martes, 18 de octubre de 2016

El ocultismo: ¿Utopía o realidad?

Francisco Aular
Lectura devocional: Levítico 19:26-37     
No te contamines al recurrir a los médiums o a los que consultan con los espíritus de los muertos. Yo soy el Señor tu Dios. Levítico 19:31 (NTV)

“Pastor  ¿existe la comunicación con los muertos?, ¿existe la hechicería, la brujería, la adivinación y el satanismo?, o ¿todo es mentira?” Con estas preguntas me abordó la nueva creyente a la salida de mi conferencia sobre halloween y sus peligros. A estas interesantes preguntas respondí y respondo siempre de una manera sencilla: La Biblia nunca prohíbe hacer algo, si tal cosa no existiera como maldad o pecado. La Biblia reconoce la existencia de fenómenos supranormales. Es más, debido al extremo cuidado que se le pide al pueblo de Dios tenga con estas prácticas, y las advertencias que le hacen los escritores tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, ha sido labor del ateísmo y otros enemigos de la Palabra de Dios, intentar minimizar o ridiculizar el alto contenido de sus enseñanzas, principios, normas y valores eternos.
Por otra parte, los pueblos que existían cuando se comienza a formar Israel como nación, ya andaban versados en muchos actos mágico-religiosos, y por ello, ofrecían un altísimo grado de contaminación espiritual al pueblo de Dios, o como la Biblia lo señala, el peligro de “prostituirse” con estas prácticas. No es un asunto liviano dejar a Dios por ir tras el ocultismo y otras creencias o supersticiones: “Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo… Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” (Levíticos 20:6,27 RV60).
Los que vivimos en Canadá o Estados Unidos y conocemos a primera mano las prácticas del ocultismo, nos quedamos asombrados por la liviandad y pretendida inocencia de la gran fiesta del Halloween, en esta en estos países…Las tiendas, ya están repletas de mercancías con calaveras, velas, brujas y tumbas, y la gente compra estos artículos y los llevan a sus hogares y los colocan adentro y afuera de sus casas. Eso mismo ocurre en las escuelas y se les enseña a los niños esta celebración ocultista que proviene de Europa, de los Celtas pueblos antiguos adoradores de Satanás. Más lamentable todavía hasta en los templos cristianos, celebran el 31 de octubre como la “Noche de las brujas”…Sin embargo, los mismos satanistas y practicantes de las ciencias ocultas, señalan que este día es el más impotante en sus calendarios. Esto nos lleva al título que encabeza nuestro devocional: El ocultismo: ¿Utopía o realidad?
La respuesta la tenemos en la Biblia, nuestra única regla de fe y práctica. En efecto, abundan las citas de la Biblia en contra de las prácticas ocultistas, en esta breve meditación no podemos señalarlas todas, ahora bien, notamos en el Nuevo Testamento, que Dios no obliga a nadie a seguirlo como en aquellos tiempos de la teocracia de Israel; estamos en el tiempo de la gracia, sin embargo, Dios no ha abolido la prohibición: “Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades” (Levítico 17:7 RV60). Por tanto, las consecuencias, los daños espirituales, psíquicos y físicos de quienes practican tales cosas también son perpetuos, son reales, no son utópicos.
Oración:
Padre eterno:
Te alabo en esta hora porque aun el futuro que no conozco, no me asusta enfrentarlo porque está seguro en tus manos, y tú me conoces hasta antes de la creación del mundo. Ayúdame a advertir a otros de los peligros de confiar en ídolos y demonios. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Reconocer la realidad de un mundo espiritual de maldad y tinieblas, confirma la realidad de la existencia del reino de la luz. Es nuestra decisión ubicarnos en donde queremos vivir para siempre.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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