Por Francisco Aular
Lectura devocional: Lucas 19:28-44
Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: --¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos.
_Lucas 19:41(NVI)
—¡Por favor, bájense del vehículo y caminen!
Exclamó el guía turístico, un judío convertido al cristianismo, y mientras todos salíamos del auto, el hombre añadió: - “Desde mis antepasados, es la costumbre de entrar a Jerusalén, a pie”.
Una pequeña pendiente ocultaba a nuestros ojos lo que veríamos después. Subimos. Allí majestuosa delante de nosotros, estaba Jerusalén, la ciudad de la paz, la ciudad milenaria y testigo principal de tantos acontecimientos que yo había leído en la Biblia. Y de un solo vistazo 4000 años de historia desfilaron delante de mí. No pude evitarlo, lloré. Pero debiera que más de 20 pastores latinoamericanos que andaban conmigo, también lloraron. Uno de ellos anciano, me dijo Francisco, dame tu apoyo para que no caerme. Así lo hicimos. Aquel varón de DIOS, yo lo había oído predicar y el cielo mismo bajarse; pero ahora viendo la santa ciudad, el cielo lo subía en el espíritu. En realidad, aquel llanto era más que una simple emoción de los predicadores y servidores del reino que estábamos allí. Aún lo recuerdo con mucho gozo en mi espíritu.
JESÚS, lloró porque como Dios mismo sabía lo que el futuro reservaba para Jerusalén: “Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones." Mi generación ha contemplado el retorno de los judíos y la refundación de Israel, la Guerra de los Seis Días y la recuperación de Jerusalén, y en donde los judíos pudieron nuevamente orar y llorar sobre los Muros de las Lamentaciones, allí están hasta hoy. Esto literalmente les ha costado a ellos y sus enemigos un río de sangre. Por eso, mi amigo el rabino Pynchas Brenner, de Caracas, Venezuela, dijo: “Si algunos pueblos se quejan de sus sufrimientos, puedo entenderlo porque en la escuela del sufrimiento, los judíos tenemos un doctorado”.
En efecto, desde que JESÚS estuvo allí, nos dicen los historiadores que Jerusalén ha sido conquistada once veces y en cinco oportunidades ha sido destruida totalmente. Es por lo tanto una ironía que la ciudad sea llamada: “La Princesa de la Paz”. Sin embargo, allí está Jerusalén, la ciudad sagrada para judíos, cristianos y los árabes.
Es igualmente importante recordar que la escatología cristiana ubica con el nombre de la Nueva Jerusalén, el destino final de JESÚS y Su Iglesia, pero mientras llega ese momento es necesario que pasemos por momentos muy difíciles para los seres humanos, aquí en la tierra.
Es posible que lo que estemos viendo en los acontecimientos mundiales, sea nada más que, “comienzo de dolores” … En este preciso momento el llanto por la paz, lo exclaman los discípulos de JESÚS en las ciudades de Ucrania y Rusia. En verdad, los hermanos en CRISTO del mundo entero, nuestras oraciones van al cielo en medio de un llanto por la paz.
Por otra parte, hoy estamos escuchando los avances y los cañones de una indeseable guerra que nos acerca más a la Nueva Jerusalén. Sin embargo, los de mi generación que oímos por la radio, los estruendos de la Guerra de los seis días, frente a Jerusalén y clamamos por esa ciudad, al verla por primera vez, nos unimos en aquel sentimiento, tal vez recordamos al SEÑOR JESUCRISTO y su llanto por la paz. ¡Hagamos oraciones en estos momentos en cualquier hora y cualquier lugar y unámonos en un llanto por la paz! ¡DIOS nos oirá porque Su HIJO amado es el Príncipe de paz!
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE ETERNO:
Me postro delante de ti con un corazón que siente muy de cerca, el dolor la tragedia y la muerte de muchos ucranianos. SEÑOR te pido y lloro en esta hora el llanto por la paz. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
JESÚS, nos mira y nunca pasará de largo sin vernos, ¿lo haremos sonreír o llorar?
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