Francisco Aular
perlasdelalma@gmail.com
Lectura
devocional: Lucas 1:26-38
Y ahora,
concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. (RV60)
Tengo delante de mí un librito que una secta está
distribuyendo por millones en el mundo. Los miembros, como en la mayoría de las
sectas, siguen ciegamente a sus líderes y lo que estos proclaman, sus medias
verdades, entre ellas, atacar las bases mismas de la fe verdadera como lo es la
divinidad de JESÚS. No es de extrañarnos, pues es una secta que ha derivado en
religión meramente humana y que como muchas de esas religiones, practica una
salvación por obras, por lo cual podemos aplicarle lo dicho por JESÚS de los
fariseos: ¡Guías ciegos! Cuelan el
mosquito pero se tragan el camello (Mateo 23:24. NVI). Para sectas como ésta es esencial abstenerse de la celebración de
algunas fiestas cristianas, entre ellas, la Navidad. Este sacrificio los ayuda
-según ellos-, a mantenerse apartados y perfectos para que DIOS, los salve.
Actualmente, escucho de algunos cristianos evangélicos que no están celebrando
la Navidad, y con ello están haciendo eco a los enemigos de esta gran
celebración. Nadie niega que la Navidad se haga en muchos lugares sin guardar
el verdadero significado, pero, humildemente pienso que, el remedio no es eliminarla,
sino rescatar para el Cristianismo su verdadero significado.
Los que hemos emigrado a otros países, entre las cosas nuevas que nos encontramos
son las celebraciones nacionales. ¿Cómo decidir cuáles practicar y cuáles no?
·
Primero,
averiguar si tal fiesta va en contra de los principios bíblicos que nosotros
hemos escogido como nuestra única norma de fe y práctica. ¡No celebro!
·
Segundo,
investigar, según la Biblia, si esa celebración es neutral, es decir ni buena
ni mala. ¡Puedo o no celebrar!
·
Tercero,
aunque la celebración en cuestión no aparezca en la Biblia es “celebrable”,
sino contradice sus principios y valores. ¡Sí la celebro!
Los judíos
que nos han heredado el Antiguo Testamento, tienen hasta el día de hoy muchos
días de fiestas y celebraciones. Algunas de ellas muy específicas, y que son de
ley celebrarlas para su salvación. Con la venida del SEÑOR JESÚS se abrió el
principio amplio de la gracia de DIOS. Cubre tanto al pueblo judío como a
nosotros los gentiles y ahora somos un solo pueblo. ¡En la salvación por
gracia, entramos nosotros que éramos paganos! Antes de CRISTO, teníamos que
hacernos judíos y con todo sería una salvación de segunda clase! En efecto en
esta era de la gracia, la salvación es de primera clase para “todo aquel que
cree” ya no depende de ritos y fiestas: “No permitan, pues, que nadie los
juzgue por lo que comen o beben, o en relación con los días de fiesta, la luna
nueva o los días de reposo.” (Colosenses 2:16 RVC). La salvación es el Regalo
de DIOS en la Persona de JESÚS: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron.
Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un
premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros
puede jactarse de ser salvo”. (Efesios 2:8,9,NTV). “¡Gracias
a Dios por este don que es tan maravilloso que no puede describirse
con palabras!” (2 Corintios 9:15 NTV) Creo que es legítimo que celebremos con
mucho gozo y gratitud tan hermoso Don de DIOS.
Con esto
en mente es propicia la ocasión para recordar en estos días, aunque sea
brevemente, los orígenes de la celebración de la Navidad. Primeramente, debemos
notar que el cristianismo surgió teniendo como marco histórico el Imperio
Romano, cuando éste se hallaba en la plenitud de su poder, y eso constituía el
mundo civilizado de entonces. Como dice el historiador Latourette: “Puesto que
el cristianismo tuvo su nacimiento, sus primeros triunfos y su primera plaza
fuerte en el mundo grecorromano, fue profundamente afectado por este mundo. En
su organización y su modo de pensar se conformaba en parte con él”. (Kenneth Scott Latourette, Historia del
Cristianismo, Tomo 1. El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1967, p. 51).
¡El
Cristianismo surgió en medio de aquel paganismo reinante prácticamente desde la
caída de Adán! Por ello, buscar el paganismo dentro de la celebración de la
Navidad, encontrarla no le llevará mucho tiempo. La Navidad es una celebración
que todavía está luchando para abrirse paso en medio de este mundo perdido y
bajo el poder del maligno. Desde luego esa lucha espiritual, es cierta también
con la Natividad del SEÑOR y sus otros actos salvíficos consecuentes con este
hecho. Ahora bien, si hemos sido salvos por fe, la gracias de DIOS, nos hace
libres para nuestra decisión de celebrar este acontecimiento, o no. Sin
embargo, al conmemorarla recordando el nacimiento de aquel niño judío llamado
Yeshúa, no se quedó allí: todavía estamos en el proceso de ver completo el cumplimiento
o panorama total de las profecías predictivas, entre ellas: “Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha
dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero
Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6,NTV).
Perdómeme
que sea reiterativo en este punto: El celebrar la Navidad, no le añade nada a
su salvación; pero celebrarla, tampoco le quita nada a dicha salvación, la cual
es por fe y no por obras. Como DIOS me hace libre a través de CRISTO, yo decido
unirme a las profecías bíblicas –tenemos muchos versículos- de esta magna
celebración cristiana-familiar y
le digo con todo mi ser:
¡Feliz
Navidad con JESUCRISTO en su corazón!
Oración:
Amantísimo Padre Celestial:
De todos los goces del espíritu,
nada se puede comparar con el hecho maravilloso de la Encarnación de tu Hijo
JESÚS. Nada se puede comparar con esa Natividad. Gracias por todos los dones
que con Él nos diste, especialmente la Vida Eterna. Como ofrenda de gratitud te
ofrezco mi vida para tu servicio. En el nombre de JESÚS, amén.
Perla de hoy:
No se tiene el verdadero significado de la Navidad si JESÚS, el
Cumpleañero, no está en el corazón de los que celebramos.
Interacción:
¿Qué me dice DIOS hoy por medio de su Palabra?
¿Existe una promesa a la cual pueda aferrarme?
¿Existe una lección por aprender?
¿Existe una bendición para disfrutar?
¿Existe un mandamiento por obedecer?
¿Existe un pecado por evitar?
¿Existe un
nuevo pensamiento para llevarlo conmigo
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