Francisco
Aular
faular@hotmail.com
Miércoles,
17 de febrero de 2016
Lectura
devocional: Lucas 10:1-12
Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios
sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la
bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes. Lucas 10: 5,6 (NTV).
¡Gente de paz! Son aquellos a los cuales Dios los
ha escogido, desde antes de la fundación del mundo para la salvación eterna: “Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos
amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos.
Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a
sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y
le dio gran gusto hacerlo.” (Efesios 1: 4,5, NTV). Sin embargo, ¡millones de gente de paz, nunca han escuchado
la Buena Noticia! Porque aunque han sido elegidos, la salvación no es
automática, necesitan escuchar el mensaje y responder a él, en forma positiva o
negativa. Dios estaría violando sus propias leyes, si obligara al ser humano a
seguirle. ¡Nadie estará en el cielo obligado! En efecto, JESÚS dijo: “Cuando entren en la casa de alguien, primero
digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa
son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición
regresará a ustedes.” (Lucas 10:5,6
NTV). Por eso, es necesario y vital llevarle el Mensaje, cueste lo que nos cueste,
a cualquier precio! El pasaje devocional que estamos considerando JESÚS, puso
las condiciones.
¡Gente de paz son aquellos! Que son personas
amables, correctas, decentes, religiosos, hasta generosos con los demás, sin
embargo, eso no es suficiente: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron.
Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no
es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de
nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:1,2 NTV). El primer hombre
que JESÚS, evangelizó al comenzar su Ministerio se llamaba, Nicodemo. Al ver al
Nicodemo hacer lo que hizo, rápido lo puedo descubrir: ¡Nicodemo pertenecía al
grupo de gente de paz! Dios había puesto en él hambre y sed por conocer
verdaderamente a Dios y no tuvo dudas al buscar a JESÚS. ¿Quién era Nicodemo?
Era un fariseo; un destacado y estricto respetuoso de los “Diez Mandamientos”,
desde niño aprendió a citar de memoria los libros sagrados de su religión
fundada por Moisés, en el Monte Sinaí; siempre en toda su vida procuró cumplir
de la mejor forma posible, las leyes y reglamentos y por ello, tenía una
conducta moral intachable. Pero Nicodemo, no estaba satisfecho con ser
solamente un religioso, anhelaba tener paz en su espíritu y alma porque
reconocía que las demandas de perfección de Dios, como a todos nosotros los
seres humanos, ¡nos quedan muy grande!: “Sed, pues vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). ¡Si nosotros, seres humanos caídos del
propósito original de Dios, pudiéramos vivir absolutamente perfecta esta vida
humana como la vivió JESÚS, Él no hubiera ido a la cruz para salvarnos y
volvernos a Dios! Efectivamente, la Biblia confirma en sus 66 libros el fracaso
humano ante las demandas de un Dios tres veces santo: “No hay, justo, ni aun
uno” (Romanos 3:10); también dice: “Pues todos hemos pecado; nadie puede
alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.” (Romanos 3:23 NTV), pero
tenemos la Buena Noticia de salvación: “Pues la paga que deja
el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio
de Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 6:23, NTV). ¡JESÚS es el Regalo que
Dios tiene para la gente de paz! para que nazcan de nuevo, y sean hijos de
Dios. Por ello, JESÚS mismo le dijo a Nicodemo: “—Te digo la verdad, a menos
que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.” (Juan 3:3, NTV).
¡Gente de paz! Son millones de personas que
tienen hambre de Dios, ellos están por todas partes y en todo el mundo. Dios ve
a la humanidad como un campo de trigo, listo para la cosecha. ¡Las
posibilidades de una cosecha abundante hace necesario enviar por grandes
cantidades a obreros que vayan y recojan los frutos, antes de que venga la
noche! Por ello, JESÚS, encomendó a sus discípulos: “Y les dio las siguientes instrucciones: La cosecha es grande, pero los
obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha;
pídanle que envíe más obreros a sus campos.” (Lucas 10:2 NTV).
¡Gente de paz! Son aquellos que en mi vida de más
de 50 años llevando el Mensaje, los he encontrado por todas partes y en todos
los segmentos de la sociedad. Hice lo que Dios me pidió que hiciera, fui en
obediencia a Él, les prediqué la Palabra, algunos la oyeron y creyeron, ellos
nacieron de nuevo; por lo tanto, les enseñé a obedecer a Dios, y los encomendé
a ir y llevar el Mensaje como yo hice con ellos, y fueron. ¡Ya no me resulta
posible contar lo que ellos han hecho! Una cosa sé: ¡Sólo la gente de paz,
produce, gente de paz!
Oración:
Padre como un manto negro, la muerte vendrá sobre mí y mi generación.
Ayúdame a llevarle tu Mensaje de salvación. Iré a buscar a tu gente de paz en
dondequiera estén y a cualquier precio. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla de hoy:
La mejor ofrenda que
podemos hacer en gratitud a Dios, quien por gracia, nos ha salvado, es ir a
buscar y traer a la gente de paz, que están listos para la cosecha. ¡Vamos por
ellos!
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe alguna lección por aprender?
¿Existe alguna bendición para disfrutar?
¿Existe algún mandamiento a obedecer?
¿Existe algún pecado a evitar?
¿Existe algún pensamiento para llevarlo conmigo?
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