Francisco
Aular
faular@hotmail.com
Lectura
devocional: 1 Crónicas 28:1-20
Además, David le dijo a
su hijo Salomón: ¡Sé fuerte y valiente, y pon manos a la obra! No tengas miedo
ni te desanimes, porque Dios el Señor, mi Dios, estará contigo. No te dejará ni
te abandonará hasta que hayas terminado toda la obra del templo del Señor. 1 Crónicas 28:20 (NVI)
Soy un embajador de Dios
aquí en la tierra. Soy portador del único mensaje de esperanza que el mundo
debe oír: ¡Hay Vida en JESÚS! Esta seguridad que poseo desde mi feliz encuentro
con el Señor hace muchos años, me llena de coraje, pasión y esfuerzo. No debo
enredarme en nada que no sea en el feliz cumplimiento de mi misión. Persistiré
hasta alcanzar el triunfo.
Aunque no nací en un
palacio como Salomón, sino en una modesta casita del campo, eso no significa
que nací en derrota, debo decir categóricamente que el fracaso nunca ha sido mi
compañero de viaje, tampoco la queja ni la amargura; no es lo mismo un ejército
de leones guiados por una oveja que un león al frente de un ejército de ovejas,
Dios no me ha dejado en este mundo para aguijonear a su pueblo, sino para
servirle y defenderlo con todo mi ser.
Puedo ver que es un
milagro que el Señor hace en mí, al ponerme enfrente de la construcción de mi
propia vida como un templo en el cual Él vive. También me ha dado el privilegio
y el honor de servirle para que ayude a muchos otros, porque todo cristiano
nacido de nuevo es un templo en construcción. Por eso, no entro a la tarea que
tengo que realizar con dudas ni temor.
Hoy renuncio al desánimo
y al ánimo apocado al realizar la tarea, porque por el contrario soy un optimista
a tiempo completo, el triunfo del pueblo del Señor ya es un hecho, la fe, la
esperanza y el amor de JESÚS viven en mí. El Señor pelea tanto en mí como por
mí. ¡No puedo fallarle en llevar su Mensaje! Porque mi triunfo es Su triunfo.
Hoy entro a un nuevo año
con actitud de vencedor, puedo decir como el gran misionero Allen F. Gardiner, fundador de la Sociedad
Misionera de Sudamérica: “Nada puede exceder la gozosa perseverancia y
unanimidad de todo nuestro grupo. Siento que el Señor está con nosotros, y no
puedo dudar de que Él tomará y bendecirá la obra que nos ha permitido
comenzar…”.
Delante de mí están 52
semanas del año que comienza; son 365 días para ayudar al triunfo del reino, y
ya no soy un jovencito para esperar que ocurra un golpe de buena suerte que
nunca llegará porque la buena o mala suerte no existen, por ello decido que me
pondré en acción. Este año tengo metas y tareas para la gloria de Dios y las
cumpliré mientras haya un hálito de vida en mí, y si Él en su gracia me lleva a
Su presencia, persistiré hasta el triunfo del final de mi carrera, escuchando
su voz que me alienta: ¡Manos a la obra!
Oración:
Padre Eterno:
Ayúdame, dame fuerza y pon esfuerzo
para terminar la tarea de llevar el evangelio a todo aquel “que está muerto en
sus delitos y pecados”; sin tu mano que me guíe, tu Palabra que me alienta y tu
Espíritu que me da fuerzas sería imposible cumplir con la misión encomendada.
En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La batalla en la cual estamos tiene la
victoria asegurada en la eternidad futura. ¡Manos a la obra!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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