lunes, 6 de marzo de 2017

Canciones en el dolor

Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 137:1-4
¿Pero cómo podemos entonar las canciones del SEÑOR mientras estamos en una tierra pagana? Salmo 137:4
    
En el hospital en donde me encontraba, tendido en una camilla por varias horas, esperando mi segunda hospitalización de aquel mes de enero mientras me llevaban de un lado a otro para los éxamenes de rigor, en el Servicio de Emegencias, veía el movimiento de médicos, enfermeras y técnicos, luchando con diversos tipos de casos; sentía que aquella era una zona, donde los hombres y mujeres de ciencia, luchan contra las enfermedades, con la satisfacción de rescatar a los enfermos que se encuentran entre la vida y la muerte. ¡Allí no hay tiempo para otra cosa! Veía a una de las enfermeras jefes, una mujer de color, de unos cincuenta años, ir de un lado a otro, orientando a las enfermeras más jóvenes, atendiendo a los enfermos que ingresan y siguiendo y haciendo cumplir las órdenes de los médicos. El horario de trabajo allí, son de doce horas, y la enfermera tal vez, de la India que me atendía, no dejaba de vigilarme ni a mí, ni al monitor que marcaba los vaivenes de mi corazón. Me preguntaba a cada rato de mi situación y me traía medicamentos, así como alguna sábana o cobija para abrigarme. Mary, mi esposa y nuestro hijos Rubén y Mary Ruth, estaban allí. Más temprano había notado que Mary Ruth, nuestra directora de alabanza de la iglesia, había llegado trayendo consigo: La Biblia y el himnario.
Se acercaban las nueve de la noche, y le dije a Mary Ruth: ¡Vamos cantar! Ella buscó mis himnos favoritos, y empezamos a entonarlos, entre ellos: En Jesucristo, el Rey de paz. Mary, con su voz de soprano, Mary Ruth contralto, Rubén bajo, y yo, desde mi dolor en la camilla, hice el tenor. Sentí que las bellas notas del himno salían desde nuestro cuarto, pasaban por la División de Enfermería e igualmente se marchaban lejos por los pasillos y los otros cuartos. Me imaginaba que en alguna parte haría tanto bien, como nos hacía a nostros entonarlos. De repente, dos personas entraron, y se pusieron a cantarlos con nosotros, cuando se acercaron, inmediatamente, las reconocí, eran la enfemera jefe y la enfermera que me atendía. La enfermera jefe  colocó su brazo por encima del hombro de Mary Ruth, nos hizo señas para que siguiéramos cantando, exclamó entre lágrimas: “¡Este canto era el himno favorito de mi abuela, y lo voy a entonar en nuestro idioma!” Eché una mirada a mi enfermera, y con sus brazos en alto lo cantaba en inglés. ¡Así que esa noche allí en hospital el SEÑOR fue alabado en español, creole e inglés! La enfermera jefe, abrazo y besó a Mary Ruth y nos expresó secándose las lágrimas: “¡Gracias por hacerme recordar al SEÑOR y a mi abuela que ya está con Él!” Las enfemeras sallieron. Nosotros nos quedamos orando y agradeciéndole al SEÑOR, que ante la pregunta del salmista. Le respondimos, sí…Sí, se puede cantar en tierra pagana. Si se puede cantar en el dolor.
En Jesucristo, el Rey de paz
Fanny J. Crosby (1820-1915)
Traducción Monfort Díaz                 
I
En Jesucristo, el Rey de paz
En horas negras de tempestad,
Hallan las almas dulce solaz,
Grato consuelo, felicidad.
Coro:
Gloria cantemos al Redentor
Que por nosotros vino a morir;
Y que la gracia del Salvador
Siempre proteja nuestro vivir.
II.
En nuestra luchas, en el dolor,
En tristes horas de tentación,
Cristo nos llena con su vigor,
Y da aliento al corazón.
III.
Cuando luchamos llenos de fe
Y no queremos desfallecer,
Cristo nos dice: “Siempre os daré
Gracia divina, santo poder.”
(Himnario Bautista #323, EMH, 1997)
Oración:
Bendito Padre eterno:
Imprégname del amor y la pasión de JESUCRISTO de tal manera que yo pueda honrarte y glorficarte por dondequiera que vaya. Ayúdame para inspirar a otros con ese mismo sentir. En el nombre de JESUS. Amén
Perla de hoy:
Cuando amamos al SEÑOR, lo alabamos y testificamos de Él en cualquier lugar en donde estemos. ¡Él hará el resto!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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