Francisco Aular
Lectura devocional: Salmo 119:9-24
Pues la palabra de Dios es viva y
poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el
alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al
descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. Hebreos 4:12 (NTV)
Si de repente, todos los libros se
desaparecieran y no quedara nada más que uno, la Biblia, no habríamos perdido
nada. Porque la Biblia vale muchos más que todos los libros que los grandes
literatos han producido en toda la historia de la humanidad. Esta no es
solamente mi opinión, Sir Walter Scott (1771-1832), en cierta manera fue el
Cervantes para la lengua inglesa de su tiempo. Este reconocido hombre de
letras, estando en agonía de muerte, susurró: “Acérquenme el libro. ¿Cuál libro, pues, tienes muchos en tu
biblioteca? Hay solamente un Libro, la Biblia -fue la respuesta-”.
¿Por qué le creo a la Biblia? Porque Dios me ordena que le crea y ame su Palabra.
Precisamente, el Salmo 119, el capítulo más largo de la Biblia con 176 versículos,
es un poema acróstico de la Biblia como libro de la Ley de Dios, en cada
versículo se hace referencia a Dios como el autor de este Libro. El número ocho
aparece en todo el Salmo, porque fue a propósito que lo diseñó el salmista, ya que
la palabra “ocho” en hebreo significa “abundancia, más que suficiente”. En
efecto, el escritor nos está diciendo: “La Palabrea de Dios es más que
suficiente”. Entonces, cada sección tiene ocho versículos; se mencionan ocho
nombres especiales para la Palabra de Dios; se dan ocho símbolos para la
Palabra de Dios: Ley del SEÑOR, testimonios, caminos, preceptos, estatutos,
mandamientos, juicios y palabra; igualmente, el creyente tiene ocho
responsabilidades con la Palabra. Podemos añadir que Dios, como el Creador
también del ser humano, nos dejó un mapa para llegar a Él y saber cómo hacer su
voluntad, ¡ese mapa es la Biblia!
¿Por qué le creo a la Biblia? Amo la Biblia por lo que es, como lo dice el
versículo de hoy: “Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante
que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre
la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos
y deseos más íntimos” (Hebreos 4:12 NTV). La Biblia es agua para nuestra
limpieza, desde nuestra juventud, y como dice el Salmo 119: “¿Con qué limpiara
el joven su camino?” (v.9); la Biblia es riqueza y tesoro: “Me he gozado en el
camino de tus testimonios, más que de toda riqueza” (v.14); la Biblia es una
compañera y consejera en todo tiempo: “Pues tus testimonios son mis delicias y
mis consejeros” (v.24); la Biblia, es una canción que acompaña siempre: “Cánticos
fueron para mí tus estatutos, en la casa en donde fui extranjero” (v.54); la
Biblia tiene una dulzura mayor que la que el mundo, nos da: “¡Cuán dulce son a
mi paladar tus palabras!” (v.103); la Biblia nos ilumina el camino: “Lámpara es
a mi pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (v.105); la Biblia es mi herencia
que me han dejado lo que murieron por ella: “Por heredad he tomado tus
testimonios para siempre” (v.111); La Biblia es y será mi riqueza para siempre:
“Me alegro en tu palabra como alguien
que descubre un gran tesoro” (v.162. NTV). ¡Bendito y alabado sea Dios por
permitirnos que llegara hasta nosotros su bendita Palabra!
Oración:
Amado Señor:
Gracias por
tu Palabra que me ha dado la vida verdadera y eterna a través del nuevo
nacimiento, ella incrementa mi fe, sana mis heridas, me alienta porque pone
alas a mi esperanza, transforma las circunstancias, me imparte el gozo continuo
en mi ser, limpia mi corazón, mi alma y mi espíritu, y es mi herencia, la cual
debo pasar a los que me seguirán cuando yo ya no esté. ¡Bendito y alabado seas
por este gran tesoro! ¡Por ella vivo sin ella muero! En el nombre de JESÚS,
amén.
Perla de hoy:
La Palabra de Dios es alimento
espiritual que me mantiene en pie, es el Menú del banquete, al cual Dios, por
su gracia, me ha invitado.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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