Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Mateo
24:29-51
Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué
hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo
forzar la entrada. Por eso también ustedes deben estar
preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. _Mateo 24:43-44 (NVI)
El
mundo entero esta siendo sacudido en estos días por distintos tipos de pánicos:
pánico del militarismo, pánico del hambre en el mundo, pánico ecológico y
pánico financiero. Pero los cristianos nacidos de nuevo sabemos que vivimos en
el tiempo de la gracia, el tiempo de la Iglesia. Este período escatológico
(doctrina de los últimos tiempos) termina con el arrebatamiento de JESÚS de Su
Iglesia para reunirse conjuntamente con Él “en el aire” como dice el Apóstol
Pablo (1 Tesalonicenses 4:17) Los cristianos nacidos de nuevo y que permanezcan
basados en la esperanza gloriosa del retorno de JESÚS por Su Iglesia no
deberían ser sorprendidos por las señales que estamos viendo de que aquel día
se aproxima. Al contrario debemos cobrar ánimo y predicar el evangelio como
nunca antes lo hemos hecho. Como en los días en que Noé anunciaba el diluvio y
los demás se burlaban de sus prédicas, nosotros debemos preparar a nuestras
iglesias para que se lancen de una vez por toda la tierra como pequeñas arcas
en búsqueda de los que oirán, se arrepentirán y se salvarán. ¡No podemos ser
cómplices en la perdición de nuestra generación guardando silencio!
A la doctrina
del retorno de JESÚS para llevarse a Su Iglesia la Biblia la llama la “bendita
esperanza”. Los cristianos nacidos de nuevo debemos estar listos, pero sin
abrigar, temores en nuestros corazones: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en
tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.” (1 Tesalonicenses 5:4).
Recuerda que las lamentaciones miran hacia atrás, las preocupaciones miran
alrededor, pero la esperanza mira hacia arriba en donde está JESÚS.
Fuimos tres
pastores a visitar a un colega en sus momentos antes de morir víctima del
cáncer. Dios le dio fuerzas para atendernos. Se esperaba que nosotros le lleváramos
consuelo, pero la esperanza que aquel siervo de Dios tenía en JESÚS nos predicó
a nosotros. Oramos para despedirnos, los cuatro sabíamos que nunca más en esta
vida estaríamos reunidos en esta tierra. Había ese dejo de tristeza que dejan
las despedidas, no lo niego. Sin embargo, el moribundo oró de último y me
conmovió cuando escuché su oración: “¡Padre, pon alas a mi esperanza para volar
hacia ti!” Aquel hombre se encontró, al igual que nosotros nos encontraremos
tarde o temprano, frente a un encuentro definitivo con nuestro Padre Celestial
y la esperanza es el canto a la seguridad que tenemos en la misericordia, el
amor y el perdón de nuestro Dios.
Igualmente,
no sabemos si esta misma noche o a la medianoche, escucharemos la voz de
nuestro amado y bendito Señor y Salvador JESÚS, levantándonos para irnos con
Él, y de esta manera podremos decir también: “¡Padre, pon alas a mi esperanza
para volar hacia ti!”. Que el llamado para ir con Él, no nos sorprenda “como
ladrón en la noche.”
Oración:
Amado Padre Celestial:
En esta hora me humillo delante de tu grandeza y
majestad. Sólo tu sabes el día y la hora en que le dirás a JESÚS: “Llegó la hora”.
Hijo ve a buscar a tu Iglesia ¡Ah! Cuánto deleite habrá en tus redimidos, aquellos
que murieron en ti serán levantados con cuerpos gloriosos para elevarse hacia
la magna reunión contigo. Los que vivamos seremos transformados con cuerpos glorificados
para vivir contigo para siempre. Habrá galardones para los que lo merezcan.
Pero yo sólo tendré ojos para ver a JESÚS y decir con todos tus seres
angelicales: ¡Cordero de Dios eres digno de recibir la gloria, la honra y el
honor! Amén.
Perla de hoy:
En la nave que se mece por las sacudidas de las olas la
esperanza es el ancla que se aferra a lo que no vemos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por
medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a
la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna bendición
para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento
a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
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