faular@hotmail.com
Así es el que hace para
sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12:21
Ante JESÚS se presenta un
hombre pidiéndole que lo ayude porque su hermano mayor no quería compartir la
herencia con él, pero, por la respuesta de JESÚS vemos que no se dejó contagiar
con aquel síntoma que apenas señalaba que la enfermedad del hombre era más
profunda: la avaricia. En efecto, tenía un deseo desmedido de poseer riquezas.
Pues bien, JESÚS fue a la raíz del problema. Aquella ocasión es aprovechada por
JESÚS para llevarnos a otro nivel en nuestra vida humana, el verdadero sentido
de la vida no consiste en poseer muchas cosas.
¿Cuándo somos ricos? ¿Cuál es la riqueza verdadera? Es imposible
planear nuestras vidas hasta el último detalle. No podemos, con lo que vayamos
poseyendo, fabricar nuestra felicidad.
La felicidad es estar contentos con lo que tenemos: “He aprendido a
contentarme cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4.11). Cuando buscamos
la felicidad en las cosas que tendremos en el futuro, siempre hay algo que
desbarata nuestros planes. Una desgracia imprevista, una enfermedad contraída,
un sistema de gobierno que nos quita nuestras propiedades, o puede ser que la
muerte nos llegue. JESÚS lo describe magistralmente con estas palabras: “Necio,
esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así
es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (Lucas 12.19,20).
¿Cuál es pues, el propósito de nuestra vida? Al final, tarde o temprano, todo
aquello en lo que hayamos empleado nuestra energía, nuestro tiempo y nuestro
ser para obtenerlo, nos será arrancado de nuestras manos. Entonces, volvemos a
preguntarnos sobre qué tenemos que construir nuestra vida.
JESÚS nos dice que lo importante es ser rico ante Dios. Y sólo puede
serlo quien dispone de lo que tiene, de lo que posee y lo que es para usarlo
para la gloria de Dios, esa es la persona que se enriquece en Dios. En verdad,
Dios es la riqueza verdadera del alma. La Palabra nos dice que por el nuevo
nacimiento, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y por ello, nos
convertimos en el templo de Dios. ¡Es posible que perdamos hasta la oportunidad
de ganarnos una herencia material en este mundo, pero tenemos a Dios y con eso
basta! No existe ninguna forma en la cual podamos perder lo que Dios nos ha
regalado en JESÚS, la vida eterna: la riqueza verdadera.
Oración:
Amado Padre
Celestial:
En ti mi amado
SEÑOR, tengo mi refugio seguro. No tengo temor frente al futuro porque algún día
saldré de aquí para morar contigo para siempre. SEÑOR, tu eres mi verdadera riqueza.
Tú eres el Rey de mi vida. Te alabo y adoro con todas mis fuerzas. ¡Ayúdame a
vencer mis debilidades y disfrutar lo que soy y lo que tengo! En el nombre de
JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
Ser “rico para con Dios” es hacerlo el
Dueño de nuestro granero.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy
por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa
a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección
por aprender?
¿Existe alguna
bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento
a obedecer?
¿Existe algún pecado a
evitar?
¿Existe algún pensamiento
para llevarlo conmigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios