Mis
amados todos:
Un
saludo desde la bella ciudad de Toronto para ustedes. Tenemos un verano
exuberante y las plazas y jardines nos invitan a verlos, olerlos y a pasearlos.
Como saben por la salutación anterior al pie de página, mi atención es agosto
estará puesta en nuestra Marcha Evangelizadora, por ese motivo no estaré con
ustedes, mis amados perlistas, a lo menos, por mes y medio. Todo me indica que
según nuestros planes retornaremos el 17 de septiembre, Dios mediante.
Desde lo más profundo de mi aprecio por cada uno de ustedes, les deseo unas
felices vacaciones; no se olviden que el SEÑOR va con nosotros como nos lo ha
prometido, por dondequiera que vayamos. Mi versículo ministerial nos acompaña:
“Pero mi vida no vale nada para mí a menos que la use para terminar la tarea
que me asignó el Señor Jesús, la tarea de contarles a otros la Buena Noticia
acerca de la maravillosa gracia de Dios” (Hechos 20:24 NTV).
Con
mucho afecto,
Pastor
y amigo,
Francisco Aular
faular@hotmail.com
¡No te
rindas!
Corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1
Un hombre va entrando al estadio azteca de la ciudad
de México en 1968. Se llama John Stephen Akhwari; las luces del estadio se
habían apagado; las multitudes habían aclamado al campeón de aquella
competencia de los Juegos Olímpicos México 68, hacía una hora. John Stephen Akhwari, representaba a su país
Tanzania, como competidor olímpico, y tenía la esperanza de llevarse alguna
medalla de retorno a su país, pero se lesionó en la carrera, su pierna sangraba
copiosamente, pero el hombre se amarró un pañuelo; se notaba que el dolor era
tan fuerte porque no lo disimulada al dar un paso tras otro. Así entró a la
pista del estadio, sólo quedaban unos cuantos espectadores en las gradas cuando
Akhwari terminó de cruzar la meta. Los médicos y enfermeros lo atendieron allí
mismo, cuando le preguntaron por qué había seguido corriendo a pesar del dolor,
y ante el peligro de perder la pierna, respondió: “Mi país, no me envió a cinco
mil millas de distancia para iniciar la carrera. Me envió a terminarla”.
¡No te rindas! Porque JESÚS no recorrió la
distancia entre el cielo y la tierra, para que nada más iniciemos la carrera
cristiana, sino que nos dio el poder para terminarla con gozo.
¡No te rindas! porque tenemos aún una carrera por
delante. No hemos llegado a la meta todavía, y no es asunto de rapidez
solamente, hay que descubrir el poder vivificador de la lentitud y la paciencia
en el recorrido.
¡No te rindas! Por los años que llevas en el SEÑOR;
la iglesia y la obra del reino de Dios te necesitan. No eches en cara tus
muchos años de gloria pasadas porque no son nada comparado con la gloria y el
galardón que nos espera. Lo mejor está por venir.
¡No te rindas! Por las pruebas, los sinsabores, los
problemas y las circunstancias de esta vida temporal. Dios no nos garantiza un
camino de rosas sin espinas, pero sí nos dice: “Estoy con ustedes hasta el fin
del mundo”. Así que sigue corriendo “con paciencia” hasta el triunfo final. ¡No
te rindas!
Oración:
Amado Padre
Celestial:
¡Cuán hermoso es
descansar en Ti! Entender que el tiempo que pasaremos en esta vida es tan breve
y lleno de mucho sufrimiento. ¡Nada que valga la pena sale por casualidad;
nuestra salvación y libertad te costaron tu preciosa sangre y vida! ¡Tu muerte
en nuestro lugar fue parte de tu plan de salvación para nosotros! Ahora nos
encontramos en la carrera hacia nuestra plenitud en Ti. La guerra está ganada,
pero cada uno tiene que luchar y vencer sus propias batallas. ¡No me rendiré y
viviré para tu gloria! Ahora es necesario el esfuerzo constante en tu gracia
para salir de este mundo habiendo corrido la carrera de la fe exitosamente;
haber sido testigo tuyo y llevar a muchos a tu salvación. En el nombre de
JESÚS, amén.
Perla de hoy:
En el calendario de Dios siempre
es demasiado temprano para jubilarse.
Interacción:
¿Qué me dice Dios hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar
¿Existe un mandamiento a obedecer?
¿Existe un pecado a evitar?
¿Existe un
nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
Muy
amados:
Dos
asuntos que quiero hacer del conocimiento de ustedes en búsqueda de sus
oraciones al Padre por nosotros. Pedimos fuerza, valor y claridad al presentar
el Mensaje de salvación. Unos cuatrocientos mil hispanos esperan oír la voz de
Dios a través de nuestras voces. Solamente tenemos tres congregaciones
hispanas, aquí en nuestra ciudad, en uno de los países más indiferentes en
cuanto a Dios y su Palabra. Bueno, sin más, he aquí los dos motivos de esta
nota:
Primero,
estamos llegando al mes de la evangelización personal: agosto, a través de las
Marchas Evangelizadoras que se realizan durante este mes. Desde 1977,
mayoritariamente, jóvenes estudiantes, maestros y profesores dedican este mes a
la obra evangelizadora. Este año no podré participar en ningún evento en
Venezuela debido a mis problemas de salud, sin embargo, todo está listo para
nuestra Primera Marcha Evangelizadora, aquí, en Toronto, los días 19 al 31
de agosto. ¡Gracias al Señor, hace unos días, la Embajada de Canadá en
Caracas dio la visa al grupo que vendrá para ayudarnos! ¡Imposible decir con
palabras el gozo que tengo al ver este sueño, este evento, hecho una realidad,
tras más de veinte años trabajando aquí! Gracias a ese grupo de marchistas
venezolanos, los cuales han hecho muchos sacrificios personales, entre ellos el
financiero, para estar con nosotros. Oren por ello.
Segundo,
todo este motivo, me lleva como escritor de Perlas del alma a tomarme un
receso, el cual será desde el 1 de
agosto al 17 de septiembre. Oren por nosotros, estaremos abocados por
completo a la Premarcha, Marcha y Postmarcha. En realidad, enfrento por primera
vez la falta de algunos amados aquí para que me ayuden en la Premarcha, sin
duda, Dios está levantando algunos, pero todos serán nuevos en algo así. Por
favor, oren, oren y oren. Por ello, ¡la Marcha no es para contarla, sino para
vivirla! ¡Gloria a Dios que nos permitirá vivirla otra vez como hace 35 años.
Con
mucho aprecio,
Pastor
y amigo,
Francisco Aular