Los autores de los Evangelios y las Cartas que forman el Nuevo Testamento comprendieron que la esencia del evangelio era la cruz de JESÚS. Sí, la muerte de JESÚS es el corazón del Evangelio. Su convicción descansaba sobre las enseñanzas del mismo SEÑOR, desde el principio mismo de su ministerio:
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". (Juan 3.14-15).
Sin embargo, sabían que una predicación que tuvieran como centro la cruz de CRISTO era un escarnio porque la cruz era el castigo para un criminal. Igualmente, sabían que, al predicar sobre un Mesías crucificado, sería un escándalo para los judíos. Tampoco sería muy popular para los sofisticados griegos tan orgullosos por el saber humano, para éstos la Cruz era una locura.
¿Qué significó para aquellos hombres y mujeres, la cruz de JESÚS? ¿Por qué los cristianos sostuvieron contra viento y marea, que la muerte de JESÚS era el centro mismo del hilo rojo de la salvación desde Génesis hasta el Apocalipsis? ¿Por qué JESÚS, por lo demás la vida más preciosa que ha pisado este planeta escogió deliberadamente el camino de la cruz?
Gracias al PADRE, existen respuestas bíblicas para todas y otras preguntas. No podemos abordarlas hoy, volveremos. No obstante, Pablo nos da dos razones, en primer lugar, el mundo con todos sus intereses pasajeros había muerto para él: "me es crucificado a mí". Es decir, el mundo muere para mí y en su lugar, surge la Vida que viene del cielo. En segundo lugar, Pablo había muerto para mundo, "y yo al mundo"… JESÚS que vivía en él y vive en nosotros los cristianos nacidos de nuevo, es la Vida eterna “Zoé” es decir, JESÚS mismo, cuando el mundo lo crucificó a Él, me crucificó también a mí.
Por otra parte, el apóstol de Pablo tenía muchas razones para sentirse orgulloso humanamente hablando, había alcanzado todos los honores que el mundo antiguo le podía ofrecer a un ser humano. Pero cuando Pablo pensaba en la esencia del Evangelio, vio que, desde todo punto de vista, la muerte de JESÚS fue un crimen odioso, una injusticia que muestra toda la maldad que brota del corazón humano cuando pierde la ruta del bien. Pablo recuerda, que él también como pecador, estuvo en esa ruta, porque también persiguió a JESÚS. ¿Cómo actúo JESÚS frente a tanto odio del ser humano? ¡JESÚS, respondió con amor! Su muerte es la prueba gigantesca del amor divino: amor del PADRE quien da a Su Hijo, amor de JESÚS quien da su vida.
¿Qué puede hacer uno frente a un amor así? Aceptarlo. Disfrutarlo. Predicarlo en estos términos:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2.20). ¡Vivir para anunciar las virtudes de un DIOS así, es verdaderamente vivir! Esa es la esencia del Evangelio.
Hoy el gran compositor inglés Isaac Watts (1674-1748), nos lo dice en su himno “La Cruz excelsa al contemplar” …. Es nuestra oración de hoy:
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