Francisco Aular
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo
estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Juan 19:28 (RV60)
Josh MacDowell en su
libro Evidencia que exige un veredicto
dice: “A través de todo el Nuevo Testamento, los apóstoles apelaron a dos
sectores de la vida de Cristo para establecer su calidad de Mesías. Uno fue la
resurrección, y el otro fue el cumplimiento de la profecía mesiánica”, de
hecho, he contado 35 profecías cumplidas en la última semana de la existencia
de nuestro amado JESÚS de Nazaret. Solamente el Viernes Santo, en 24 horas se
cumplieron, exactamente, 29 profecías. Son profecías que hablan de la traición,
torturas, muerte y sepultura de nuestro Señor Jesucristo; éstas fueron
anunciadas en diferentes oportunidades, por distintos profetas y durante cinco
siglos hasta el año 500 a.C.
Por otra parte, el
cumplimento exacto de la profecía, nos habla tanto de la credibilidad de la
Biblia, como de que JESÚS es quien Él dijo ser: “Yo soy el camino, y la verdad,
y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6; RV60). El hijo de
Dios Encarnado se ganó el derecho de ser llamado Señor y Salvador, y nos compró
un lugar en cielo, el cual nos los da por su gracia y por nuestra fe y
confianza únicamente en Él para nuestra salvación. Por ello, el apóstol Pablo
escribió: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron.
Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no
es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de
nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él
nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que
preparó para nosotros tiempo atrás” (Efesios 2:8-10; NTV).
En esta Quinta Palabra
se cumple el Salmo 69:21 “Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me
dieron a beber vinagre…”, Juan, al escribir su Evangelio, hace repetidas
referencias a la profecía, y en efecto, ese Salmo de David es mesiánico. ¡Qué
cuadro más terrible y angustioso!, el Cristo, Soberano y Poderoso por cuya
Palabra fueron hechos los mares y los ríos, ¡tiene sed! ”Tengo sed” es una
palabra de identificación total con el ser humano y su necesidad física más
vital. Es cierto que JESÚS está padeciendo en la cruz sed física a causa de la
tremenda deshidratación producida por tantas horas de torturas y sufrimientos,
pero también es cierto que estamos en presencia de otro tipo de sed. Por ello,
San Agustín decía que JESÚS tiene sed, pero no solamente física, sino también
una sed espiritual: “Tiene sed de que se tenga sed de Él…”, en realidad fue esa
sed por la salvación del ser humano que nos puede explicar al Dios que se
Encarnó, que derribó las barreras y cambió la historia de la salvación; esa sed
explica su gracia, su amor y misericordia, y extiende su oferta salvadora para
que los hombres y mujeres de todas las edades, conozcan su Mensaje y lleguen a
Él, se arrepientan de sus pecados y se rindan al Señorío de JESÚS.
“Tengo sed”, exclama
JESÚS, el dador del “agua viva”. Juan, su discípulo amado, debió recordar a
JESÚS hablando con la mujer samaritana: “Respondió Jesús
y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo
le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan
4:13,14). JESÚS el dador del agua viva, Él es la fuente inagotable que nos
llena cada día, aquí, en esta vida temporal, y después, en la plenitud de la
vida eterna donde nunca más tendremos sed. Los verdugos que estaban al pie de
la cruz, le ofrecieron vinagre, y JESÚS tomó el último sorbo de aquella copa de
dolor, de amargura y sufrimiento por el pecador, en una identificación total
con el ser humano caído de la gracia, y todo ello, para llevarlo de nuevo
delante de Dios.
“Tengo sed” ¡Cuánta
identificación total con el ser humano!, porque el Dios al cual nosotros
servimos, tiene sed de nosotros. Ahora, nosotros debemos tener sed de Él, como
lo dice el Salmo 42:1,2: “Como el ciervo brama por las corrientes de las
aguas, Así clama por ti, oh Dios, el
alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré
delante de Dios?”. ¿Te identificarás
totalmente con JESÚS como Él se identificó contigo?
Oración:
Amado Padre
Celestial:
“Tengo sed”, hoy me duele repetirlo
Es Palabra que lastima el corazón
Qué fuerte para mí, poder decirlo
Y como JESÚS poder vivirlo…
En medio de la angustia y el dolor…
Perla de hoy:
¿Te identificarás
totalmente con JESÚS como Él se identificó contigo?
Interacción:
¿Qué me
dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe
una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe
una lección por aprender?
¿Existe
una bendición para disfrutar?
¿Existe
un mandamiento por obedecer?
¿Existe
un pecado por evitar?
¿Existe
un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?