Francisco
Aular
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Lectura
devocional: Eclesiastés 3:1-8
Tiempo de
abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar. Eclesiastés
3:5 (RV60)
Existe un tiempo para todo debajo del sol... y
¡llegó diciembre!
En efecto,
en el primer calendario romano, el año comenzaba en marzo, Diciembre era el
décimo y último mes del año, de allí su nombre. Después, el año pasó a ser de
doce meses, intercalando los meses de julio y agosto, que tomaron sus nombres
de los emperadores Julio César y Augusto. Así Diciembre, se convirtió de décimo
en duodécimo mes, pero conservó su mismo nombre a pesar de que no correspondía
ya al lugar que ocupaba en el almanaque.
El sabio Salomón,
autor de Eclesiastés, en el tercer capítulo de ese libro, nos habla sobre la
elección del tiempo, usa un estilo personal, autobiográfico, para hablarnos de
los afanes del ser humano en busca de la felicidad, del poder, la fama, la
gloria. Salomón había tenido todo esto en una vida de poder, de fama, de lujos,
y de gloria efímera, como es todo lo humano. Al final de su vida concluye
señalando que todo es “vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 2:26
RV60).
El mes de
Diciembre, para el mundo cristiano es el mes de la gran celebración de la
Natividad del Señor JESÚS. Los anglosajones, más bíblicos que nosotros, lo
llaman el “mes santo”, aludiendo al nacimiento de JESÚS. Ya sabemos que la
fecha no tiene evidencia bíblica ni histórica, pero no será eso mi tema hoy, lo
dejaremos para otra ocasión, lo cierto para nosotros es que en ningún otro mes
del año nos damos a excesos como en este mes, y nos deja como saldo para el Año
Nuevo, para enero, la certeza de que Salomón tenía razón, en cuanto a la “vanidad
y aflicción de espíritu”…
Este
debería ser un mes para darnos a los demás, tal y como JESÚS se dio por
nosotros, sin esperar nada a cambio; este debería ser un mes de armonía
familiar, de arreglar cuentas entre nosotros, de pedir perdón y perdonar; no
debería ser un mes para dejarnos seducir por el consumismo y el materialismo en
que hemos convertido las Navidades; este es un mes para contabilizar en qué
invertimos nuestro tiempo este año. Mire a su alrededor, revise su cuenta
bancaria y vea cuánto han aumentado sus riquezas; pero sepa de una vez, que lo
que no ve allí es lo que definitivamente se llevará al salir; si usted es un
cristiano nacido de nuevo, deberá escuchar la pregunta que JESÚS nos hace en un
antiguo himno: “Mi vida di por ti, ¿qué has dado tú por mí?”…
Al
comenzar el mes de nuestra máxima celebración de la cristiandad: el Nacimiento
de JESÚS, les confieso que –no me lo están preguntando, pero debo decirles, que
en este mes mi corazón disfruta al máximo este acontecimiento- poco me importa
si JESÚS nació el 29 de septiembre, el 6 de enero o el 2 de abril, lo que me
importa es que ¡JESÚS nació! Y también me importa saber que hace muchos años
nació en mi corazón. Este acontecimiento lo celebro con todo el sano entusiasmo
posible, e invito a otros a que lo hagan; eso sí, siendo nosotros los que con
sobriedad, con fe, esperanza, amor, controlamos estas festividades y no las
festividades a nosotros; no deje que sus emociones, frente a lo mucho que tiene
o que no tiene, le impidan celebrar cómo se debe; si JESÚS es el Cumpleañero de
este mes, el dominio propio en lo que hagamos, debe corresponde a su alta
investidura. Tampoco debemos olvidar sus enseñanzas, una de las más importantes
es que JESÚS es la Vida Eterna, Él quiere que le ofrezcamos nuestros corazones
como un pesebre y que lo invitemos a nacer en él: “Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí… He aquí yo estoy a la
puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré
con él, y él conmigo” (Juan 14:4; Apocalipsis 3:20 RV60). Entonces, si podremos
decir con todo entusiasmo: ¡Llegó diciembre!
¡Feliz
diciembre a todos en todas partes!
Oración:
Padre
eterno:
Gracias por amarnos tanto que enviaste a JESÚS tu Hijo
amado para que todo aquel que se rinda a Él, le dé su corazón y tenga vida
eterna. Ayúdame a seguir compartiendo esta gran noticia en este mes, en todo el
año, en todo lugar y a toda persona. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
¡Celebra a
JESÚS en este mes! Dios inmortal se hizo cuerpo para que nuestro cuerpo se haga
inmortal y podamos vivir con Él para siempre.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su
Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda
aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para
llevarlo conmigo?
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