Francisco Aular
faular @hotmail.com
Lectura
devocional: Josué 4:1-21
Las usaremos para levantar un monumento
conmemorativo. En el futuro, sus hijos les preguntarán: “¿Qué significan estas
piedras?”. Y ustedes podrán decirles: “Nos recuerdan que el río Jordán dejó de
fluir cuando el arca del pacto del Señor cruzó por allí. Esas piedras quedarán como un
recordatorio en el pueblo de Israel para siempre”. Josué 4:6,7 (NTV)
La
Biblia afirma que Dios hizo las naciones con sus características étnicas, su
lenguaje y cultura particulares. También nos enseña que Dios está interesado en
la historia de cada nación, y el legado de una generación a otra. Por eso, en
el comienzo de la historia de Israel como nación, cada vez que obtenían una
victoria dirigida por la mano de Dios y el esfuerzo del pueblo, el SEÑOR ordenó
que, se levantara un monumento de piedras para señalar el lugar en que ocurrió
el hecho memorable. Dios quería que las generaciones futuras supieran que
estaban montados sobre los hombros, gloriosos de sus antepasados y del SEÑOR de
la historia.
Se
cuenta que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Gran Bretaña estaba pasando por los días más oscuros de su
larga historia frente a las amenazas de Hitler, el país tenía serias
dificultades en mantener a sus hombres trabajando en las minas de carbón.
Muchos querían abandonar sus sucios e ingratos trabajos en las peligrosas minas
para unirse a las fuerzas armadas donde podrían tener más reconocimiento
público y apoyo. Pero el trabajo de las minas era determinante para el éxito de
la guerra. Sin carbón, los soldados y la gente en sus casas tendrían serias
dificultades. Los mineros se declararon en huelga.
Por
eso un día el Primer Ministro Winston Churchill, con aquella cualidad innata en
él -de sacar lo mejor del ser humano a través de sus discursos- se enfrentó a
miles de mineros y les habló de la importancia de defender la patria y ganar la
guerra y cómo sus esfuerzos podrían hacer que la meta de mantener a Inglaterra
libre se alcanzara o no. Churchill les pintó un cuadro completo de lo que
ocurriría cuando la guerra terminara y del gran desfile con el que se honraría
a los que habían hecho la guerra. Primero vendrían los marinos, luego vendrían
lo mejor y más brillante de Gran Bretaña, los pilotos de la Real Fuerza Aérea. Más
atrás vendrían los soldados que habían peleado en Dunquerque. Los últimos
serían, los hombres cubiertos del polvo de carbón con sus cascos mineros.
Churchill dijo que quizás alguien gritaría en la multitud: “¿Y donde estaban
ustedes durante los días difíciles de la guerra?” Y las voces de diez mil
gargantas responderían: “En las entrañas de la tierra con nuestros rostros
hacía el carbón”. Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de aquellos
hombres endurecidos por el trabajo. Regresaron al trabajo humilde que
desempeñaban con resolución firme después de habérseles recordado el papel que
estaban desempeñando en la lucha por alcanzar la gran meta de preservar la
libertad del mundo occidental. ¡Ellos cumplieron!
Pues
bien: ¿Qué exige esta hora angustiosa en la cual vivimos de cada uno de
nosotros? Nuestra hora exige valentía moral y coraje cívico. ¡Ya basta de
indiferencia! ¡El tiempo es hoy! ¡Todavía tenemos tiempo! ¡Es ahora o nunca!
Soñemos con una patria nueva pero pongámonos en acción. ¡Es cierto que Dios lo
hará pero no lo hará sin nosotros! Esa es la razón por la que todavía estamos
en el más acá y no en el más allá. Tenemos una misión histórica por delante y
tenemos que cumplirla hoy porque nuestros hijos y nuestros nietos, nos preguntarán:
“¿Y dónde estabas tú?” La respuesta será nuestro legado. Insisto: ¿Qué le
diremos a nuestros hijos y a nuestros nietos en el futuro? Cuando ellos nos
pregunten: “¿Y dónde estabas tú? Aquel día en que se perdió nuestra libertad y
perdimos la patria?”…
Oración:
Te alabo SEÑOR de la historia porque nos hiciste para Ti. Tu Palabra dice
que es bienaventurado el pueblo que Te tiene como su Dios. Cambia SEÑOR nuestra
religiosidad por verdadera fe que se encarna en una relación personal contigo;
nuestra negligencia por el trabajo creador y productivo; nuestro materialismo
que un día dejaremos atrás cuando muramos por alcanzar las virtudes que
legaremos a nuestros hijos y nietos como la “herencia incorruptible”; ayúdanos
SEÑOR para que en los suelos de mi patria el ambiente familiar sea de armonía y
progreso; permítenos Oh Dios que los niños jueguen en las calles y en las
plazas sin temor; que nuestros jóvenes se preparen para asumir el destino
glorioso que les espera; que nuestros graneros y ganados se multipliquen para
alimentar a las multitudes hambrientas; que no se escuche un grito de alarma en
nuestras calles y plazas; que haya paz y armonía tanto en la casa del que
gobierna como de los gobernados; que nuestras lenguas alaben en vez de
maldecir. ¡Bendito el pueblo que tiene esto! ¡Haz que mi nación esté allí! Y
dame fuerzas para ser parte de ello. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El
carácter de nuestros hijos mañana depende de lo que ponemos en sus corazones
hoy.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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