Francisco
Aular
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Lectura
devocional: Hebreos 2: 5-18
Debido a que él mismo ha pasado por sufrimientos y pruebas, puede ayudarnos cuando pasamos por pruebas. Hebreos 2:18 (NTV)
Uno de nuestros diáconos y yo, fuimos a visitar a un hermano en la fe, que había sufrido un accidente y había perdido dos dedos de la mano. Cada uno de nosotros, leyó la Palabra y dijo palabras de aliento tanto al enfermo como al resto de la familia. Fue entonces, cuando nuestro anciano diácono abrió su boca y dijo lo siguiente: “Hermano querido, entre todos los que estamos aquí, yo no he venido para darte solamente consejos, sino para darte mi ejemplo. Yo también hace más de cuartenta años, sufrí un accidente de trabajo en el cual me queme en un ochenta por ciento de mi cuerpo…” Acto seguido mostró las secuelas de las quemaduras y entre ellas, la pérdida de algunos de sus dedos, continuó: “Por ello, tengo autoridad para decirte que el Dios que me sostuvo y me sostiene, también te dará la victoria”. Al identificarse por medio de sus sufrimientos con el sufrimiento de aquel enfermo, las palabras sabias de nuestro anciano diácono, tambié hicieron impacto en todos nosotros.
¡Qué precioso es predicar el evangelio en donde
JESÚS se identifica con nosotros los pecadores! Como dijo una nueva creyente al
estudiar estas cosas: “Estas verdades son demasiadas hermosas para haberla
inventado el ser humano.” Ciertamente la fe en un Dios sufriente es sin dudas,
una fe viviente. El Dios que pasó por nuestras penas y dolores, Su nombre es
Emanuel: “Dios con nosotros”. El Dios que oye nuestro clamor y se inclina para
ver nuestros sufrimientos. Nuestro Señor fue tentado o probado para tomar otro
camino contrario a la voluntad del Padre. Pero el Señor JESÚS fue obediente y
fue a la cruz por todos nosotros. Identificándose con nosotros en Su muerte,
nos permite que nos identifiquemos con Él, en Su resurreción: “Debido a que los hijos de Dios son seres humanos —hechos de carne y
sangre— el Hijo también se hizo de carne y sangre. Pues solo como ser humano
podía morir y solo mediante la muerte podía quebrantar el poder del diablo,
quien tenía el poder sobre la muerte. Únicamente de esa manera el Hijo podía
libertar a todos los que vivían esclavizados por temor a la muerte.” (Hebreos
2:14,15, NTV). ¡JESÚS es la Vida eterna! (Juan 3:16).
Al mismo tiempo, JESÚS ascendió a los cielos y
desde allí nos presta Su ayuda eficaz para que nosotros podamos vencer y ayudar
a otros. El enemigo nos envía la tentación buscando lo peor de nosotros; pero
Dios permite la prueba porque confía en que, mediante la prueba, sacará lo
mejor que hay en nosotros. El padecimiento del Señor en la tentación, nos permite
conocer hasta donde podemos nosotros también, soportar: “Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que
otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo
que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que
puedan resistir.” ( 1 Corintios 10:13, NTV).
Recuerde la tentación no es pecado. El Señor nos
dará la victoria. ¡En JESÚS nosotros somos ayudados para ayudar a otros!
Oración:
Padre Eterno:
Señor
llena mi copa de fe, de esperanza
y amor a fin de poder convertir mis pruebas en victoria. Permíteme que no me
pierda en los laberintos infructuosos de la amargura, sino en un ejemplo para
ayudar a otros. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
¿Ha
llegado al punto de no poder más con la carga? Los brazos de JESÚS todavía son
fuertes para sostenerle. Dígaselo en oración.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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