miércoles, 15 de diciembre de 2021

ENCARNACIÓN DEL HIJO

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Francisco Aular

faular@hotmail.com

MIÉRCOLES, 15 de diciembre de 2021

Lectura devocional: Gálatas 4:1-7

Pero, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. Gálatas 4:4 (NTV)

 

Estamos viviendo tiempos difíciles, tiempos proféticos: “¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!”(Isaías 5:20, NVI). Son tiempos amargamente conflictivos, de total desprecio a la vida, de desprecio al cuerpo humano. Cada año, las estadísticas reflejan la muerte de miles de jóvenes asesinados, las masacres que hacen los terroristas a seres humanos inocentes en nombre de su religión, las guerras,  a pesar de tantas asambleas mundiales sobre la paz, el dramático aumento del número abortos y suicidios, la autodestrucción de los cuerpos por la farmacodependencias, son apenas, algunas conductas dañinas que están desvalorizando el cuerpo humano que, polvo o no, es la creación más amorosa, más inteligente y más perfecta de DIOS.

 

El cuerpo, sostenían los griegos, no es esencial para la persona, se posee solamente por su razón instrumental; en un texto de “Fedón”, Platón dice que por culpa del cuerpo, a los seres humanos, “no nos es posible tener un pensamiento sensato”. Los judíos, en cambio, afirmaban que la persona no puede prescindir del cuerpo, insistían que el ser humano no tiene un cuerpo, es un cuerpo. Esta maravilla anatómica no es consecuencia de una evolución biológica a partir de una célula marina, sino que es creación única y directa del Logo, de la Palabra, de DIOS. De ahí su gran valor, y por eso, el respeto y honor que recibe el cuerpo de un ser humano aún después de muerto.

 

Por otra parte, en la concepción cristiana del Nuevo Testamento, el cuerpo recibe el lugar que le corresponde: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). 

 

Pues bien, las doctrinas filosóficas o religiosas que castigan el cuerpo, lo maltratan, lo afean y menosprecian, ¡están muy lejos del cristianismo verdadero! El cristianismo bíblico, no concibe la felicidad celestial prescindiendo del cuerpo, a la manera griega, sino que recurre al futuro cuerpo resucitado, que como JESÚS, algún día poseeremos, que si bien es distinto al que se deposita en la tumba, continúa siendo indispensable en el plan eterno de DIOS.

 

De esta manera, llegado el tiempo en que, la Palabra, el VERBO había de hacerse un cuerpo, el PADRE se lo “preparó”. Según la expresión de Hebreos 10:5, DIOS estaba revalorizando el cuerpo humano, elevándolo, desde donde había caído por la desobediencia de Adán, hasta su plenitud en la perfección de la obediencia en JESÚS, de esta manera, el cuerpo volvió a su categoría original que DIOS tuvo en mente (Efesios 1:4-6). Partiendo desde allí, se hace claro en nosotros que la gran celebración que hacemos en estos días es que, la Navidad es la Encarnación del HIJO para comprarnos la Salvación y llevarnos a Él.

 

¡Feliz Navidad!

¡Adelante, siempre adelante!

 

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