jueves, 11 de diciembre de 2014

Un mundo sin Navidad

Francisco Aular
Lectura devocional: Mateo 4:12-25
La gente que estaba en la oscuridad ha visto una gran luz.
Y para aquellos que vivían en la tierra donde la muerte arroja su sombra, ha brillado una luz. Mateo 4:16 (NTV)

Hace algún tiempo, al levantarme de mi cama, antes del amanecer, me sucedió lo que les contaré a continuación. Me asomé a la ventana de mi casa; era 25 de diciembre, pero recibí el impacto de no ver los adornos de Navidad en ninguna de las  otras casas del vecindario. Descalzo aún, caminé rápido pero con cuidado, para no tropezar con los regalos que les habíamos dado a los niños la noche anterior. ¡Qué raro! Juraría que por aquí habían quedado los juguetes anoche. Así llegué a la sala, y mi sorpresa es que el arbolito había desaparecido; tampoco estaban colgadas en las paredes ni en la chimenea,  las campanitas y las estrellas doradas que habíamos puesto a finales de noviembre, después del cumpleaños de Mary, mi esposa, y que para nosotros, en la familia, marca el inicio de la temporada navideña. La mesa del comedor estaba vacía, y sin restos de la cena que habíamos celebrado la noche anterior. ¿Guardaría mi esposa el pan de jamón, las hallacas y las nueces?  Allí estaban el cuatro, las maracas y la guitarra, pero no estaba el himnario con los himnos de Navidad que habíamos cantado… Me alegró ver mi Biblia sobre la mesa del recibo. Me arreglé para salir a la calle. Todo lucía como un día normal de trabajo, como cuando no es Navidad. Los adornos de las vitrinas habían desaparecido y la gente se ocupaba de sus labores rutinarias. ¿Qué pasó?, pero si hoy es Día de Navidad, pensé. Caminé hasta nuestro templo en donde estaba mi oficina, pero no estaba allí, tampoco el templo católico ni el presbiteriano que se encontraba en la otra esquina. Me dirigí al vendedor de periódicos, el señor Pedro García, enseguida me reconoció, y me dijo, “¿cómo está señor Francisco?” -¡qué raro!, pensé, si siempre me dice pastor-, “muy bien señor Pedro”, le respondí. Enseguida él me dijo, “no me llamo Pedro”, perplejo, tuve el valor de decirle: “¡Feliz Navidad!”, y como si fuera la primera vez que escucha ese nombre, respondió rápidamente: “¿Navidad, qué es eso?”… Regresé rápidamente a mi casa, pasé a mi biblioteca y comprobé con consternación que todos mis libros cristianos habían desaparecido…
Sonó el timbre de la casa; era una joven que lucía tan sombría como la solicitud que la trajo a mi puerta: "Mi madre se está muriendo; por favor venga"… Tomé mi Biblia, que tenía sobre la mesa del recibo, y salí con la entristecida hija a consolar a su mamá. Llegamos a la casa de la moribunda; me senté al lado de la cama de aquella mujer para alentarla con las palabras de JESÚS. Abrí mi Biblia, pero me sorprendí que terminara en Malaquías, ¡no había Nuevo Testamento!, ¡no había salvación!, ¡no había esperanza!, ¡no había paz! Lo único que pude hacer fue lo que hacía rato quería: ¡llorar!. Uní mi llanto al de las mujeres en medio de nuestra desesperación. Me sobrecogió la angustia de un mundo sin JESÚS. Porque: ¡JESÚS es la Navidad! ¡Un mundo sin Navidad es un mundo sin JESÚS! ¡Sin JESÚS estamos en tinieblas porque Él y solo Él, es la Luz de mundo! ¡Un mundo sin esperanza de un Señor y Salvador, un Dios personal! En eso, desperté. ¡Afortunadamente, todo había sido una pesadilla! Aliviado y feliz desperté a todos en casa y con mucho gozo empecé a decirles: “¡Feliz Navidad con JESÚS!” Seguidamente, les dije a todos: “¡Ustedes no se pueden imaginar a un mundo sin Navidad!” Entonces, entonamos el himno navideño:
¡Al mundo paz, nació JESÚS,
Nació ya nuestro Rey!
El corazón ya tiene luz,
Y paz Su santa grey,
Y paz Su santa grey
Y paz, y paz, Su santa grey.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
Hoy mi corazón tiene un cántico nuevo por habernos enviado a tu Hijo, y por ello: ¡Hay gozo en la tierra y en mi corazón! ¡El SEÑOR vino para estar a nuestro lado y en nosotros para siempre! ¡Tu brazo es Todopoderoso para levantarnos y sostenernos en medio de las tormentas de esta vida! ¡Qué cada corazón te prepare un lugar para dar a conocer Tu Salvación a las naciones! Hoy disfruto tu triunfo,  tu pasión es mi pasión. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
Al celebrar a JESÚS en esta Navidad proclamamos que Él es la única esperanza de la humanidad.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?

¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?

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