jueves, 12 de mayo de 2016

¡Ahora o nunca!

Francisco Aular 
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Romanos 1:8-16
Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles. Romanos 1:16 (NTV)

Es innegable que vivimos el período más revolucionario de nuestra historia contemporánea, sin embargo, me temo que muchos de estos cambios son empujados por fuerzas externas y no internas; por ejemplo, podrán eliminar la venta de licores pero no la naturaleza del borracho; podrán vigilar de cerca los que manejan las riquezas de las naciones, pero la naturaleza corrupta estará allí en espera de su oportunidad para actuar; podrán bañar al cerdo y perfumarlo, pero tan pronto vea un delicioso charco se hundirá en él. La historia ha demostrado el fracaso de las imposiciones sobre los seres humanos, sean estas religiosas, filosóficas, morales o políticas, no funcionan. JESÚS hablando con un hombre profundamente religioso, y sin duda, de un carácter moral intachable llamado Nicodemo, le dijo: “Te es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:3). JESÚS propone el cambio más revolucionario que se haya oído, en Él, la revolución que necesitamos viene del interior del ser humano hacia afuera. Por eso, JESÚS no usó la fuerza, ni la usará jamás para cambiar al hombre, sino el amor. En eso de usar la fuerza con un poderoso ejército, Napoleón dijo: “Alejandro, César, Carlomagno, y yo fundamos imperios, pero ¿sobre qué asentamos las creaciones de nuestros genios? Sobre la fuerza. Sólo Jesucristo fundó su reino sobre el amor”.
Lo que necesitamos urgente en esta hora aciaga para la humanidad es la Persona revolucionaria de JESÚS y Su Mensaje. Porque los que hemos conocido a JESÚS como Señor y Salvador somos testimonios vivientes de lo que la Palabra de Dios puede hacer con nosotros y en nosotros. No podemos contentarnos con los distintos “ismos” que el mundo ofrece, nosotros sabemos que la solución no es humana sino divina. No podemos quedarnos callados, ni estancarnos en los asuntos de la proclamación de las buenas noticias de salvación y cambio que hace JESÚS en el corazón humano. No debe darnos vergüenza anunciar esta noticia, pase lo que pase. Es urgente pasar el Mensaje; nuestra vida aquí en la tierra es temporal; vamos de paso, si no soy yo, ¿quién?; sino es ahora, ¿cuándo?; sino es el lugar en donde estamos, ¿dónde? ¡Es ahora o nunca!
Estoy convencido de que todavía los brazos de JESÚS son poderosos para sostenernos; sus palabras no pasarán jamás; los milagros que realizó y Su ejemplo se mantienen en alto a través de los siglos; maneja un ejército de hombres y mujeres que lo aman y mueren por Él anunciando Su Mensaje de fe, esperanza y amor. ¡Gracias al Padre yo soy uno de ellos!
El cambio de vida del interior hacia fuera, que experimenta el cristiano nacido de nuevo, alcanza con su influencia bienhechora a todos nuestros círculos de influencia. ¡He probado el Evangelio por más de cincuenta años de vida cristiana y funciona! Las palabras de JESÚS nos sostienen como han sostenido a millones de discípulos del SEÑOR a través de los siglos. ¡Nadie vivió como Él vivió! ¡Nadie murió como Él murió! ¡Nadie resucitó como Él resucitó!, sin embargo, podemos decir también, que nadie habló como Él y aún nos sigue hablando: “El hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”; “yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”; “yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”; “mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy”; “no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”; “en el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”; “he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”; “yo nunca os dejaré ni os desampararé”. Estas palabras de JESÚS tenemos que anunciarlas, ¡es ahora o nunca!
Oración:
Padre eterno:
Te alabo mi Dios y Señor, gracias por darnos una revelación tan grande y definitiva en tu Hijo. Han pasado los siglos y los hombres, llegaron, reinaron y se fueron…, ya nadie se acuerdo de ellos pero tu Palabra sigue viva y eficaz. Ayúdame a anunciar las buenas nuevas sin temor y sin avergonzarme de ello. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
La urgencia del mensaje del evangelio, nos dice que el reloj de los tiempos está llegando a su final; ¡es ahora o nunca!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?

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