Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 22:39-46
Padre, si quieres, pasa de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya. Lucas 22:42
Llegamos
al Monte de los Olivos y al lado del Templo de Todas las Naciones con sus doce
cúpulas representando las doce tribus, está ubicado el Jardín de Getsemaní.
Pero estaba cerrado, _"No, no puede ser" -exclamé con desilusión- A
lo lejos, noté que el guardián del lugar se dedicaba a las labores de
limpieza, era un palestino. Le hice señas para que se acercara, él vino. En mi
cortado inglés de mis días de estudiante, le expliqué que nosotros (Don Germán
Núñez Bríñez, y yo) habíamos venido desde Venezuela. Pero el hombre nos dijo
que cierran el lugar un día a la semana por mantenimiento. Insistí. Así el
hombre, al ver mi frustración, se le ablandó el corazón, y haciendo señales que
no se lo dijéramos a nadie, nos dejó entrar. Caminábamos como quien pisa la
alfombra roja de un lugar famoso.
Mi
corazón saltaba de alegría y mis ojos no dejaban de disparar sus imágenes de
todo el lugar. Allí quedan todavía ocho olivos originales, con más de tres mil
años de edad, y en cierto lugar se contempla la roca de la Agonía, donde se
supone que el SEÑOR, oró, lloró y agonizó. ¡No puedo resistir la tentación, y
me arrodillo y oro dándole gracias al SEÑOR! El silencio del lugar me permite
escuchar el concierto de las aves, y en fracciones de segundos, viajo a dos
mil años atrás. Me parece contemplar a JESÚS, "huesos de mis huesos,
carne de mi carne", sufriendo, gimiendo en una agonía total, el sudor
rojizo de su frente, cae gota a gota sobre aquellas piedras del lugar, siento que toda
la tempestad del mundo cae sobre sus hombros. ¡Qué
pequeños resultan mis problemas cuando navego por mis riachuelos de aflicción,
frente a las tempestades de los océanos que como torrentes golpean el alma de mi amado JESÚS! ¡Tener
un SEÑOR que se identifica con todas mis aflicciones, pues ha sufrido mucho más
que todas las aflicciones juntas de los seres humanos que han vivido y de los
que vivirán, es algo muy grande!
Estar
aquí en Getsemaní, es contemplar que a los ojos de un Dios tres veces Santo, el
pecado, es tragedia, dolor y desastre. No existe nada bueno en el corazón del ser humano pecador. La
obediencia a Dios, es la columna sobre la cual debiera descansar toda respuesta
del ser humano al amor de Dios. Pero desde Adán, el
habitante feliz del Jardín del Edén, la desobediencia
ha sido nuestra única respuesta al Dios Santo que nos ama y busca, como al
principio: "¿Dónde estás tú?"
¡Pero
he aquí el segundo Adán, JESÚS! En Él, la obediencia es total. En toda la
historia de la salvación desde antes de la fundación del mundo, Getsemaní, es el
punto de no retorno. Es el punto del trueque, del intercambio: ¡JESÚS
toma el lugar del pecador! Nadie le obliga a hacerlo. Pero
el amor de JESÚS, es grande y decide sobre esa base. Como el primer Adán, tiene
delante de sí, el obedecer o desobedecer. La lucha es real y se le da la copa del precio que tendrá que
pagar, la toma o la deja.
Penitente,
me doy cuenta de cuánta maldad existe en mi propio corazón, la negritud de mi
ser interior me alarma, qué sucio, que manchado y que despreciable soy a los
ojos de Dios. Merezco ser lanzado sin misericordia de la presencia de JESÚS, y
debajo de aquellos olivos retorcidos por el tiempo, yo también me retuerzo de
angustia y arrepentimiento. ¿Cuánto tardarás, Dios Santo, en vomitarme de tu
boca? Contemplo con los ojos de la fe a JESÚS, me levanto en espíritu y me
dirijo hacia Él, es de noche, pero los hilos delgados de la luna se proyectan
el todo el lugar, llenándolo de luz. Lo veo arrodillado y se apoya sobre una
roca. Su corazón está roto en mil pedazos, y la sangre se derrama por sus poros
de Su precioso cuerpo. Veo su rostro está bañado de sangre, el cielo ha enviado
un representante, un ángel para consolarlo. Me detengo con un pensamiento para
luego pasarlo a la palabra y decírsela a Él "Mi Señor y Salvador, ¿por qué
tanto sufrimiento?… Pienso que Él no me ha visto, levanta Su cabeza, y me dice:
"¡Francisco, estoy sufriendo por tu pecado!"… ¡Nunca más olvidaré la
ternura de Su palabra y Su mirada!
Fue
entonces que escuché el final más feliz de toda la prueba de Getsemaní, y
también de mi oración: "Padre, si quieres, pasa de mi esta copa; pero
no se haga m voluntad, sino la tuya". Y, se tomó la copa hasta la
última gota. ¡La obediencia, por fin, había triunfado!
Entonces,
allí en Getsemaní, ¡Me levanto de mis rodillas, y salgo con los ojos llenos de
lágrimas y con mi corazón lleno de gratitud! Bajando hacia la base del Monte de los Olivos,
miro hacia Getsemaní, posiblemente, no volveré a estar allí en esta vida
humana, pero espiritualmente, muchas veces retorno.
Oración:
Amado
Dios:
Hoy pongo toda mi confianza en JESÚS, Mi Señor y Salvador, para tener
paz contigo, ahora puedo disfrutar de Tu amor y un día podré disfrutar también
de toda Tu grandeza. Enfrento al sufrimiento con alegría, no le huyo al
Getsemaní en mis decisiones. No importa, lo que tenga que pasar me esforzaré en
Tu gracia para hacer Tu voluntad. Sé que Tú cumplirás Tus promesas, porque has
llenado mi corazón con Tu amor, por medio del Espíritu Santo que por
la fe, vive en mí. JESÚS, Tu amado Hijo, tomo mi lugar en la cruz: "¿Puedes quemarme, oh fuego
consumidor, cuando no sólo has quemado sino que has consumido completamente a
mi Sustituto?" No, por fe, mi alma ve la justicia satisfecha, la ley
honrada, el gobierno moral de Dios establecido, y sin embargo, mi alma que fue antes culpable ahora es
absuelta y recibe tu perdón. ¡Gracias amado Dios, gracias amado JESÚS, estando
en Sus manos, estoy seguro! En el sagrado nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy
JESÚS en la cruz fue torturado, pero Su lucha en Getsemaní fue Su
decisión final. Sin Getsemaní, no existe el Calvario. Por contradictorio que
parezca, la Cruz del Calvario, no es derrota, sino victoria
final en la historia de la salvación.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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