundo.”
(Mateo 28:19,20, NVI).
¡Mis amados seguimos
bajo el examen de Dios de: Pruebas y triunfos!
Oración:
Amado Padre Celestial:
Tu nombre es digno de ser
alabado por tus hijos en toda la tierra. Hazme aprender que la evangelización
es la mejor forma de invertir nuestra vida en otros; que como la mujer
samaritana, tenga yo esa pasión evangelizadora, capaz de hacerme buscar a otros
con tu mensaje. Ayúdame a sembrar, a cultivar y a cosechar para tu honra y
gloria. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Nuestro
Dios todavía esta en marcha y Él va con nosotros como nos los ha prometido.
¡Marchemos!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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