Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. 1 Timoteo 2:1,2 (NVI).
Escucho que un grupo de pastores de mi denominación bautista del sur en Estados Unidos han tomado sus púlpitos para fijar sus posiciones políticas a favor de determinados candidatos, y desde allí hacen sus propagandas…
¡En tiempos como este, no es hacia la política partidista que debemos mirar sino a DIOS! ¡Esto mide un poco hasta dónde hemos descendido nosotros, juntamente con nuestra generación! ¿Dónde están los hombres y mujeres de DIOS que oran por un avivamiento espiritual?
Hoy necesitamos a hombres como Abraham intercediendo por un pueblo pagano como Sodoma y Gomorra; como Moisés intercediendo delante de un DIOS airado por el pecado idolátrico de Israel, Su pueblo. El Señor le dijo: "Déjame que los destruya" (Deuteronomio 9:14 NIV). Moisés se asustó de la ira y el justo enojo de DIOS, pero libró una de las grandes batallas que los intercesores por sus naciones hacen, y con esa grandeza que sólo tienen los hombres y mujeres de oración por sus pueblos, dijo: "Volvió entonces Moisés para hablar con el Señor, y le dijo: — ¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses de oro! Sin embargo, yo te ruego que les perdones su pecado. Pero si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del libro que has escrito!" (Éxodo 32:31,32 NIV).
De hecho, nosotros sabemos que cuando oramos DIOS trabaja. La oración es un asunto serio que puede sacudir a nuestras naciones y al mundo entero. Yo la he llamado la bomba "O", detonémosla, DIOS puede cambiar la historia si consigue que alguien ore.
No se trata de que la oración sea poderosa en sí misma, sino a QUIEN va dirigida. Hacia DIOS Todopoderoso quien promete hacer grades cosas y vencer dificultades que nosotros desconocemos:
Unámonos a los ministerios de oración por un mundo en crisis porque es tiempo de orar. ¡Ah! Que pudiéramos orar como Nehemías: “Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos, te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel”. (Nehemías 1:5,6, NVI).
Sí, aparta tiempo para la oración. Es: Tiempo de orar.
Perla de hoy:
DIOS es todavía, el DIOS de la historia. Nada humano es demasiado grande o pequeño como para no llevarlo delante de Él, en nuestro tiempo de orar.
Interacción:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjanos tus comentarios