Francisco Aular
faular@hotmail.com
Lectura devocional: 2 Corintios 8:1-14
Porque conocen la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que siendo rico, sin embargo por amor a ustedes se hizo pobre, para
que por medio de su pobreza ustedes llegaran a ser ricos. 2 Corintios 8:9 (NBLH)
Navidad es tiempo para dar, y esto no es ninguna sorpresa porque así fue
desde el principio, y por ello, el apóstol Pablo recordó a sus discípulos esta
verdad al despedirse de ellos en Mileto: “Y he sido un ejemplo
constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en
necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: “Hay más bendición en dar que en recibir”. (Hechos 20:35, NTV)) Esto
lo podemos comprender mejor al ver la historia de las misiones en el
cristianismo a través de los siglos. Por eso, no es nada raro que en la
presente epidemia del ébola en África, los primeros en contaminarse con esta
enfermedad fueron los profesionales de la medicina y misioneros cristianos. ¡No
es fácil abandonar la patria en donde uno tiene todo lo de mayor valor
sentimental e irse a servir en el nombre del Señor a aquellos lugares con mayor
necesidad y en oscuridad espiritual!
Ahora bien, a la luz de la Biblia es Dios quien toma la iniciativa en el asunto
del dar. Él es quien pone delante de nosotros el regalo de su gracia y amor. En
efecto, JESÚS, el Hijo, viene como el Regalo de Dios con su oferta de amor y
perdón en el presente y en el futuro: “Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16); “Porque ya conocéis
la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2
Corintios 8:9); “!Gracias a Dios por su don inefable!” (2 Corintios 9:15); “Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
En consecuencia, ni los Evangelios, ni las cartas de los apóstoles que
conforman el Nuevo Testamento, ahorran palabras y alabanzas por el hecho de la
iniciativa del Padre celestial en el dar, comenzando con la salvación de
nuestras almas a través del arrepentimiento y la fe: “Testificando a judíos y a
gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor
Jesucristo” (Hechos 20:21); se hace claro en las Escrituras que la salvación es
un Regalo y no un premio: “Porque por gracia ustedes han sido salvados
mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios,
no por obras, para que nadie se jacte” (Efesios 2:8,9; NVI). Sí, ¡JESÚS
es el Regalo del amor de Dios!
Pues bien, aunque Dios toma la
iniciativa en darnos el cielo como un regalo, también es cierto que la Navidad
nos presenta el hecho de que en la respuesta del ser humano le toca primero dar
para después recibir. ¿Qué puede darle el ser humano a Dios? Su alma, su
corazón, su fe; depositar toda la confianza en JESÚS para su salvación: “Dame
hijo mío tu corazón”, ese es el clamor de Dios en busca del pecador. Y
entonces, cuando el ser humano se da, recibe. ¿Qué recibe? Ciertamente, recibe
mucho más de lo que da. Por ejemplo, da su vida temporal “bíos” y recibe de
Dios, la vida eterna “zoé”; da su perdición y recibe salvación segura y eterna;
da su dolor y recibe gozo; da su naturaleza corrompida desde Adán y recibe una
naturaleza nueva en JESÚS; da su miedo al porvenir y recibe la esperanza de un
fabuloso mañana junto a JESÚS; en resumen, da su infierno y recibe el cielo.
¿Cuál es el resultado de una
vida nueva y eterna? El surgimiento de una nueva relación con Dios, consigo
mismo y con los demás; surge un cambio divino y con él, un nuevo significado y
propósito para vivir.
Quizás ya tenga usted el árbol de Navidad lleno de regalos para su familia,
amigos y para usted también, bueno, eso está bien, porque muestra su
generosidad. Sólo una pregunta: ¿Qué le dará usted al Cumpleañero JESÚS? Yo le
propongo que, por encima de todo, le dé su corazón, y con ello, usted poseerá
humildad tanto para dar como para recibir toda la vida, desde el más acá y
hasta el más allá. Porque Navidad: es tiempo de dar…
Oración:
Padre Eterno:
¡Gracias por enviar a tu Hijo amado a salvarnos; eso
ocurrió en la Navidad! Navidad no es tan sólo una época del año, sino un estilo
de vida dador y dispuesto también a recibir. Ayúdame a no desviarme del
verdadero significado de la Navidad en estos días. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
El Niño del pesebre en el establo de Belén, es el Regalo de Dios para la
humanidad; no te quedes con Él, compártelo.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio
de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual
pueda aferrarme?
¿Existe una lección por
aprender?
¿Existe una bendición para
disfrutar?
¿Existe un mandamiento a
obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento
para llevarlo conmigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios