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Para que unánimes, a
una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 15.6
El
general de la aviación retirado, Daniel Enrique Robayo Quintero, -uno de los
directores de la vigésima Marcha Evangelizadora tenía delante de sí una
multitud de hombres y mujeres jóvenes, cercanos a los mil asistentes- atentos a
sus palabras de orientación final del adiestramiento. El hermano general poseía
una gran experiencia espiritual como soldado del Señor Jesús. Los jóvenes tenían una semana de
intensa preparación para salir a evangelizar y discipular, eran consientes de
que su trabajo evangelizador, sería la punta de lanza para establecer nuevos
obras, y llenar el país de iglesias.
Los
jóvenes irían por todo el país. Algunos lucían muy cansados, pero allí estaban
dispuestos y disponibles para el servició de Dios. En breve minutos sería la
salida, el despliegue y muchos de ellos tambien, estaban con la tristeza de la
despedida en sus rostros. Mirándolos a todos les dijo:
“Ustedes
son soldados del Señor, los hemos formado en equipos de tres en tres. Aquí les
hemos compartido las herramientas espirituales para salgan vencedores en el
trabajo para el cual el Señor los ha escogido. Deben mantenerse unidos pase lo
que pase. No hay terreno para las divisiones, cuando la misión es salvar y
rescatar a los que “están perdidos en sus delitos y pecados”. Ningún soldado en
guerra, está pendiente de los detalles pequeños que los dividen, sino de los
grandes asuntos que los unen, en otras palabras como Pablo, dijo: “Ustedes
deben ser de un mismo sentir”.
¡Nosotros
vamos y haremos la labor que Dios nos ha encomendado para la gloria de Dios!”.
Le
hicimos un seguimiento a aquel grupo de jóvenes, comprobamos que miles de
personas fueron salvos y que la cosecha había sido abundante. ¡Alabado sea el
Señor! El fin último y supremo de nuestra vida como cristianos, es traer honra
y gloria a Dios en lo que hagamos, en lo individual y junto a otros.
Ahora
bien, este año 2017, Dios mediante, los días 11-13 de agosto, en la ciudad de
Barquisimeto, Edo. Lara en Venezuela, nos estaremos uniendo para una gran
celebración: 40 años de la Marcha Evangelizadora. Todavía el propósito del
evento sigue siendo el mismo: Elevar nuestras voces juntos para darle la honra
y gloria a Dios.
Espontáneamente
surge una pregunta: ¿Cómo alabar a Dios en medio del sufrimiento? Es bueno
repetir aquí, lo que sabemos. El Evangelio, la Buena Noticia de salvación, no
surgió en medio de la paz, sino en un mundo en guerra, y dónde el Emperador era
tenido como un dios. Sin embargo, el Mensaje de paz de JESÚS llegó al corazón
de muchos de los contemporáneos de los Apóstoles, y del apóstol Pablo. Como lo
dijera el comentario de los enemigos de nuevo camino en aquellos días, en
Tesalónica: “Estos que transtornan el mundo entero también han venido acá.”
(Hechos 17:6).
El
hecho cierto que en el mundo actual, con tanto terrorismo, de odios y guerras,
todavía podamos proclamar el Evangelio de la paz, el amor y la esperanza, es
una demostración de la unanimidad del pueblo de Dios al llevar el Mensaje a
través de los siglos, lo tenemos bien claro y es a pesar de todo: “Un mismo
sentir.”
Oración:
Padre Celestial:
Gracias por confiar en nosotros y
llamarnos a proclamar tu glorioso evangelio, tu Palabra, a través de los
siglos. Ayúdamos a que nosotros llenos de tu pasión llevemos tu Mensaje a
nuestra generación. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
El
cristianos nacido de nuevo se esfuerza en mantener el propósito de traerle
gloria a Dios en todo lo que es y hace.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
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