Francisco Aular
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Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón. Génesis 3:15 (NVI)
En Génesis 3:15 tenemos la primera profecía predictiva relativa a la Natividad del Salvador del mundo, JESÚS. Adán y Eva rompieron la obediencia y la buena relación que mantenían con su Creador; se apartaron del plan original de DIOS y cayeron bajo la seducción de Satanás. Como resultado de este “mal negocio” que hicieron nuestros primeros padres, sus millones de descendientes que hemos existido y habitado este mundo, nacemos en un territorio dominado por el “dios de este siglo”.
Ahora bien, volvamos al Génesis ¿Cómo recobrar el Paraíso perdido? ¿Cómo superar nuestra enemistad con DIOS? ¿Cómo salir del dominio de este mundo? ¿Cómo superar el hecho de que el ser humano, pecador por naturaleza, pueda tener compañerismo con el DIOS santo por naturaleza? Estas son algunas de las inquietudes del ser humano de ayer, de hoy y de siempre. Desde Génesis se inicia la búsqueda del ser humano para recobrar su lugar original, pero en los misterios de DIOS está el cumplimiento de su plan eterno, que es el de hacer al ser humano miembro de su familia (Efesios 2:19).
Así que el ser humano no está solo en esta búsqueda, porque su amante Creador comienza a buscarlo también. Por eso, tenemos que encontrar las barreras que nos separan de DIOS y derrumbarlas. La respuesta a ese problema es JESÚS, su encarnación y el Calvario es la solución, porque allí: “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10 RV60). El apóstol Pablo recuerda el cumplimiento de la profecía de Génesis 3:15 en JESÚS: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gál. 4:4). ¡JESÚS es la simiente de la mujer!
En estos días en que celebramos el Nacimiento del Salvador prometido en Génesis 3:15 no debemos perder de vista, que el personaje central de toda la Biblia es JESÚS, más de trescientas profecías del Antiguo Testamento apuntan hacia Él, diciéndonos que es el Mesías prometido.
En el Nuevo Testamento los apóstoles apelan a dos aspectos de la vida de JESÚS para establece su calidad del Mesías prometido, uno es su resurrección, y el otro, el fiel cumplimiento de la profecías mesiánicas en Él. Algunas se cumplieron en JESÚS en aquella primera Navidad: “Y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). En realidad, la Navidad, en el Plan Eterno, fue idea original de la Providencia: “Por eso, cuando Cristo vino al mundo, le dijo a Dios: No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado. Pero me has dado un cuerpo para ofrecer” (Hebreos 10:5, NTV). En relación con el ser humano, la Navidad comenzó en Génesis.
¡Feliz Navidad!
¡Adelante, siempre adelante!
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