Francisco Aular
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Lectura devocional: Filipenses
4:1-7
¡Vivan con alegría su vida
cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Filipenses 4:4 (La Biblia en lenguaje actual)
Hoy me asomo al mundo y la
deseperanza reina en el corazón de muchos; pero yo poseo en mí la alegría que
es la fuerza del amor. Hoy haré todo con la alegría que Dios puso en mí, el día
en que nací de nuevo, porque el gozo o la alegría del cristiano nacido de nuevo
es inseparable de la obra del Espíritu Santo: "Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino
de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo" (Romanos 14:17; NVI). Una de las nueve cualidades que
componen el fruto del Espíritu es la alegría en el cristiano: “En cambio, el
fruto del Espíritu es amor, alegría…” (Gálatas 5:22.23, NVI). "…con gozo del
Espíritu Santo" (1 Tesalonicenses 1:6; RV60). La Biblia dice que una de
las características de los primeros cristianos era la alegría contagiosa que
poseían: "Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu
Santo" (Hechos 13:52; RV60).
Hoy mostraré a quienes me rodean
que no es el propósito de Dios que el ser humano viva una vida negativa,
derrotada y miserable. Sé que algunos piensan que ser cristiano es vivir
siempre con la cara larga, triste, siendo retraído y esperando morirse para ser
feliz en el más allá. Contrario a esto, la Biblia afirma que Dios quiere que
vivamos con alegría, una vida hasta lo máximo, hasta la plenitud. JESÚS dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y la
tengan en abundancia" (Juan 10:10b; NVI).
Hoy diré a los que me rodean que
la alegría que ven en mí es la fuerza del amor de Dios en todo mi ser. Es un
gozo que también está unido al hecho de que JESÚS es mi SEÑOR Y SALVADOR. ¡Qué
hermoso es vivir para JESÚS y tener plena confianza en sus promesas!: "Les he dicho esto para
que tengan mi alegría y así su alegría sea completa" (Juan 15:11; NVI). Por otro lado, la alegría del mundo es pasajera
porque su propósito es distraerme, divertirme momentáneamente, y muy a menudo,
esa alegría es producto de los placeres del mundo, del demonio, y de la
naturaleza pecaminosa en todo ser humano.
Hoy me empino y extiendo mis
brazos hacia el cielo en señal de gratitud a mi Dios eterno quien tuvo
misericordia de mí. No merecía su salvación hace más de cincuenta años cuando
vine a Él. Todavía esa salvación no la merezco, ni la mereceré, porque es un
regalo que el Padre nos ha dado en JESÚS. Mucho menos merecía el hecho de que
el Espíritu me diera dones y pusiera en mí cualidades desconocidas, como su
amor a través del fruto del Espíritu Santo. Cualquiera sea la situación que me
toque vivir en medio de un mundo que no tiene arreglo, en medio de los
problemas y tempestades de la vida, no pierdo de vista lo que el SEÑOR me
prometió: "En el último día, el
más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: — ¡Si alguno tiene
sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la
Escritura, brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37,38; NVI).
Hoy me fijo en su promesa y tengo
fuerzas para vivir en ella. No se me promete un riachuelo, ni un goteo, sino
"ríos de agua viva", cuyas aguas, al compararlas, ni siquiera, la
maravilla de las Cataratas de Niágara se le aproximan. No, yo no estoy aquí
para andar quejándome por todo, y echar la culpa a otros por lo que me ha
sucedido. No dejaré que nadie ni nada haga en mí una basura,
que tape esa corriente de agua viva para otros.
Hoy dejaré que esos ríos de aguas
vivas circulen a través de mí para calmar la sed de los demás seres humanos de
mi generación. No lo haré en mis propias fuerzas, sino con la alegría que es la
fuerza del amor.
Oración:
¡Gracias Padre Celestial por tu presencia constante
en mi ser. Gracias porque estás aquí, ahora, conmigo. Gracias por tu amor
derramado en mí por la presencia de tu Santo Espíritu. Gracias por la alegría
desbordante que me produce tu amor. ¡Qué alegría saber que no estoy solo porque
tu amor por mí es incondicional e infinito! Ayúdame, dame tu bendición y el
valor de ser un testigo eficaz por dondequiera que vaya. En el nombre de JESÚS.
Amén.
Perla de hoy:
La felicidad es nuestra cuando
abrimos la fuente de la alegría que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros
desde que creímos.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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