Mis amados, gracias por regalarnos sus oraciones. Estamos en Toronto, la hermosa ciudad que nos abrió sus brazos y en donde hemos servido al SEÑOR, 30 años de los 33 que tenemos en Canadá. ¡Saludos para todos en todas partes! ¡Adelante, siempre adelante!
Perlas del Alma
Francisco Aular
MIÉRCOLES, 27 de julio de 2022
faular@hotmail.com
Lectura devocional: Lucas 15:1-32
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (…) no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Lucas 15:10; 2 Pedro 3:9 (RV60)
Continuamos respondiendo a la pregunta
¿Cúanto vale un alma?
En la Santa Palabra de DIOS, la Biblia, las personas que aparecen allí, nombre por nombre son siempre importantes en cada capítulo. ¡Todavía DIOS anda en la búsqueda de seres humanos cuyas almas están alejadas de Él, perdidas de Su Reino! ¡El DIOS en que creemos cuenta Su historia en la Biblia y seguirá buscando al individuo sin Él para extenderle Su misericordia salvadora, Él lo hará con cada uno de ellos en esta generación! “no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9b).
¡Esa gente como todo lo perdido, necesita que la encontremos, en cualquier lugar, en cualquiera hora y a cualquier precio!
Recuerda que nosotros fuimos también, encontrados y rescatados. Es nuestra responsabilidad, en esta hora, hacer todo el esfuerzo que nos sea posible y pagar el precio que se nos pida, sea donde sea que DIOS nos envíe.
Sí, ¡debemos ir a buscar a esa persona! Como lo dice el capítulo 15 de Lucas -todo ese inmenso capítulo me conmueve cada vez que lo leo, y me calienta el corazón de nuevo por el valor de un individuo para DIOS-, la oveja perdida (1-7), la moneda perdida (8-10), y el hijo perdido (11-32), esos tres cuadros son la parábola de las valiosas posesiones perdidas y encontradas en relación con DIOS.
El pastor que busca a la oveja perdida, no descansa hasta encontrarla y traerla a su redil, y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado a mi oveja que se había perdido” (v. 6), la mujer que pierde el dracma, busca la moneda, no descansa hasta encontrarla, reúne a sus amigas y dice: “Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido” (v. 9), pero la parábola termina con la escena más hermosa de toda la literatura que hace referencia al amor filial; ¿qué dolor puede compararse al del hijo que se nos va del hogar echando por tierra todos los valores inculcados en familia?
Sin embargo, el padre espera que aquel hijo ingrato regrese arrepentido a su hogar; así ocurre, y padre e hijo se confunden en un abrazo para no separarse jamás. Entonces, el padre le dice, al hermano mayor: “Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (v. 32). ¡Ningún ser humano es un accidente en este mundo, y mucho menos en el plan de DIOS!
Al final de una conferencia en la cual había hablado de nuestra necesidad de evangelizar y discipular a cada persona que DIOS ya tiene lista para cosecharla para su Reino, un teólogo me dijo: “¡No creo que uno tenga que hacer ningún esfuerzo para alcanzar a la gente para CRISTO, DIOS lo hará con nosotros o sin nosotros! -a ello le respondí-, hermano le voy a pedir algo por el amor de DIOS: ¡Cambie su teología!”.
JESÚS consideró que el ser humano es de tan grande valor, que Él intercambió Su mansión gloriosa para poner su tienda de campaña al lado de la nuestra, y siendo rico, gustó en su cuerpo las limitaciones de la pobreza, sufrimiento, vergüenza y muerte; Él mismo definió su misión en este mundo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10; RV60).
Todos los apóstoles, a excepción de Juan, murieron llevando el mensaje, Pedro, nos dice la razón: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9; RV60).
Esto es lo que mueve nuestra pasión evangelizadora: El valor del individuo.
¡Adelante, siempre adelante!
Oración:
PADRE MISERICORDIOSO:
¡Gracias por tenerme por digno de ser llamado tu hijo y usar a los hombres y mujeres que me dieron tu Mensaje! Tengo una deuda de gratitud con ellos, y nos gozaremos al celebrar juntos toda una eternidad contigo. Ayúdame a llevar este mismo mensaje a los que no lo han oído. En el nombre de JESÚS. Amén
Perla de hoy:
¡Ningún ser humano es un accidente, ni está demás en este mundo, ni en el plan de DIOS!
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