Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura devocional: 1
Corintios 13:1-13
Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si
entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada
gano con eso. 1 Corintios 13:3 (NVI)
Ya dijimos
que una de las tres clases de amor que los griegos percibieron es “philéo” (yo
amo). Esta clase de amor se usa para la amistad en general, o también para el
amor por sus amigos y parientes, y tiene el sentido de amar a alguien porque es
merecedor de que lo amemos. De esa raíz viene la palabra filantropía, que describe el sentimiento de amor por la humanidad
porque “ánthropos” es el ser humano.
Claramente
vemos que el buen samaritano de la parábola que enseñó JESÚS era un filántropo:
“Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo,
se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las
vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y
lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se
las dio al dueño del alojamiento. "Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste
usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” (Lucas 10:33-35 NVI) De ese mismo
sentir era Bernabé, en los comienzos de la era cristiana: “José, un levita
natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa:
Consolador), vendió un terreno que poseía, llevó el dinero y lo puso a
disposición de los apóstoles” (Hechos 4:36-37 NVI). La filantropía es el desprendimiento personal, de los que tienen muchos
bienes, a favor de los más necesitados y las mejores causas que ayudan a la
humanidad. En realidad para el cristiano nacido de nuevo, es Dios mismo
haciendo la obra a través de ellos: “Porque
somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (Efesios 2:10
NVI).
Por otra
parte, nuestro versículo de hoy dice, “Si reparto entre los pobres todo lo que poseo”… pienso que “los pobres” han sido manipulados tanto por
el estado como por la religión. Según ese punto de vista, todo lo que hacen
ellos es por “amor a los pobres” ¡Pero los pobres continúan allí! Son como
Judas que criticó a la mujer que rompió el vaso de alabastro de perfume muy
caro para ungir a JESÚS. Dijo: “Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos
y que más tarde lo traicionaría, objetó: — ¿Por qué no se vendió este perfume,
que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres?” (Juan 12:4-5 NVI) Pero Juan, el escritor de este
evangelio, nos da la verdadera razón del proceder de Judas: “Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón
y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban
en ella” (Juan 12:6 NVI). No hay mayor humillación y burla a los pobres que
esta supuesta “filantropía”, y generalmente están dispuestos a dar lo que no es
de ellos.
Más
aún, dice Pablo: “y si entrego mi cuerpo
para que lo consuman las llamas”… un autor nos dice que en lo días de
Pablo, había un monumento en Atenas llamado “La tumba del indio”, –permítanme
aclarar por si acaso, indio de la India-. Allí, un indio se había quemado en
público en una pira funeraria, y había hecho que grabaran en su monumento la
orgullosa inscripción: “Zarmano-chegas, indio de Bargosa, según la costumbre
tradicional de los indios, se inmortalizó y yace aquí”. ¡Esto nos demuestra que
allí se levantaba un monumento al orgullo del indio! Ahora bien, dice Pablo,
vamos a suponer que uno es más humilde que aquel indio: “¡Si me quemaran vivo
por predicar el evangelio, y no tuviera amor, de nada me serviría!”
En
este momento tengo que dedicar unas líneas a los que el cristianismo ha hecho a
favor de los necesitados, pues, sería injusto no reconocer la filantropía de los hombres y mujeres que
han dedicado sus vidas al servicio de las causas más nobles en la historia del
sufrimiento de los seres humanos. Dios juzgará los motivos, pero en esta hora
doy gloria a Dios por ellos, porque como el mismo apóstol lo escribiera en su
Carta a los Filipenses: “¿Qué
importa? Al fin y al cabo, y sea como sea, con motivos falsos o con sinceridad,
se predica a Cristo. “Por eso me alegro; es más, seguiré alegrándome” (Filipenses
1:18 NVI).
Por
otra parte, creo que Pablo nos esta diciendo aquí, en Primera a los Corintios,
que la filantropía que a Dios le agrada
es aquella en la cual los verdaderos motivos rodean todas nuestras buenas intenciones y el amor de Dios está en el centro. Se
cuenta que en una reunión a una filántropa cristiana que había ayudado
financieramente en la construcción de hospitales y templos, y al crecimiento
del reino en distintas formas, se le preguntó: ¿Qué es una buena obra para
usted? Y la mujer piadosa, respondió: “Es un acto de beneficencia que por amor
a Cristo hacemos a alguien o a una buena causa y después nos olvidamos”…Porque la
filantropía sin amor es inútil.
Oración:
Padre eterno:
Aquí estamos frente a un nuevo día, gracias por poner tu amor
en mí para que yo pueda amar y servir con tu amor en todo lo que haga. Ayúdame
que en medio de mi escacez, pueda sentir el gozo de ayudar a otros. En el
nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No importa cuanto estas dispuesto a dar con amor, nunca
puedes superar a Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio
de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por
aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a
obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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