lunes, 31 de octubre de 2016

Castillo fuerte es nuestro Dios

Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 1:1-17      
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17 (RV60)

Ayer domingo, sorprendí a algunos de los asistentes en el Culto, al preguntarles que día celebramos hoy 31 de octubre. Algunos respondieron: Halloween…Solo una persona dijo: ¡La Reforma Protestante! Hoy celebramos 499 años del inicio de la Reforma Protestante. La Perla no tiene otra intención sino que se conozca un poco más de nuestra historia, de los héroes  que Dios usó para cambiar la historia de la humanidad, pero por encima de todo, que brille con toda su luz infinita la bendita Palabra de Dios: ¡Ese fue el Libro de la Reforma! ¡Es el Libro que producirá, muy pronto, un despertamiento mundial antes del Rapto de la Iglesia! ¡Hoy la Palabra de Dios está más viva que nunca! En efecto, hace quinientos años, un sacerdote Católico romano descubrió la justificación por la fe al estudiar la Epístola paulina a los romanos: Mas el justo por la fe vivirá. En consecuencia una pregunta nos asalta: ¿Qué lleva a un ser humano que ha sido levantado por su familia en un sistema religioso prolijo, complejo y compacto a abandonar todo ese bagaje familiar-religioso y a aventurarse en una nueva fe? ¿Qué fuerza poderosa es capaz de hacer que un solo hombre se levante contra un imperio religioso y lo haga tambalear por sus cuatro costados? ¿Qué movió a ese individuo a levantar un movimiento capaz de una revolución espiritual que cambió la historia?
Las vidas del apóstol Pablo y de Martín Lutero nos van a enseñar una gran verdad. La religión, por muy perfecto que sea su engranaje, no es suficiente para tener la seguridad de agradar a Dios y aceptar su Salvación. Tanto Pablo como Lutero eran hombres profundamente religiosos desde la cuna, Pablo nació en medio de la religión que Dios entregó a Moisés en el Sinaí, Martín Lutero fue producto del catolicismo romano de la Edad Media. El primero de los dos tuvo su encuentro personal con Dios camino a Damasco, el segundo, tuvo su encuentro con Dios al estudiar la Escritura y descubrir la salvación como regalo de Dios a través de la fe en Jesucristo. Pablo fue perseguido por los judíos, sus correligionarios, Lutero fue perseguido por los católicos romanos, sus correligionarios. 
Tanto a Pablo como a Martín Lutero los siglos los han revindicado. Pablo es reconocido como el teólogo y misionero más grande de la historia del Cristianismo. Martín Lutero es considerado como el líder principal de un movimiento cristiano llamado el Protestantismo, y aunque Martín Lutero no quería dejar la Iglesia Católica Romana, encabezó un esfuerzo para que ésta regresara a sus raíces bíblicas, pero hasta hoy no ha sido logrado. No obstante, el impulso abrió las puertas al avivamiento de otras congregaciones que ya existían, como los valdenses y anabautistas que conquistaron a Europa en aquellos años del siglo XVI. Nuevos y talentosos hombres de Dios surgieron: Juan Calvino, Ulrico Zwinglio, Phillip Melanchthon, Tomás Mutzer, Juan Knox y centenares más. No fueron hombres perfectos, tuvieron sus errores; eran seres humanos, pero estuvieron por encima del descrédito en que el clero romano había caído en aquellos días.
En efecto, el 31 de octubre del año 1517 el monje agustino Martín Lutero, caminó resuelto al templo del Castillo de Wittember, Alemania, con determinación y sin que le temblaran las manos, el sacerdote de 34 años levantó el martillo y clavó uno de los escritos más estridentes de la historia religiosa -en esa época las puertas de los templos servían a las comunidades como medios de comunicación-, no hizo falta ni un mes para que los gritos del documento se oyeran por toda Europa, y muy especialmente, en el Vaticano. El documento -que no pretendía ser otra cosa que  la voz solitaria en la inmensa noche de la Edad Media-, no era otro que las llamadas Noventa y Cinco Tesis. Si Roma, hubiera oído aquella voz, hoy contáramos esta historia de otra manera.
Debo aclarar que, todas las religiones o sistemas religiosos están basados en una u otra fuente de autoridad, éstas cobran toda su importancia porque son el basamento de nuestras creencias, propósitos, costumbres, hábitos y valores. Básicamente son cuatro fuentes de autoridad: El intelecto y las experiencias que están dentro de la persona, y las tradiciones y las Escrituras que son externas, pero, Dios nos dejó una sola que es verdadera, las Sagradas Escrituras. Si Dios es verdaderamente Dios, tenía que dejarnos una Escritura inspirada por Él para poder conocerlo, amarlo, obedecerlo y alcanzar su Salvación, por eso, el Señor JESÚS le dijo a los judíos: “Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!” Juan 5:39 (NVI). Pablo aconsejó a uno de sus discípulos: “Las Sagradas Escrituras (…) te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” 2 Timoteo 3:15 (RV60).
Con esta verdad en mente, Martín Lutero escribió mas de 30 himnos en donde nos dice que, la Biblia, la Palabra de Dios, nos presenta la gran verdad: La Providencia divina es el castillo fuerte de nuestro caminar normal por la salvación por la fe. Por tanto es una bendición confiar únicamente en Dios para nuestra salvación, porque: Castillo fuerte es nuestro Dios.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Gracias por darnos tu Palabra que es fiel y verdadera. Ayúdame a vivirla por el poder de tu Santo Espíritu. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Los tesoros de la Biblia están a la disposición de los que escarben buscándolos.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos tus comentarios