Francisco
Aular
Lectura
devocional: Deuteronomio 18:9-14
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su
hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea
agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte
a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR; y
por causa de estas abominaciones el SEÑOR tu Dios expulsará a esas naciones de
delante de ti. Deuteronomio 18:10-12 (La
Biblia de las Américas)
Sin excepción, todas las prácticas ocultistas provienen del padre
de la maldad: Satanás. Él es un especialista en atraer fatalmente a sus
seguidores porque como dijo JESÚS, él es un ladrón: “El ladrón sólo viene para
robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia” (Juan 10:10 RV60). ¿Cómo explicamos que los pueblos, aun
los más antiguos, en la práctica del ocultismo incluían hasta los sacrificios
humanos? ¿Cómo explicar que ahora mismo en todos los países, aun los llamados
desarrollados, la atracción por el satanismo es altísima y están ofreciendo
sacrificios de animales e inclusive de seres humanos, especialmente de niños?
Por otra parte, la negación frente a estos actos diabólicos se acrecienta
porque precisamente, como dijo un santo de la antigüedad, “la estrategia número
uno del diablo es hacer ver que él no existe” Así que aquí caben otras
preguntas: ¿Existe algo más allá de lo que se ve, del mundo material? Muchísimas
personas obstinadamente, afirman que no. Sin embargo, son millones los que intentan
ponerse en contacto con ese mundo invisible de maldad. ¿Cómo no ser parte de
creencias ocultistas que definitivamente dejarán consecuencias en nuestras
almas y en la de nuestros descendientes? ¿Cómo saber si esas prácticas son para
nuestro bien o nuestra desdicha?
La Biblia, desde Génesis hasta su último libro el Apocalipsis,
refleja que el engaño que Satanás les hace a nuestros primeros padres, es en
esencia la misma promesa que se hace en las prácticas ocultistas: “Hacernos
como Dios, sabiendo el bien y el mal”, y cómo el maligno atrae fatalmente para
que el ser humano lo prefiera a él antes que a Dios, hasta llevarlo a la
destrucción final en el lago de fuego hecho para él. Por esta razón, Dios que
es puro y sin mancha, y que por naturaleza es bueno, ordena – para así
protegernos-, que nos alejemos de toda práctica ocultista en cualquiera de sus
manifestaciones, desde celebraciones como el atractivo “día de brujas o halloween”, pasando por el horóscopo, y
hasta ser miembros de sectas ocultistas o satánicas. En la Biblia no existe la
magia blanca o magia buena, más aún, el demonio utiliza los símbolos religiosos
de las iglesias cristianas tradicionales, y aún, más allá, hasta los salmos y
otros pasajes bíblicos para decirlos en sus ceremonias, haciendo creer a sus
seguidores que son buenos. Recuerda lo que dijo el Apóstol: “Y no es maravilla,
porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz (2 Corintios 11:14 RV60).
¡No abras las puertas a los demonios! Porque te robarán tu paz, te cegarán el
entendimiento, te mantendrán
muerto para Dios y vivo para ellos, te atarán con sus cadenas, y al final matarán tu alma y te
destruirán para siempre. Todavía JESÚS te dice: “Yo he venido para que tengan
vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10 b). JESÚS vino para
destruir las obras del diablo y su atracción fatal.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Te alabo en esta hora por sacarme de ese mundo de las tinieblas en que
mis antepasados anduvieron y yo también. Gracias por trasladarme a tu reino de
luz, fe, amor y esperanza. Mi pasado, mi presente y mi futuro están en tus
manos y allí estoy seguro. Ayúdame que en esta hora de oscuridad yo pueda brillar
para ti. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de
hoy:
En esta
hora, en que las mismas puertas de los infiernos se abren para atraernos, Dios
tiene una sola respuesta: JESÚS, él es nuestra única esperanza, ven a Él.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo
conmigo?
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