Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:169-176
Déjame vivir para que pueda
alabarte, y que tus ordenanzas me ayuden. Salmo 119:175 (NTV)
Hemos llegado a la última sesión del Salmo 119,
verdadera joya literaria, un poema inspirado por una musa excepcional: La
Biblia, la Palabra de Dios. El escritor no le puso título y tampoco lo firmó,
sin embargo, se ve en todo el himno la fuerza y pasión que el poeta-rey David
ponía en todo lo que hacía. El tema es la gloria de la Palabra de Dios, y bien
podemos afirmar de esta Salmo lo
que Spurgeon, el predicador inglés, escribió sobre él: “Esta oda sagrada es una
Biblia en miniatura, las Escrituras condensadas, la Sagrada Escritura reducida
a emociones y acciones santas” (Spurgeon, El Tesoro de David 1990,
p.252). Fuerza y pasión marcan, en esta
meditación, un sentido de valor ético del espíritu que debe poseer todo
cristiano nacido de nuevo frente a las verdades que tiene la Palabra de Dios, y
que necesitan ser encarnadas para ser leídas por las personas que nos rodean.
El cristianismo no es un escapismo, no es optimismo, ni pesimismo, simplemente
es realismo. Lo que el mundo necesita hoy es que los creyentes en las verdades
eternas de la Palabra de Dios, leamos, estudiemos, memoricemos, meditemos y
practiquemos, lo que predicamos, es decir que poseamos y anunciemos el mensaje
con fuerza y pasión.
De esta manera, el salmista del Salmo 119, en 176
versículos ha escrito un poema en forma variada y al mismo tiempo profunda
acerca del amor, atención y práctica de la Palabra de Dios en la vida diaria.
¡No tiene desperdicio ninguno los pensamientos que él, un genuino creyente en
el SEÑOR, proclama! Eso sí, se nota su fuerza y pasión al creer, vivir y
proclamar las bendiciones y al poner en práctica el tesoro perfecto de la
Sagrada Escritura, que Dios en su gracia nos ha dado, para que guiados por la
Palabra podamos encontrar al SEÑOR, creerle a Él, honrarlo y servirlo. ¡Ese es
el verdadero propósito de la vida humana! ¿Cómo obtenemos y desarrollamos
fuerza y pasión por la Palabra de Dios? Veamos.
Fuerza y pasión al inicio de la vida cristiana para
orar, buscar la salvación que Dios nos ha prometido y obedecerlo: “Oh SEÑOR,
escucha mi clamor; dame la capacidad de discernir que me prometiste. Escucha mi
oración; rescátame como lo prometiste” (vv. 169,170); fuerza y pasión en la alabanza y en la
adoración total al SEÑOR en todo tiempo: “Que la alabanza fluya de mis labios,
porque me has enseñado tus decretos. Que mi lengua cante de tu palabra,
porque todos tus mandatos son correctos” (vv.171,172); fuerza y pasión para no soltarme de la mano
de Dios en ningún momento, e intencionalmente creerle a Dios y a su Palabra: “Tiéndeme una mano de ayuda,
porque opté por seguir tus
mandamientos” (v.173); fuerza y pasión al aferrarnos
a la Palabra de Dios, en vez de a nuestros sentimientos, en el proceso de la
santificación que dura toda nuestra vida en esta tierra, y consiste en haber
sido rescatado ayer, hoy y mañana, como bien lo dice el apóstol Pablo:” Estando persuadido de
esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el
día de Jesucristo” (Filipenses 1:6 RV60), e igualmente el salmista clama: “Oh SEÑOR, he anhelado que me rescates, y tus enseñanzas son mi
deleite”
(v.174); fuerza y pasión al descubrir el verdadero propósito de nuestra vida
aquí en la tierra, y vivir con este lema: “Porque para mí el vivir es Cristo, y
el morir es ganancia” (Filipenses 1:21 RV60): “Déjame vivir para que pueda
alabarte, y que tus ordenanzas me ayuden” (v.175); fuerza y pasión al
levantarnos con genuino arrepentimiento cuando le hemos fallado a Dios. Muy
interesante que el salmista no concluye su poema con el orgullo espiritual de
sentirse seguro en redil del Pastor, sin necesidad de arrepentimiento de sus
pecados, aun estando a salvo, sino
con el franco reconocimiento de las flaquezas y de la fragilidad de la naturaleza
humana.
El salmista confiesa delante de
Dios: “He andado descarriado como oveja perdida”, estar perdido, fuera del
redil es una cosa, pero estar perdido dentro del redil es otra; lo primero
necesita salvación, lo segundo reconciliación y liberación. ¡Qué bueno que
contamos con un Pastor que ama a sus ovejas en cualquier situación en la que
anden en este mundo!, y está presto a rescatarnos: “Ven a buscarme porque no me
he olvidado de tus mandatos” (v.176). El pecado imperdonable es no oír al SEÑOR
y cerrar nuestros ojos y mentes al amor y perdón de Dios, pero si en nuestro
corazón, sea cual sea nuestra condición espiritual, todavía palpita el temor a
Dios y a su Palabra, hay remedio para nuestro mal. El rey David fue uno que
experimentó el extravío, pero con fuerza y pasión se arrepintió y volvió, amó y
sirvió “conforme al corazón de Dios”. Ahora bien, la Palabra es nuestra guía
segura que nos lleva al SEÑOR, por eso volvamos a nuestro hogar, allí el Padre
nos espera, Él nos verá, saldrá a recibirnos y correrá hacia nosotros con los
brazos abiertos, nos abrazará y besará, secará nuestras lágrimas de
arrepentimiento. Pondrá un anillo en nuestros dedos como coherederos de su casa
junto a su Hijo JESUCRISTO; nos revestirá de su justicia y misericordia, y por
lo tanto de su perdón. Convocará a todos a los salvados a una gran fiesta y
dirá: “Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano
estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido encontrado!”
(Lucas 15:32 NTV). ¡Levantémonos y sirvámosle con fuerza y pasión!
Oración:
SEÑOR Todopoderoso, aquí estoy con
rodillas en la tierra buscándote con fuerza y pasión; hazme como uno de tus
soldados más pequeños en tu ejército y ayúdame a proclamar tu mensaje de fe,
esperanza y amor. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
Cuando pensemos que los fracasos
de ayer nos han hundido, volvamos al SEÑOR, Él nos dará fuerza y pasión para
servirle.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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