Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura devocional: Lucas 1:26-38
Y ahora,
concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (RV60)
Recordemos la cita de gran historiador Latourette: “Puesto que el
cristianismo tuvo su nacimiento, sus primeros triunfos y su primera plaza
fuerte en el mundo grecorromano, fue profundamente afectado por este mundo. En
su organización y su modo de pensar se conformaba en parte con él”. En otras palabras, el cristianismo nació en un contexto
pagano, por lo tanto, paganos fueron los idiomas, las vías de comunicación, las
distintas religiones que surgieron después del diluvio, el dinero, lo
socio-cultural y por supuesto, el gobierno. Así que, le correspondió al Cristianismo,
abrirse paso en un mundo adverso. Al menos, es admirable el triunfo del Cristianismo
sin el uso de la espada, y el derrumbe del Imperio Romano en el cual
nació. Como lo reconociera el
mismo Napoleón: “Alejandro, César,
Carlomagno y yo fundamos imperios. Pero ¿sobre qué reposaba la obra de nuestro
ingenio? Sobre la fuerza. Jesucristo edificó Su imperio sobre el amor, y aun en
este momento millones de hombres darían la vida por Él".
La salvación del pecador es iniciativa de DIOS desde el principio hasta
la glorificación del nacido de nuevo en la eternidad futura. ¡Uno no gana ni
pierde la salvación por unirse a una celebración casi universal de la mayoría
de la Cristiandad, como lo es la Navidad! De paso, ya no será pagana si un
cristiano nacido de nuevo la celebra con JESÚS como la razón de ser de la
Navidad. Es una gran oportunidad para hablar, hacer el bien, mostrar nuestra
paz y gozo por la Encarnación del SEÑOR. Únase al pueblo de DIOS y diga con los
ángeles aquella noche de la primera Navidad: “¡Gloria a Dios en la alturas, y
en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (Lucas 2:14,RV60).
Otro
trasfondo pagano lo tienen el nombre de los meses del calendario y hasta el
nombre de los días de la semana que utilizamos hoy, entre ellos el mes de
diciembre, sí ¡diciembre!, y lo digo con exclamación, debido a que es un mes de
muchas emociones. ¿Fue siempre así? La historia nos dice esto:
En el primer calendario romano el año tenía diez meses. Se hacía comenzar el
año nuevo en Marzo, por lo tanto, Diciembre era el décimo y último mes del año.
Esa es la razón de su nombre actual. Después, el año pasó a constar de doce
meses, intercalando los meses de Julio y Agosto, los cuales fueron nombrados
así para rendirles honor a los emperadores Julio César y Augusto. Así diciembre
pasó de ser el décimo a decimosegundo mes pero conservó su nombre hasta hoy.
¡Parece ridículo y una locura que digamos que no vamos a utilizar el calendario
porque es pagano!
Ahora decimos con mucho gozo: ¡Llegó diciembre! Y es un mes de grandes
celebraciones en ocasión de fin del año. Entre todas, la más importante: el
Nacimiento de JESÚS. Pero la fecha no tiene una fuerte evidencia histórica.
Algunas fuentes han sugerido en otoño, algunos piensan en agosto, otros el 29
de Septiembre o en primavera, tal vez el 2 de Abril. La Iglesia Ortodoxa
celebra el 6 de enero, el nacimiento de JESHÚA su nombre hebreo o JESÚS en
español.
Todo lo que podamos decir en contra de la celebración de la Navidad,
revela nuestra condición legalista y no el énfasis que la celebración lleva
implícita: la gracia y el amor de DIOS. Vale decir, que cuando los cristianos
lograron la conquista de celebrar en esa fecha el Nacimiento de JESÚS y
sustituir con ello la que se hacía en honor del dios sol, hicieron lo que todos
nosotros deberíamos hacer, hoy: ¡Abrir espacios para celebrar con mucho gozo de
espíritu al SEÑOR JESUCRISTO porque Él y solo Él es y será siempre nuestro Sol
de Justicia!: “Mas
a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas
traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada” (Malaquías 4:2 (RV60)). Lo importante es el hecho en sí, poco importa el día o
el mes en que verdaderamente nació: “El verbo se hizo carne y habitó entre
nosotros”. El Nacimiento de JESÚS no es un accidente, como tampoco lo es el de
ningún ser humano, pero en el nacimiento de JESÚS, y Su irrupción en la
historia de la humanidad, es avalado por más de trescientas profecías del Antiguo
Testamento. En efecto, el SEÑOR JESÚS nació en un paréntesis de la eternidad,
como lo es la vida humana. Nació en el tiempo de DIOS y para la eternidad. Con
ello, DIOS mismo se puso a nuestro lado. ¡Puso su tienda de campaña al lado de
la nuestra! ¡Eso hay que celebrarlo! No solamente en diciembre, sino cada día
de nuestras vidas.
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
De todos los goces del
espíritu, nada se puede comparar con el hecho maravilloso de la Encarnación de
tu Hijo JESÚS. Nada se puede comparar con esa Natividad. Gracias por todos los
dones que con Él nos diste, especialmente la Vida Eterna. Como ofrenda de
gratitud te ofrezco mi vida para tu servicio. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No se tiene el verdadero significado de la Navidad si
JESÚS, el Cumpleañero, no está en el corazón de los que celebramos.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un nuevo pensamiento para llevarlo conmigo?
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