Francisco Aular
Lectura devocional: Marcos 15:6-15
Fijemos la mirada en Jesús, el
iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba,
soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está
sentado a la derecha del trono de Dios. Hebreos 12:2 (NVI)
La visión de JESÚS en su última semana y la
de su crucifixión es un pensamiento de solemne grandeza en los corazones de
todos los cristianos. Nada es comparable con la cruz de JESÚS, en la cual: “La
misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron”
(Salmo 85:10 RV60). Allí se encontraron el bien y el mal. La cruz es un punto
de decisión para nosotros que contemplamos estos hechos a más de dos mil años.
¿Se ha enfriado mi corazón por el tanto ir y el venir de las olas de los
tiempos, o todavía mi corazón palpita porque allí JESÚS perfeccionó nuestra fe?
¿Nos hace falta caminar hacia la cruz como lo hizo el Señor y anticipar el gozo
que nos espera porque Dios está satisfecho con ese sacrificio por mis pecados?
¿Es el gozo de sentirnos libres del pecado que nos lleva a no tener vergüenza
al evangelizar y discipular a las naciones? ¿Estoy yo con el mundo que rechazó
a Cristo o con Cristo a quien el mundo rechazó? El gran apóstol Pablo lo
expresó así: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas
6:14 RV60)
Como hemos dicho, la cruz es la demostración
a la vez de la justicia de Dios que castiga el pecado, pues, el Señor “no
tendrá por inocente al culpable” (Nahúm 1:3), y de su amor que perdona al
pecador, “mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Esto se hace efectivo
cuando aceptamos el Regalo de la Vida Eterna que es JESÚS, la cruz señala la
anulación del juicio que debía alcanzarle, y el principio de una nueva Vida
(“zoé”), esa Vida que viene del cielo; es Vida para siempre que el pecador
arrepentido y dolido por sus pecados recibe en el momento de aceptar a JESÚS
como Señor y Salvador. Si miramos con fe a Aquél que murió en la cruz por
nuestros pecados, comprenderemos por qué JESÚS “soportó la cruz”. No sé que
harás tú, pero en cuanto a mí, hace más de cincuenta años me sostiene el hecho
haber congelado en mi mente y corazón la visión de JESÚS crucificado. Este ha
sido el corazón de mi mensaje que he predicado desde entonces “pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado” (1 Corintios 1:23). Cuanta razón tenía el
autor anónimo del siglo XVI, un español, cuando escribió su famoso Soneto al
Cristo crucificado:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes que dar porque te quiera,
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias por enviarnos a tu Hijo a morir por
nosotros los pecadores! ¡Cristo murió por mí, es y será mi mensaje hasta el día
en que me vaya a morar contigo! Ayúdame a amarte y a proclama este camino hacia
la cruz. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La muerte de JESÚS en la cruz,
demostró el Amor de Dios que se entrega a Sí mismo para llevarnos a Él. ¡Oh qué
amor, qué inmenso amor!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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