Francisco Aular
Lectura devocional: Juan 16:16-24
De cierto,
de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestro gozo sea cumplido. Juan 16:23,24 (RV60)
Aquel médico amigo, profesor de la
universidad, entró al departamento de fotografía -en donde yo trabajaba como
fotógrafo clínico-, trayendo un libro y notas para su clase de cardiología. El
doctor, había estado enfermo, aquejado de un cáncer pulmonar en su etapa final.
“¿Cómo sigue doctor?” Le pregunté, él tomó un papel blanco de mi escritorio,
dibujó a los pulmones, hizo un pequeño círculo en el ángulo superior del pulmón
derecho, y me dijo: “Francisco, yo estoy respirando solamente por ese ladito…”
Luego, añadió: “¡Vengo a dar mi útlima clase!”, recordé un instante, lo que
aquel médico había sido para mí, como por ejemplo, el día que me aparecí en la
sala de los enfermos del corazón, con mi padre enfermo; en esa ocasión, el
galeno estaba con un grupo de estudiantes pasando la revista diaria a sus
pacientes, levantó su mirada y me vio con mi viejo tomado de mi brazo, y dejándolos
me vino a atender. Muchos otros recuerdos del doctor Morales Rojas, vinieron a
mi mente, en todos ellos mostraba su cualidad humana de un buen apóstol de la
medicina. Al escuchar su diagnóstico en aquella manaña, me puse triste y callé.
Dos días después, yo estaba entre los muchos amigos, que lo despedimos, en el
cementerio. ¡Qué tristeza invade nuestros corazones ante lo inevitable de la
muerte, especialmente cuando un familiar o un amigo se nos va! Según la Biblia,
los que salen de aquí, ya no oirán y no responderán: “Todo lo que hagas, hazlo bien, pues
cuando vayas a la tumba no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni
sabiduría.” (Eclesiastés 9:10, NTV).
Ahora bien, en el conocido y largo
discurso de JESÚS a sus apóstoles la noche en que fue entregado para morir,
está lleno de hermosas promesas para nosotros sus discípulos, entre ellas,
contestar nuestras oraciones. La resurrección de JESÚS el día domingo, hace que
la divinidad sea la de un Dios vivo y no muerto. De todas maneras, podemos
hacernos esta pregunta: ¿Qué garantía tenemos de que Dios conteste nuestras
oraciones de peticiones personales?
¡Dios oye y
responde cuando le creemos a su Palabra!: “Dios no es un hombre, por lo
tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer.
¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?”
(Números 23:19 NTV). Como dijera el gran misionero Stanley Jones, “hay algunas
cosas que Dios no dará hasta que
las queramos suficientemente para pedirlas”…
¡Dios oye y
responde cuando oramos en el ejemplo y en el nombre de JESÚS! Tenemos que orar en el
ejemplo de JESÚS y también en el nombre de JESÚS. En efecto, el Señor dijo:
“Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”
(Juan 13:15 RV60). Podemos recordar de JESÚS -cuyo nombre fue escogido aún antes
de la fundación del mundo-, que cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba
a concebir a un Hijo por obra y gracia del Espíritu Santo, le dijo: “Y ahora,
concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS”
(Lucas 1:31 RV60). ¡JESÚS vino y nos dio ejemplo de cómo vivir para la gloria
de Dios! El mundo lo reconoce como un Ser Humano extraordinario en su humildad
y servicio a los demás. También nos dio ejemplo en una vida de oración muy
estrecha con su Padre, de tal manera que leemos: “Aconteció que estaba Jesús
orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor,
enséñanos a orar…” (Lucas 11:1 RV60).
Pues bien, JESÚS nos pidió que
orásemos en su nombre: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré,
para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (Juan 14:13; y también dijo: “En
aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo
cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis
pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”
(Juan 16:23,24 RV60). Fíjese bien que cuando oramos en el nombre de JESÚS, “lo
haré” (Juan 14:13) dice el Señor; luego cuando oramos en el nombre de JESÚS:
“cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará” (16:23); después nos
reclama: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para
que vuestro gozo sea cumplido” (16:24). ¡El gozo de Dios es completar el gozo y
las oraciones de sus hijos! Entonces, hay que tomar en serio las promesas de
Dios, y el desafío que hizo el mismo JESÚS: “Sigue pidiendo y recibirás lo que
pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá”
(Mateo 7:7, NTV). Una de las cosas que más impacto me causó al llegar a la
iglesia fue el escuchar al final de las oraciones, “te pido todo esto en el
nombre de JESÚS…” ¡Yo estaba acostumbrado a rezar en otros nombres pero estas
oraciones eran diferentes!
En realidad, JESÚS es la única
respuesta de Dios frente a todas las necesidades del ser humano, Él, el Hijo de
Dios, se ganó ese derecho: “Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.
Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera
algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos, adoptó
la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando
apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y
murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al
lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás
nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el
cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11 NTV).
¡Terminar sus oraciones en el
nombre de JESÚS, no le da un poder mágico a sus oraciones! La validez de orar
en el nombre de JESÚS, consiste en hacer mis peticiones con humildad,
reconociendo que no tengo ningún mérito en mi propia persona, para acercarme a
Dios. Así que cuando oramos, lo hacemos, tanto en el ejemplo de JESÚS como en
su Nombre. De esta manera, nos dice la Biblia: ¡Dios oye y responde!
Oración:
SEÑOR, dame
la capacidad, la voluntad y el amor que necesito para hacer lo que Tú harías en
mi lugar. Te ruego que atiendas a mi petición. En el nombre de JESÚS. Amén.
Perla
de hoy:
Pedir en el nombre de JESÚS es
orar en el ejemplo que Él nos dio a través de la comunión con su Padre, y el
amor hacia el prójimo.
Interacción:
¿Qué
me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
alguna promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
alguna lección por aprender?
¿Existe
alguna bendición para disfrutar?
¿Existe
algún mandamiento por obedecer?
¿Existe
algún pecado por evitar?
¿Existe
algún nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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