Francisco Aular
Lectura devocional: Lucas 23:35-43
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces
Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Lucas 23:42,43 (RV60)
Un ciudadano romano, de acuerdo a la ley, no
podía recibir la pena de muerte por crucifixión. Los romanos habían inventado
esa terrible forma de morir para escarnecer a sus enemigos, en realidad, la
muerte por crucifixión era una maldición física, emocional, teológica y legal.
Los testigos de los que morían así, cuentan que los malhechores llegaban a la
muerte entre maldiciones e improperios.
En esa terrible mañana del Viernes Santo, el primer ciudadano del cielo
-ante el cual todos los demás seres espirituales se inclinan- no tuvo los
privilegios de los ciudadanos romanos de la tierra, sin embargo, a pesar del
intenso sufrimiento al cual fue sometido nuestro amado JESÚS, convirtió aquel
monte Calvario en un santuario, y la cruz, en un púlpito, y desde allí,
pronunció las Siete Palabras.
La Segunda Palabra del SEÑOR en la cruz, tiene
que ver con la compasión que trajo a JESÚS desde el cielo a la tierra, Él dijo:
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
(Lucas 19:10; RV60). Por su Persona y su Misión, JESÚS es el ser humano más
extraordinario que ha pisado este planeta. Ciertamente, Él es el eterno Dios
Hombre. La Biblia enseña que JESÚS de Nazaret, el Carpintero de Galilea fue y
es el Hijo de Dios. Él es la Segunda Persona de la Trinidad. Hasta hoy, nadie
nació como Él; nadie vivió como Él, ni murió como Él, pero, tampoco, ¡nadie
resucitó como JESÚS! Todas las religiones vivas hoy en el mundo pueden seguir,
sin importar mucho la categoría moral y santa de sus fundadores, pero el centro
de la fe cristiana es JESÚS y su carácter humilde, santo y puro. ¡Sin JESÚS el
cristianismo sería una religión más de las muchas que han existido y existen!
Es más, sin JESÚS no hay salvación: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Ese fue el mensaje que predicó
la iglesia del primer siglo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”
(Hechos 4:12).
Pero volvamos al Calvario, había dos hombres
muriendo crucificados a la par de JESÚS, uno de ellos, clamó a JESÚS
diciéndole: Acuérdate de mí cuando vengas
en tu reino. Aquel moribundo se acercó a la Persona correcta para buscar el
auxilio seguro en medio de aquella agonía. En efecto, Dios había dicho a través
de Isaías: “Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque
yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22; RV60). Una mirada de fe,
arrepentirnos de nuestros pecados y confesar con nuestros labios que JESÚS es
el SEÑOR, ¡es lo único que necesitamos para ser salvos!: “En realidad,
dice: «El mensaje está muy cerca de ti, está en tus labios y en tu
corazón».Y ese mensaje es el mismo que nosotros predicamos acerca de la fe: Si
confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo
levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:8,9; NTV).
He pasado algunos años de mi vida enseñando por
muchos lugares lo que he aprendido. Todo pecador necesita confesarle a Dios sus
pecados y arrepentirse de ellos, y confiar únicamente en JESÚS para ser salvo.
Luego que la persona hace esa decisión y confesión, tenemos que darle la
seguridad de su decisión y seguridad de la salvación. Sé que algunos amados
míos en la fe, no han llegado a tener la seguridad de su salvación, pero el
SEÑOR quiere que nosotros estemos seguros que nuestra relación con Él es
enteramente por su Gracia desde el principio hasta el fin; Dios quiere que estemos
seguros porque Él nos regala el cielo, el Paraíso para llamarlo de otra manera
conocida, por fe y solamente por fe.
Aquella tarde, el ladrón arrepentido no tuvo
tiempo ni forma de hacer nada para ser salvo -los que piensan que el bautismo
salva, y que la salvación eterna tenemos que ganárnosla por nuestras buenas
obras, no encontrarán en esta preciosa escena de la misericordia de Dios un
asidero-, por el contrario, los que pensamos que la salvación es un regalo de
Dios que se obtiene por la fe en JESÚS, encontramos en la escena, una
reafirmación de la doctrina de la salvación por fe y que la seguridad de
nuestra salvación es total. Por eso, JESÚS, a pocos minutos de morir, le dijo a
aquel nuevo convertido: De cierto te digo
que hoy estarás conmigo en el paraíso. ¡No hay duda!: La seguridad que Dios
ofrece a los que mueren depositando únicamente en Él su confianza de salvación,
es que son salvos desde el más acá hasta el más allá. ¡Bendito y alabado sea
nuestro Dios por esta seguridad total!
En la España del llamado Siglo de oro de la poesía,
hubo un religioso o religiosa que expresó la seguridad del creyente en JESÚS, y
el amor que este hecho despierta en el corazón del pecador; esta joya de la
poesía mística, es anónimo porque en aquel tiempo expresar esta seguridad de la
salvación le llevaría a la tortura y a la muerte, en medio de la oscuridad de
la Santa Inquisición; hace muchos años que a este poema lo aprecio y recito,
sigue siendo mi soneto favorito.
A Cristo Crucificado.
Anónimo.
No me
mueve, mi Dios, para quererte
el cielo
que me tienes prometido;
ni me
mueve el infierno tan temido
para
dejar por eso de ofenderte.
Tú me
mueves, señor; muéveme el verte
clavado
en una cruz y escarnecido;
muéveme
ver tu cuerpo tan herido;
muévenme
tus afrentas y tu muerte.
Muéveme,
en fin, tu amor, y en tal manera
que
aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque
no hubiera infierno, te temiera.
No me
tienes que dar porque te quiera,
pues
aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo
que te quiero te quisiera.
Oración:
Amado Padre Celestial:
Mi espíritu, mi alma y mi corazón
te alaban al comienzo de este día. Se tú mi Señor y Salvador y mi amigo en todo
lo que haga. Tú has recreado tu imagen en mí a través de JESÚS; me has dado un
perdón total; tengo paz contigo para siempre. Ayúdame a perdonar a los demás, y
a perdonarme a mí mismo. En el nombre de JESÚS, amén.
La seguridad de nuestra salvación es total porque es
la promesa del amor incondicional de Dios.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de
su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para
disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por
obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para
llevarlo conmigo?
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