Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Gálatas
4:1-7
Pero
cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley. Gálatas 4:4
Si usted creed que la Nativad del SEÑOR, es
pagana y es un invento del ser humano religioso, en esta eternidad presente -que
comenzó en Génesis y termina con el regreso del Hijo de Dios-, sin duda
desconoce que el Nacimiento de la Segunda Persona de la Trinidad es parte del
Plan de Dios para nuestra Salvación eterna que estuvo en la Mente de Dios,
antes de la fundación del mundo. Ocurrió que hace dos mil años se cumplió la
Palabraba profética: “Pero cuando vino el
cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.” (Gálatas
4:4) ¡El tiempo de Dios no se maneja con el calendario cronológico nuestro!
¡Hace apenas dos mil años del tiempo humano ocurrió la Natividad de JESÚS! ¡El
tiempo de Dios, irrumpió en nuestro tiempo! ¡Yo, sí, celebro la razón de la
Navidad!
¡Cuántas cosas increíbles ocurrieron en la
Primera Navidad! Por ello, la Navidad está llena de recuerdos imborrables. Es
admirable, que una sociedad secular y global como en la que estamos viviendo,
no haya sido capaz de acabar con el amor, la fe, la esperanza, y aún la ilusión
de estas fechas. El Señor nos dijo que no solo de pan y del bienestar material vivirá el ser humano.
Porque el ser humano además de cuerpo y alma,
es también espíritu, y por eso, aunque sea de manera superficial, necesita
alimentarse de una fiesta del
espíritu, como lo es la celebración de la verdadera Navidad. La Navidad nos
lleva al relato bíblico y nos pone en contacto con los secretos de Dios para
salvar al pecador y volverlo a una relación con Él.
En efecto, cada año al llegar diciembre, los
relatos de la Palabra de Dios sobre la Navidad desfilan ante nosotros con todo
su contenido espiritual, humildes y verdaderos. Si tuvimos el privilegio de
venir al mundo en un hogar en donde la Biblia ocupaba su verdadero lugar,
entonces, estamos familiarizados con esos relatos desde que tuvimos conciencia,
y los recordaremos años tras años, contándolos a nuestros hijos y nietos; esos
relatos son seguros, aleccionadores e inmortales, ente los más resaltantes
encontramos:
La fascinante Anunciación del ángel a la Virgen María; la vigilia de
los pastores cuidando sus rebaños, y de repente la aparición de los ángeles que
no pudieron callar el Nacimiento de JESÚS, y alabaron a Dios, diciendo:
“¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los
hombres!” (Lucas 2:14); el nacimiento de Juan el Bautista; el sueño de José
confirmando que un milagro había ocurrido en el seno virginal de María; el
nacimiento de JESÚS en un lugar de pobreza extrema, un sucio pesebre; el
asombro y gozo de los pastores al verificar la realidad de la noticia y de las
profecías; la circuncisión de JESÚS; el descanso definitivo de Simeón porque el
Espíritu Santo le había revelado de que no moriría sin tener en sus brazos al
Mesías prometido; y las acciones de gracias de Ana, la ancianita que permanecía
en el templo desde hacía ochenta y cuatro años, orando y ayunando en espera del Mesías; la estrella con su
fulgor que apareció en el cielo para guiar a los sabios que vinieron desde
lejanas tierras para adorar a JESÚS; la matanza de los niños decretada por el
rey Herodes; la huída a Egipto, y el posterior regreso a Jerusalén: “Y el niño
crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era
sobre él” (Lucas 2:40 RV60).
Sí, el Cristianismo tiene historia, empezando
desde un humilde pesebre en la primera venida de JESÚS, hasta llegar a su
entronización definitiva como SEÑOR de señores y Rey de reyes al final de la
historia, tal y como la conocemos: “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles
alrededor del trono, y
de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de
millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar
el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la
alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo
de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al
que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:11-13 RV60).
Cierto, otra vez Navidad, y con esta
celebración, una nueva oportunidad se nos presenta a los cristianos nacidos de
nuevo para volver a contar la bella historia que cambió al mundo; porque ese
hecho fue la culminación de la historia de la salvación del ser humano, lo que habíamos perdido en el
Edén, lo recobramos en el pesebre y en el Calvario. La Navidad, la Encarnación del Verbo, es la suma de las
verdades divinas reveladas por el mismo Dios que vino a buscarnos y salvarnos.
Poco importa si JESÚS nació en diciembre, en abril o en septiembre. La Navidad
no es una fecha; es un estado de salvación espiritual concebida en la mente
divina para llevarnos a ser familia de Dios. ¡Esto hay que celebrarlo!, así que
cualquier hora, día o mes del
año es bueno para hacerlo, porque no es un día al año, nada más, en definitiva,
Navidad es la memoria de todas las memorias nobles que el ser humano percibe
con todo su ser, espíritu, alma
y cuerpo. Recibamos la buena noticia que celebramos en estos días, y digamos
con gozo espiritual: ¡Otra ¡Feliz Navidad! ¡Otra vez Navidad!
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por darnos esa primera Navidad!
Ayúdame a contar otra vez, esa bella historia; que no me pierda nada más en la
celebración, sino en ver al Celebrado, y darle un lugar en el pesebre de mi
corazón; darle las gracias, por la fe, el amor y la esperanza en Él. En el
nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Navidad es una fiesta del
espíritu, en donde JESÚS ha entrado dándole vida en abundancia.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
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