viernes, 18 de mayo de 2012

¿Para qué sirve la familia?

Francisco Aular
      
Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo alrededor de tu mesa. Salmo 128:3 (NTV)

Edith Schaefer, esposa del afamado filósofo suizo Francis Schaefer, cristianos nacidos de nuevo, en su libro ¿Qué es una familia? Sugiere varias respuestas. Cada uno de ellas forma un capítulo de su libro. La familia es
Un móvil de vida cambiante
Lugar en donde nace la creatividad
Un centro de formación para las relaciones humanas
Un refugio en tiempos de tormenta
Un perpetuo relevo de la verdad
Una puerta con visagras y cerrojos
Un museo de recuerdos.
Todos estaremos de acuerdo en que la familia es la cuna de nacimiento de nuestro temperamento y carácter. Nacemos con un temperamento, pero el carácter es el resultado de las costumbres, actitudes y hábitos que vamos formando en la vida. En la formación del carácter el papel de la familia es invaluable. El temperamento nace, pero el carácter se hace. En la familia, se nos forja el carácter para lograr el propósito de Dios y la autorrealización en nuestras vidas, o lamentablemente, se mutila e inhibe nuestro gran potencial original. De allí, que cuando una sociedad no protege y estimula a la familia para que cumpla con su papel fundamental, sufrirá una pérdida irreparable. ¡Cuánto celebro que las Naciones Unidas hayan dedicado un día del año a la familia! Como dijo, un gran hombre de Dios: “Si la familia está perdida, todo está perdido…".
Hace unos cuántos años, visitando una oficina pastoral, leí el siguiente pensamiento:
“Dinero perdido, nada perdido.
Salud perdidad, algo perdido.
Carácter perdido, todo perdido.”
Esa máxima nos da una idea de la importancia que tiene el carácter y cuán poco vemos lo vemos en estos días difíciles por los que atraviesa el mundo actual.
Volvemos a la pregunta: ¿Para qué sirve la familia? Sencillamente podemos afirmar que en ella se forma el carácter. Me detendré unos segundos más para decirle que la Biblia eleva en grado sumo las bendiciones de una familia que vive bajo el diseño de Dios. En efecto, la familia sirve para enseñar a los hijos el arte de vivir bajo la dirección de Dios; allí conocemos que el ser humano tiene posibilidades infinitas y puede aprovecharlas sanamente, con todas nuestras fuerzas y entusiasmo; allí aprendemos el arte de amar y perdonar porque Dios es amor. Aprendemos a amar a Dios pero también amarnos a nosotros mismos y al prójimo; es en la familia en donde los padres enseñan a sus hijos el deber del consejo divino sobre el trabajo: “…si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 2:10b), esto quiere decir, enseñarles a comprender y hacerles sentir que toda nuestra prosperidad y progreso debe ser producto de nuestro esfuerzo propio y nuestra confianza en Dios; hacerles ver que el trabajo no es un castigo de Dios, sino una bendición: “¡Qué feliz es el que teme al Señor, todo el que sigue sus caminos! Gozarás del fruto de tu trabajo; ¡qué feliz y próspero serás!” (Salmo 128:1,2 NTV); es en la familia que el niño aprende y despierta el interés por lo bello, lo puro y lo honesto. Es en la niñez que se nos enseña a interesarnos por las bellas artes: la música, la pintura, la escultura, y a amar la lectura y los libros; en fin, en la familia debemos tener en cuenta que la educación del individuo es un proceso que dura toda la vida, y que, debemos aprender y enseñar por medio del incentivo, el entusiasmo y el ejemplo.
Referente a los valores que se adquieren en el entorno familiar, podemos preguntarnos: ¿Puede haber una institución más esencial y básica para una existencia y la felicidad del ser humano? El salmista, se inspiró en la familia y escribió: Tu esposa será como una vid fructífera, floreciente en el hogar. Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo  alrededor de tu mesa. Salmo 128:3 (NTV)

Oración:
Amado Padre Celestial:
Tú diseñaste el matrimonio y la familia para que el ser humano sea feliz. Gracias te doy por mi familia e invoco tu bendición sobre cada familia y hogar en cualquier lugar, ya sea una choza, una cabaña, en las granjas o en las ciudades; haz que en cada hogar se sienta tu presencia e influencia bienechora. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Lo hemos oído, lo hemos predicado, hagamoslo una realidad: La familia que ora unida, permanece unida.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?


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