Francisco
Aular
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Lectura devocional: Josué 14:6-15
…Aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha mantenido con vida! Y
todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió.
Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. Josué 14:10b-11 (NVI)
Existen dos clases
de personas en el mundo. Los que levantan murallas y los que hacen puentes.
Alguien dijo: “Antes de edificar murallas hay que mirar bien qué es lo que uno
deja afuera, y qué es lo que uno encierra adentro”. Los constructores de
murallas, generalmente en su autodefensa y hostilidades contra enemigos
imaginarios hacen que la gente se aleje de ellos. El pesimismo, generalmente,
es el único compañero de un constructor de murallas.
¡Qué diferente son
los ingenieros de puentes que son cristianos nacidos de nuevo! Ellos siempre
esperan lo mejor de los demás; ven posibilidades de éxito donde otros se
rinden; son capaces de amar sin ser amados; nunca se cansan de creer que lo
mejor está por venir; son los que no se rinden ante el paso de los años; son
capaces de perdonar y pedir perdón; no dejan que las raíces de amarguras le
dañen sus aguas dulces; viven al día con sus sentimientos positivos y no
arrastran resentimientos ni rencores; ellos buscan la fuente de optimismo en la
Palabra de Dios, y confían en sus promesas; ellos san guiados por la Palabra de
Dios: sabes quiénes son, de donde vienen y hacia donde van. Usted sale ganando
cuando se encuentra a un ser humano optimista y se hace miembro de su club.
Hubo un
hombre llamado Caleb lleno de optimismo y fe, acompañó a Moisés y a Josué, en
los días difíciles de los 40 años en el desierto. En aquel tiempo, Dios le dijo
a Moisés que enviara a doce espías para que hicieran un reconocimiento de la
tierra que conquistarían. Caleb, fue el príncipe de su tribu Judá que la
representó. Cuando los doce espías retornaron Josué y Caleb, fueron optimistas
frente a la conquista de Canaán, no así los otros diez que solo vieron
gigantes: “es tierra que traga a sus moradores…también vimos allí gigantes…Y
éramos nosotros a nuestro parecer como langostas; y así les parecíamos a ellos”
(Números 13:32-33 RV60) En esos momentos complicados para la toma de decisión,
estos dos constructores de puentes, hablaron: “Si el Señor se agrada de nosotros, nos hará
entrar en ella. ¡Nos va a dar una tierra donde abundan la leche y la miel! Así
que no se rebelen contra el Señor
ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No
tienen quién los proteja, porque el Señor
está de parte nuestra. Así que, ¡no les tengan miedo! (Números 14:8-9 NVI) Dios premió la fe y el optimismo
de
aquellos dos hombres: Israel, subió y venció.
La historia
bíblica nos dice que se repartieron las porciones de tierra entre los valientes
que habían conquistado aquellas naciones; pero no se se cumplió lo que Moisés
le había prometido a Caleb y a su descendencia, el Monte Hebrón. Pasaron
cuarenta y cinco años, y no se había cumplido con aquel decreto oficial. Ahora
el valiente y optimista Caleb, viene delante de Josué a que se le haga
justicia. Es un anciano de ochenta y cinco años, quizás los demás lo ven como
un viejito que ya debiera estar jubilado. Pero como todo constructor de
puentes, importa poco lo que los otros piensen, porque él ha ido a la fuente de
su optimismo: fe en la Palabra de Dios, y reclama lo que el SEÑOR Topoderoso
tiene para él. ¡Sí las promesas de Dios en Su Palabra, son nuestra verdadera fuente
del optimismo!
Hace
muchos años, yo también resolví, hacerme miembro del Club Caleb. Dejé de quejarme,
y ser parte de la solución en un mundo imperfecto. Pido perdón y perdono. Me esfuerzo
en la gracia de Dios para que mi pasión por JESÚS, se mantenga en marcha hasta
el final. En verdad, no puedo cambiar al gigante del mundo que está delante de
mí; pero sí puedo cambiar mi actitud frente a la vida que el Padre, me ha dado.
¿Tienes 85 años y ya te sientes viejo? En realidad, ya eras viejo a los 40… Vale
repetir las palabras de Caleb, como nuestra consigna: …Aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha mantenido con vida! Y
todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió.
Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. Josué 14:10b-11 (NVI) Caleb había descubierto la fuente del optimismo.
Oración:
Amado Padre:
Me uno a la alabanza de Tus hijos por Tu gran amor y misericordia que nos
extiendes y que son nuevas cada mañana. Ayúdame a que el pesimismo que reine
alrededor no se me contagie. Hoy me levanto como Caleb para decir que todavía
tengo la fortaleza como hace 51 años en que llegué Ti, me has hecho promesas de
un fabuloso mañana, y voy hacia allá. Todavía puedo gritar: ¡Viva Dios el
Todopoderoso que están en medio nuestro, Él nos guiará hasta el triunfo
definitivo! En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Mientras vivamos en este mundo
nuestra fe en Dios y Su Palabra, es fuente de optimismo para cumplir con
nuestra misión histórica.
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento a obedecer?
¿Existe
un pecado a evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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