Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119
Ustedes
estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas
hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! Juan
5:39 (NVI)
¿Por qué le creo a la Biblia? Porque la Palabra de Dios
es poder transformador. En efecto, hace unos cuantos años efectuamos un
servicio de bautismos en nuestra iglesia, entre el grupo que aquella mañana
daba testimonio de su fe en JESÚS, por medio del bautismo se encontraba una
joven universitaria que había sido musulmana. La joven pasó al micrófono, y
dijo: “Siendo muy joven me acerqué a mis amigos musulmanes, y ellos me fueron
llevando poco a poco a su doctrina… El líder de la mezquita me dio doctrina con
su libro sagrado. Lo estudié a fondo, participé de todos los ritos que le son
permitidos a la mujer, sin embargo, con todas esas prácticas religiosas, yo no
tenía paz en mi alma. Durante esa intranquilidad que yo tenía, llegó a la
universidad una profesora que todos los días traía a la clase un ejemplar de la Biblia y lo colocaba
en su mesa de trabajo. Un día me acerqué, y le pregunté, ¿quién es JESÚS? En
seguida ella me dijo, tomando la Biblia en sus manos, ¡todo este libro habla de
JESÚS!, te lo regalo. Se lo agradecí, y a escondidas de mis otras
correligionarias, guardé la Biblia. Esa noche, literalmente, me bebí el sagrado
Libro, especialmente los Evangelios; ya en la madrugada me topé con el
versículo de Juan que dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más
tenga vida eterna” (Juan 3:16). Obedecí al Señor y aquí estoy”. La joven finalizó
su intervención diciendo: “Tanto tiempo leyendo el libro sagrado de los
musulmanes, y solo conseguía temor y angustia, pero al entender este solo
versículo de la Biblia, y en consecuencia, arrepentirme de mis pecados, sentí
el perdón de Dios, y con ello, una paz que nunca había encontrado…”. ¡Alabado
sea el Señor por el poder de su Palabra!
¿Por qué le creo a la Biblia?Encontramos en el Salmo 119 lo que la Biblia es capaz de hacer. En
efecto, en la Palabra de Dios encontramos la verdadera felicidad, vemos en el
Salmo 119: “Felices son los íntegros, los que
siguen las enseñanzas del SEÑOR. Felices son los que obedecen sus leyes y lo
buscan con todo el corazón” (vv. 1,2); por la Palabra de Dios y el poder del
Espíritu Santo, encontramos, la vida eterna: “Estoy tirado en el polvo;
revíveme con tu palabra” (v.25); la Biblia, me fortalece, me entusiasma: “Lloro
con tristeza; aliéntame con tu palabra” (v.28); por la Biblia soy
verdaderamente libre: “Caminaré en libertad, porque me he dedicado a tus
mandamientos” (v.45); la Biblia me da la verdadera sabiduría, la sabiduría pura
y espiritual: “Creo en tus mandatos; ahora enséñame el buen juicio y dame
conocimiento” (v.66); la Biblia me da amigos verdaderos: “Soy amigo de todo el
que te teme, de todo el que obedece tus mandamientos” (v.63); la Biblia me
consuela en mis pruebas y luchas: “Tu promesa renueva mis fuerzas; me consuela
en todas mis dificultades” (v.50); la Biblia nos guía, nos dirige: “Guía mis pasos
conforme a tu palabra, para que no me domine el mal” (v.133). ¡Esto y
muchísimo más hace por nosotros el Libro de los libros! Con razón, recién
convertida, la hermana Felipa de Lávinz, encargada de la librería de nuestra
pequeña congregación, me hacía repetir este lema: “Lee la Biblia para ser
sabio, cree en ella para ser salvo y practícala para ser santo”. Ciertamente,
¡la Biblia está viva y activa en mí!
Oración:
Amado Señor:
¡Cuánto amo
yo tu Libro! ¡Tú me hablas a través de tu Palabra! Ella es luz en mi sendero.
Es mi consejera fiel. Es mi mapa para encontrarte a ti y tu santa voluntad.
Señor, que de mí se lleven todo, pero que me dejen tu Libro como mi única y
suficiente compañía. Ayúdame Señor a proclamarla en medio de los tiempos
difíciles en los cuales vivimos. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La Biblia hace en un segundo lo
que a la sabiduría humana le es imposible: Produce seres humanos nacidos de
nuevo para iluminar un mundo en tinieblas.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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