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Lectura devocional Juan 1:1-18
“Y EL VERBO SE HIZO HOMBRE” (1-2)
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14 (NVI)
Ya nos acercamos a diciembre y con ello a la celebración de la Navidad. En una época de una especie de negacionismo de los relatos evangélicos que nos narran los Evangelios, especialmente Mateo y Lucas. No tomaré en cuenta en esta Perla del Alma de hoy, tales argumentos. En otro momento nos ocuparemos de ellos.
De manera que mi propuesta es que nosotros celebremos y compartamos, la verdadera razón de esta celebración: ¡La Encarnación de JESÚS! La Encarnación no es un acto cronológico, no es tiempo humano sino “kairológico” el tiempo de DIOS, más comprensible decir, teológico. Con esto en mente vayamos al punto principal del acontecimiento divino que cambió la historia de millones de seres humanos en todo el planeta y que vamos a cumplir en el año 2033, Dos mil años de aquel acontecimiento: El Nacimiento de la Segunda Persona de la Trinidad. La Encarnación del HIJO. Aquí vamos.
—“¿Cómo hago para que no muera?”. Era la pregunta que estaba en mi mente cuando en una hermosa mañana de otoño, descubrí sentando en mi auto en el espejo retrovisor, el magnífico trabajo que una araña había hecho durante toda la noche, había tejido una red alrededor de todo el espejo retrovisor izquierdo, de tal manera que impedía que yo pudiera ver. Allí estaba la araña orgullosa de su obra. Yo no quería matarla ni destruir su excelente obra de ingeniería. En esas divagaciones que nos vienen a la mente en situaciones como aquellas, me preguntaba: ¿qué tal si le hablo para decirle que se vaya o muere? Nada. Sólo había una manera para salvarla: volverme una araña…, y una vez realizada esa metamorfosis, le advertirla del inminente peligro en que se encontraba.
En efecto, eso es lo que DIOS hizo por el ser humano, adoptó nuestro cuerpo, y habitó entre nosotros, JESÚS mismo definió el propósito de su encarnación: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido”. (Lucas 19:10). De esta manera, el acontecimiento por excelencia de la Navidad es la Encarnación del VERBO del HIJO DE DIOS, de la PALABRA, la humanización temporal de la Segunda Persona de la Trinidad: JESÚS. A causa nuestra, por nuestro bien, asume forma humana y hecho a semejanza de hombre entre los hombres.
Toda esta humillación –no cabe otra palabra- la sufrió JESÚS, la PALABRA de DIOS por nosotros. Juan mismo lo pone en un versículo que es todo el evangelio en miniatura: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16 RV60). Pues bien, ¿Quién es JESÚS?: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.” (Colosenses 1:15-16 NVI).
¡En NAVIDAD celebramos a JESÚS porque Él y solo Él, es el VERBO que se hizo hombre para salvarnos!
¡Adelante, siempre adelante!
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