Francisco
Aular
Lectura
devocional: Lucas 4:16-21
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres. (Lucas
4:18ª RV60)
JESÚS
mismo, al inicio de su ministerio en la sinagoga de Nazaret, definió el corazón
de su misión al venir a la tierra: “El Espíritu del
Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar
libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los
oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18,19 RV60). ¿Cuáles
son estos pobres? Definitivamente no son los pobres sociales, porque algunos de
ellos están tan llenos de orgullo por su pobreza social, que no quieren salir
de ese estado. Aunque JESÚS prestó particular atención a ese sector de la
sociedad, también les habló claro: “Respondió Jesús y les
dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las
señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la
comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el
Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre” (Juan 6:25-27
RV60). El apóstol Pablo fue mas allá cuando les dijo a unos pobres sociales
perezosos de la iglesia del primer siglo: “Porque también cuando estábamos con
vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (1
Tesalonicenses 3:10 RV60). ¡La mejor solución para ofrecer a los pobres
sociales es educarlos y crear fuentes de trabajo! Un pensador chino, muchos
años antes de Cristo, dijo: “Dadle a un hombre un pescado, y comerá un solo
día; enseñadle a pescar y tendrá comida todos los días de su vida”. Hasta hoy,
no conozco a un pueblo más laborioso que el chino.
Aquella última semana del Señor en la tierra, una mujer trajo una
ofrenda al Señor, oportuna y generosa. Viendo aquello surgió un crítico: “¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado
a los pobres?” (Juan 12: 5, RV60). Uno puede decir, que gesto tan noble de esta
discípulo de JESÚS, sin embargo, Juan nos revela la verdadera intención de Judas
Iscariote: “Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era
ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.” (Juan 12:6).
¡Desde lejanos días, los pobres sociales han sido la excusa principal de
algunos para llegar al poder y enriquecerse! Permítanme decirles que provengo de una familia numerosa, ¡nosotros
éramos tan pobres socialmente hablando, que los otros pobres nos ayudaban! Con
la ayuda del Señor, estudiando, trabajando y aún aportando nuestras ofrendas
materiales para la extensión del reino, Dios nos sacó de allí. Soy testigo de
primera mano, de lo que nuestro amado JESÚS, hace por los pobres tanto sociales
como espiritualmente, hablando. ¡Gloria a Dios!
Pues bien, es claro que la Palabra de Dios se refiere a los pobres
en espíritu. El profeta los describe así: “Dejaré un remanente en medio de ti,
un pueblo pobre y humilde. En el nombre del Señor
se cobijará” (Sofonías 3:12 NVI). El mismo JESÚS los definió en las
bienaventuranzas: “Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3 RV60). Los
“pobres en espíritu” son aquellos que saben que son pecadores, y que son tan
pobres espiritualmente hablando, que están “muertos en sus delitos y pecados”
(Efesios 2:1,2); son los que han perdido toda la confianza en sus propios
esfuerzos para alcanzar a Dios, y se humillan para que Él los alcance; pobres
en espíritu son aquellos que tienen la capacidad para reconocer que sus tesoros
en el mundo no pueden comprarles un lugar en el cielo; son los que reconocen
que están perdidos sin la ayuda de Dios y acuden a Él para depositar toda su fe
en la oferta de salvación divina; se arrepienten y alcanzan el perdón de Dios,
y por lo tanto “de ellos es el
reino de los cielos…”. Son los que se esfuerzan en la gracia de Dios y pueden
decir: “Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece” (Filipenses 4:13 RV60). Por eso, ¡Arriésgate a ser libre de la
pobreza!
Oración:
Padre eterno:
¡Gracias,
gracias sin fin, Señor, por la riqueza del espíritu que me has dado! Dame
fuerzas y valor, sabiduría y virtud para ayudar a los de mi generación a salir
de su pobreza espiritual y social, y disfrutar de “todas tus riquezas en
gloria”. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
No permitas que las riquezas
materiales o la búsqueda de ellas, te desvíen de procurar las riquezas del
espíritu en JESÚS.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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