Francisco Aular
Lectura
devocional: 2 Crónicas 7:11-22
Si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14
(RV60)
“La oración es la actividad más
alta del alma humana, por eso es a la vez la prueba suprema de la verdadera
condición espiritual de un hombre… Todo lo que hacemos en la vida cristiana es
más fácil que orar”. Dr. Martin Lloyd Jones
Admito de entrada, sinceramente, que estoy lejos de considerarme un hombre de oración, sin embargo, oro. Aún así, creo que Dios abre las puertas de los cielos sobre aquellos que oran. Orar no es solamente una bella doctrina, sino un servicio que se brinda a los demás, y una guerra que libramos en la esfera espiritual a favor de los otros seres humanos que viven en nuestra generación. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas si oramos, por eso, el “si” condicional que preside nuestro versículo que encabeza este escrito. Dios espera nuestra comunión con Él a través de la oración, individual y colectiva.
Admito de entrada, sinceramente, que estoy lejos de considerarme un hombre de oración, sin embargo, oro. Aún así, creo que Dios abre las puertas de los cielos sobre aquellos que oran. Orar no es solamente una bella doctrina, sino un servicio que se brinda a los demás, y una guerra que libramos en la esfera espiritual a favor de los otros seres humanos que viven en nuestra generación. Dios nos ha prometido bendiciones ilimitadas si oramos, por eso, el “si” condicional que preside nuestro versículo que encabeza este escrito. Dios espera nuestra comunión con Él a través de la oración, individual y colectiva.
Por otra
parte, nada de lo bueno y perdurable que se haya hecho sobre la tierra, vino
sin oración. A través de la historia del cristianismo, vemos que los hombres y
mujeres nacidos de nuevo, cambiaron sus generaciones por el impacto de sus
oraciones elevadas ante del SEÑOR. El apóstol Pablo aconsejó sobre el priorizar
la oración: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones
y acciones de gracias por todos los hombres…” (1 Timoteo 2:1). ¿Por qué Pablo
nos da este consejo? Porque solamente en la medida en que oramos, nuestras
actividades diarias hacen impacto para esta tierra y se extiende hasta la
eternidad, y porque nuestros enemigos, el mundo, el demonio y la carne, todavía
son impedimentos para que un cristiano nacido de nuevo, haga lo que Dios le
pide, y sobre todo: orar.
Hoy
vivimos un momento crítico en el mundo. Se nos informa que unos 200.000
cristianos morirán este año por su fe en JESÚS. ¡Oremos por ellos y por los
misioneros que están llevándoles el Mensaje! ¡Nosotros mismos necesitamos que
otros oren por nosotros, así que, oremos nosotros y por los demás! Igualmente, el asunto de la crisis financiera, ¡no es un cuento!, es una
realidad, y tarde temprano nos tocará y también a los nuestros. ¿Qué hicieron
los primeros cristianos cuando enfrentaron una situación semejante? Oraron
pidiendo confianza y valor, ellos oraron así: Ahora, Señor, toma en cuenta sus
amenazas y concede a tus siervos el proclamar tu palabra sin temor alguno. Hechos
4:29 (NVI). Como dijo Andrew Murray, hace unos años: “El Señor Jesús no ofreció
su vida, ni derramó su sangre para evitarnos el sacrificio de nuestras vidas ¡De ninguna manera, Su sacrificio fue
para hacer el sacrificio de nuestras vidas posible y deseable!” ¡Que el Señor
nos ayude para que en esta hora menguada de nuestro mundo! ¡Levantemos un
poderoso movimiento de oración! ¡No tenemos tiempo que perder! ¡Esto es tan
urgente que si usted no es persona de oración, inténtelo otra vez, eso sí,
comience por humillarse delante de Dios! La oración es el vehículo del poder en
todo lo que hagamos en la evangelización y el discipulado de un mundo, “sin
Dios y sin esperanza”. Decía mi profesor el doctor Roy Lyon: “La oración es la
llave de las riquezas espirituales de Dios. Por medio de ella podemos recibir
del Padre la unción del poder y la dirección del Espíritu Santo.”
¡Esto es un llamado a la oración! Para ello, pondremos en
práctica la Operación 6.3.9. A las 6 de la mañana oraremos por pastores y
líderes cristianos. A las 3 de la tarde, por el país en donde usted vive y los
líderes gubernamentales, y a las 9 de noche, oramos por la familia.
Es posible que no seamos como tantos hombres y
mujeres que aman al Señor y claman al Señor día y noche. La oración es la disciplina
del espíritu y la respiración del alma. Le invito que se una a mí en todos
estos momentos en donde esté, y que juntos, vayamos al Trono de la Gracia, en
donde nuestro Padre Eterno, empezará a derramas sus bendiciones sobres sus
hijos, como lo ha prometido, y especialmente, sobre nuestras naciones. Este
mundo solo puede ser cambiado por la violencia o la oración. Lo primero nos
lleva al caos, la segunda manera, nos lleva a Dios: “entonces yo oiré desde los cielos,
y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” Por eso, nuestro llamado urgente
a la oración.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Tú no eres ser humano como nosotros
para arrepentirte y mentirnos en tus promesas, de amar y perdonar a tus hijos
hasta el final, cuando te veamos cara a cara, y ya la oración como vehículo
para mantener mi comunión contigo, haya dejado de ser. Ayúdame, a buscar tu
rostro, arrepentirme de mi mal camino y a esperar en ti. En el nombre de JESÚS.
Amén
Perla
de hoy:
Al orar es mejor
presentarnos con un corazón humillado y sin palabras que palabras sin corazón.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento por obedecer?
¿Existe algún pecado por evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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