Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119: 105-112
Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz
para mi camino. Salmo 119:105 (NTV)
Dios ilumina con su Palabra a aquellos que están
dispuestos a escucharla con el corazón, para dejarse guiar por ella hasta el
hogar eterno.
Un pastor inglés de esos años en que no había luz
eléctrica, ni linternas de batería, relató la siguiente experiencia: “Después
de haber andado dos millas para visitar un vecindario en el que pocos
podían leer, con el objetivo de
pasar una velada leyendo a un grupo que estaba reunido para escuchar, y estando
ya a punto de regresar por una senda estrecha a través del bosque, en el que el
camino se bifurcaba varias veces, se me proveyó de una antorcha de tea. Objeté
que era demasiado pequeña, pues pesaba menos de media libra. “Le llegará hasta
su casa”, contestó mi huésped. Le dije: “El viento la apagará”, y él me
respondió: “Estará encendida hasta que llegue a su casa” “Pero, ¿si llueve?”,
dije. Él replicó: “Le iluminará hasta su casa”, y a pesar de mis temores, tuve
luz abundante en el camino hasta casa y me proporcionó una ilustración
apropiada, creo, de la forma en que nuestros corazones indecisos podrían ser
guiados por la “senda estrecha”. Si aceptáramos la Biblia como nuestro guía,
sería una lámpara para nuestros pies, que iluminaría nuestro camino al cielo.
Uno me dijo que tenía cinco objeciones a la Biblia. Le contesté que si la
tomaba como lámpara a sus pies “le iluminaría hasta llegar a casa.” Otro me
dijo que hallaba dos faltas en la Biblia, y le contesté con las palabras de mi
amigo que me proveyó la antorcha: “Te iluminará hasta llegar a casa”.
El salmista, en esta estrofa de su inmortal himno a la
Palabra de Dios, comienza con la afirmación:
“Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino”
(v.105). Por cierto, este es uno de los versículos más famosos de toda la
Biblia, pues, en realidad la naturaleza de la Biblia es ser lámpara y luz. La
Biblia hace brotar todo lo que el ser humano necesita para ser luz que ilumine
a otros, como lo dice el Apóstol: “Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero
ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de
luz!” (Efesios 5:8 NTV). Hace algunos años, un joven cristiano nacido de nuevo
y muy evangelizador me contó que estaba cursando su último año en la
universidad, pero que estaba a punto de renunciar, porque ya le era
insoportable vivir entre las burlas de sus demás compañeros. Lo miré. Puse mis
manos sobre sus hombros, y le dije: “No conozco tu entorno, pero conozco a la
Palabra que tú y yo anunciamos. Dios te puso allí para que seas luz en ese
lugar oscuro, ¡brilla para la gloria de Dios! Lo encontré hace poco, y me dijo,
“ese comentario que usted hizo, me ayudo más de lo que se imagina, porque me
recordó la razón y el propósito de mi vida: ¡Ser luz a los demás, y eso soy!”.
¿Por qué no ser luz y lámpara llenos
de la Palabra de Dios por donde vayamos, y en medio de nuestros círculos de
influencia que tenemos? Sí en efecto, esta Palabra es luz para nuestros ojos,
para así no perder el hermoso panorama de la vida cristiana, pero también buen
asidero para poner nuestros pies, y saber por dónde debemos ir con ellos, y los
lugares a evitar mientras caminamos a la seguridad de nuestro verdadero hogar.
De esta manera, nuestra resolución de servir al SEÑOR no es una moda, sino es
para siempre: “Lo prometí
una vez y volveré a prometerlo: obedeceré tus justas ordenanzas” (v.106);
también sus promesas nos sostendrán, en medio de nuestros sufrimientos en el
sendero; el SEÑOR, renovará nuestras fuerzas a través de su Palabra: “He
sufrido mucho, oh SEÑOR; restaura mi vida, como lo prometiste” (v.107); nuestro
andar
cotidiano puede producirnos amargura y escoger el camino de destruir en vez de
edificar, pero basado en la Palabra, haremos que la alabanza a Dios y el
respeto a los demás sea una de los grandes rasgos de nuestra personalidad: “SEÑOR, acepta mi ofrenda de alabanza
y enséñame tus ordenanzas” (V.108); con la Palabra como nuestra luz y lámpara
podemos hacer frente a todos los peligros que nos asechan: “Mi vida
pende de un hilo constantemente, pero no dejaré de obedecer tus enseñanzas. Los
malvados me han tendido sus trampas, pero no me apartaré de tus mandamientos” (vv.109,110);
la Palabra como nuestra luz y lámpara es el fundamento de nuestros valores para
obedecerlos, y andar en esta vida hasta el triunfo final en el cielo: “Tus
leyes son mi tesoro; son el deleite de mi corazón. Estoy decidido a obedecer
tus decretos hasta el final” (vv.111,112).Por todo esto, la Biblia es lámpara y
luz.
Oración:
SEÑOR, dame
la oportunidad de ser en un mundo lleno de tinieblas, un reflejo de tu Palabra:
Lámpara y luz. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
Nuestro testimonio de JESUCRISTO es lámpara y luz en
un mundo de tinieblas. ¡Brilla!
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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