viernes, 31 de enero de 2014

Pasión evangelizadora: Su triunfo


Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-7
Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. Lucas 15:5,6 (NTV)

Este año se cumplen 37 años de haberse iniciado en mi país, Venezuela, un esfuerzo de alcance evangelizador y misionero: La Marcha Evangelizadora. Esa actividad puso el sello definitivo de lo que sería mi trabajo en la obra de Dios, desde entonces: encender en mí mismo y en los otros, ¡la pasión evangelizadora! En eso ando. He disfrutado cada paso de esta labor, pero nada puedo calificar como triunfo en esta actividad, sino el ser testigo del nuevo nacimiento de una persona e inmediatamente verlo crecer en la fe hasta su madurez en Cristo.
Cuando JESÚS contó la parábola de las posesiones perdidas, la oveja, la moneda y el hijo, estaba ilustrando su pasión evangelizadora que le trajo entre nosotros, hace dos mil años:Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos” (Lucas 19:10; NTV); no se necesita ser un gran teólogo para darse cuenta que JESÚS, en la tarea de “buscar y salvar a los que están perdidos”, da a entender el esfuerzo y decisión de dejar todo de lado y darle prioridad a la búsqueda de la posesión perdida. En efecto, en Lucas 15, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32)  ilustran las posesiones temporalmente perdidas, y el dejar todo de lado y priorizar la búsqueda de la posesión perdida, dan el triunfo final que es el gozo de esas posesiones recobradas. Por eso, dice el Señor: “De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente” (Lucas 15:10).
En el texto bíblico estudiado, una de las ilustraciones nos dice que el pastor pierde a su oveja, una sola de cien, pero él deja las noventa y nueve que están en el redil, y se lanza en búsqueda de su apreciada oveja. Me lo imagino recorriendo todos los lugares por donde había guiado a su amado rebaño aquel día, ya tarde, el sol ocultándose en el horizonte, un águila con sus garras anda buscando desde las alturas una presa para llevarla a su nido…, a lo lejos se escucha el aullido de los lobos hambrientos; el pastor sabe que encontrar a su oveja es un asunto de vida o muerte, en eso ve una abertura que conduce a un precipicio, escucha un leve quejido que viene de allí, se asoma y ve su oveja que había caído, herida y sin fuerzas; cuidadosamente, paso a paso, desciende adonde está su oveja, venda sus heridas, se la monta sobre sus hombros y el gozo de recobrarla, hace corto el viaje de retorno, ya es de noche y ve a sus amigos, y desde lejos les dice: Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida.
Confieso sin rubor alguno que al detallar esta bellísima historia que nos dejó el Señor, tengo dificultad para ver lo que escribo porque las lágrimas me nublan la vista, y mis labios nuevamente, se pronuncian en alabanzas a mi amado Pastor: ¡Yo soy aquella oveja perdida! Bendito y alabado sea tu nombre mi amado pastor JESÚS. ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero!
Ahora bien, he escuchado poesías hermosas sobre JESÚS el Buen Pastor, pero el poema “Pasión pastoral”, que luego se hizo canción de mi amado hermano el pastor mexicano Juan Romero, es mi favorita. ¡Cantémosla otra vez!:
                  I
Eran cien ovejas,
que había en el rebaño;
eran cien ovejas
que un pastor cuidó,
pero en una tarde
al contarlas todas,
le faltaba una
le faltaba una
y triste lloró…
           Coro:
Las noventa y nueve
dejó en el aprisco
y por la montaña
a buscarla fue
la encontró gimiendo
temblando de frío:
Curó sus heridas,
la tomo en sus brazos
y al redil volvió.
               II
Esta misma historia
vuelve a repetirse;
hay muchas ovejas
que sin rumbo van
con el alma rota
van por los collados
temblando de frío
vagando en el mundo:
Sin Dios y sin fe.
Oración:
Amado Padre Celestial:
¡Gracias amado Señor! Gracias por abandonar tu gloria, por un tiempo para venir a buscarnos, y hacernos miembros para siempre de tu redil en el cielo, junto a ti. Dame Señor tu pasión evangelizadora para que mi misión en este mundo, ayude a cumplir la tuya: Buscar y salvar lo que se había perdido. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS: ¡Dame un poco de tu pasión evangelizadora o me muero!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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