Hoy en Canadá, atrasamos el reloj una hora por el invierno. Eso hará que desde ahora al 12 de marzo de 2023, esté a 3 horas menos de la mayoría de ustedes. Con el mismo afecto de siempre.
SALUTACIÓN
Francisco Aular
LA GRAN COMISIÓN
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo 28.19-20 (NVI)
¿Qué significa “misión”?
De la página “definición. De”, en internet, traigo esta definición de misión: “El término misión proviene del latín missĭo y se relaciona con la práctica de realizar envíos. Entre los distintos usos de la palabra que reconoce la Real Academia Española (RAE), aparecen la facultad que se le otorga a un individuo para desarrollar alguna tarea; el encargo de tipo temporal que reciben los diplomáticos y funcionarios por parte de las autoridades de un gobierno; la iglesia o el lugar donde los misioneros se encargan de predicar; y el gasto o las expensas que se hacen en algo”.
¿Cómo surgió el nombre de la Gran Comisión?
Ni la palabra “misiones” o de la “Gran Comisión”, usted encontrará en la Biblia; pero el concepto en sí, llena todas las páginas de la Palabra de DIOS, y para mí, eso es suficiente. De todos modos un poquito de historia al respecto es bueno. En efecto, el misionero holandés Justinian von Weltz (1621-1668) Fue el primero que nombró al mandato de JESÚS -que aparece en los cuatro evangelios y el libro de los Hechos-: La Gran Comisión de nuestro SEÑOR JESUCRISTO. Más tarde, el misionero inglés Hudson Taylor (1832-1905) Lo hizo popular hasta nuestros días. Pero creo sin lugar a dudas que quienes la hemos hecho nuestra razón de ser y hacer, somos los bautistas del sur. En consecuencia, somos una organización que ha mantenido su efectividad en la obra misionera mundial por más de cien años. En realidad, tenemos la meta que en cada una de nuestras iglesias: oramos por misiones; enviamos misioneros y damos ofrendas para sostener dignamente a nuestros misioneros. ¡Sí, la fuerza impulsora de nuestra pasión misionera es ayudar al cumplimiento de la Gran Comisión!
Misioneros de la Gran Comisión
Nuestro pastor Carlos Clark, participó e inspiró a la Misión Bautista Emanuel para que participáramos de lleno en la campaña “multidenominacional” que llamamos Evangelismo a Fondo, realizada en Venezuela los años 1964-1965. Yo tenía entonces, seis meses de haber llegado a nuestra congregación y fui uno de los entusiastas participantes, y hasta ahora, me considero un fruto de aquel gran esfuerzo de oración, evangelización y discipulado, llevado a cabo simultáneamente por el pueblo evangélico en toda la nación suramericana. Recuerdo muy bien que escuché dicho vocablo durante la predicación del pastor Clark, en uno de los primeros domingos del año 1964. Fue la primera vez que oí hablar de la Gran Comisión. Desde entonces, no he dejado de orar, hablar, enseñar y dar para misiones. Ciertamente, ese mandato del SEÑOR pronunciado en un monte desconocido de Galilea, antes de Su ascensión a los cielos, es un deleite. De hecho me considero ante todo, un misionero de la Gran Comisión y en eso ando hasta el final de mi jornada terrenal.
¡Qué gran definición!
El Dr. Bill Bright, define la Gran Comisión de una manera que me llega: “La Gran Comisión de nuestro Señor Jesucristo es el más grande plan que ha sido propuesto al género humano; es presentado por la más extraordinaria persona que ha vivido, respecto del mayor poder revelado a los hombres y conteniendo la más grande promesa que se registra en la historia”.
¡Trastornando al mundo entero!
Indiscutiblemente que aquellos discípulos que se congregaron para oír el mandato de la Gran Comisión reseñada por Mateo; también lo escucharon decir: “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. (Hechos 1:8, NVI). Como resultado de la llenura del poder del ESPÍRITU SANTO, aquella generación humana escuchó de los labios de esos discípulos y conjuntamente con ellos, se lanzaron a predicar el glorioso evangelio del Reino del SEÑOR JESÚS. Quizás para algunos de nosotros, todo esto se ha reducido por miedo a no parecer fanáticos, ni estar en contra del pluralismo religioso que abundan en estos días. Pero aquellos discípulos apasionados del SEÑOR JESÚS, los de ayer, los de hoy y los siempre, no negociamos, ni negamos nuestra pasión por el nuestro DIOS. De tal manera podemos decir como los apóstoles Pedro y Juan: “¡Nosotros no podemos dejar de hablar de todo lo que hemos visto y oído!” (Hechos 4:20, NTLA). Esos amados entendieron que JESÚS vivía en ellos, y llenos de gracia y poder proclamaron el evangelio y por la fuerza impulsora de la Gran Comisión, vieron los grandes resultados: “–¡Estos hombres, que han trastornado el mundo entero, también han venido acá!” (Hechos 16:6b, DHH).
¿Qué podemos hacer desde nuestra iglesia?
Por muchos años, las iglesias entendieron que la Gran Comisíon, era para los misioneros, pastores y evangelistas. En otras palabras era un asunto vocacional para muy pocos escogidos. ¡Gracias al Comandante de la obra misionera, el Espíritu Santo, hoy sabemos que cada creyente debe convertirse en un misionero de la Gran Comisión, un misionera de la Palabra de DIOS en el ser, y, en el hacer. Y ademas de todo de eso, involucrarnos de todo corazón en misiones, locales, nacionales y mundiales. Lo defino en tres movimientos intencionales:
· Orar por misiones
· Dar para misiones
· Y, alcanzar y enviar misioneros desde aquí y hasta la última frontera.
El desafío de ayudar a cumplir la Gran Comisión es: ¡Ahora o nunca!
“Si Jesucristo es Dios y murió por mí, ningún sacrificio puede ser muy grande para mí que pueda hacer por Él”.
C.T. Studd, misionero en la China, India y Africa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios